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La cruz procesional de Valdelinares está hecha con el fuselaje de un avión republicano de la guerra civil La cruz procesional de Valdelinares está hecha con el fuselaje de un avión republicano de la guerra civil
Un vecino de Valdelinares, sacando la cruz, como marca la tradición, en una de las procesiones realizadas en el municipio

La cruz procesional de Valdelinares está hecha con el fuselaje de un avión republicano de la guerra civil

El bombardero francés cayó sobre la localidad y los vecinos auxiliaron a sus ocupantes
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Cruz Aguilar

En tiempos de guerra todo material metálico era bueno, y más para el herrero del pueblo, Simón Górriz, que no puso ningún reparo en reconvertir parte de la chapa de aluminio del avión francés de las brigadas internacionales que cayó sobre el término municipal en varios artilugios metálicos, entre ellos una cruz procesional sobre la que colocó un Cristo, el sagrado corazón y varias estrellas en bronce para que destacaran sobre el gris metálico de la cruz. La pieza sigue presidiendo actualmente el altar de la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves de Valdelinares y sale en procesión tres veces al año, con motivo de las festividades grandes de la localidad.

Todos los vecinos conocen la procedencia de las chapas que la conforman, puesto que sobre los ocupantes del bombardero derribado han escuchado múltiples historias. Fueron los vecinos del municipio los que auxiliaron y cuidaron en sus propias casas a los cuatro tripulantes, dos heridos de carácter grave y otros dos leves, que sobrevivieron al siniestro y también quienes recogieron al fallecido.

Según explica el investigador Javier Julio García Navarrete, periodista vinculado a Valdelinares y que realizó un minucioso trabajo para recopilar información a través de entrevistas a los lugareños que atendieron a la tripulación, la localidad vivía “ajena al conflicto” hasta ese 27 de diciembre de 1936, que fue cuando cayó el bombardero en una zona conocida como Los Planos. El aeroplano de las Brigadas Internacionales era un Potez 540Ñ, pertenecía a la escuadrilla de André Malroux y su misión era “bombardear ofensiva y continuadamente Teruel”.

Detalle del troquel realizado en la cruz
La cruz se compone de varias chapas
Sagrado Corazón en la parte trasera

Aterrizaje de emergencia

Sin embargo, no completó su misión porque su motor resultó tocado por la artillería enemiga y tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en las lomas de Los Planos, que, como explica el periodista vinculado a Valdelinares, estaban señaladas en el mapa como campo de aterrizaje en caso de emergencia.

La historia de ese avión derribado sirvió de base para la elaboración de la película L’espoir, cuyo título significa La Esperanza pero fue traducida como Sierra de Teruel, y realizada por el político y conocido escritor francés André Malraux, que la rodó en Barcelona en 1938, en plena guerra civil. Tuvo que terminarla en Francia y, aunque se proyectó un par de veces en 1940 en París, en España no se estrenó hasta 1978, ya en plena transición. Malraux participó también en las labores de rescate y evacuación de los pilotos.

La responsable de la Oficina de Turismo de Valdelinares, Teresa Lozano, cuya familia fue una de las que acogió a los tripulantes heridos en su casa, indica que la cruz se fabricaría posiblemente en los años de la guerra o poco después. Junto a ella, el herrero forjó otros artilugios, como una hornacina para albergar una imagen religiosa, algunas puertas o lámparas, aunque el paradero de todas esas piezas es desconocido en la actualidad. Sí se conservan algunos fragmentos del fuselaje que fueron guardados por un vecino. García Miravete comenta que el metal era muy valorado en esa época y Simón Górriz sacaría el máximo partido de él en su fragua.

“Todos los vecinos saben que la cruz está hecha con piezas del avión de la guerra y lo valoran, además está en la iglesia todo el año con humedades y sin ningún tipo de protección y no se oxida”, argumenta Teresa Lozano.

De peregrinaje a la Vega

La cruz viaja cada año, el último fin de semana de mayo, hasta la Virgen de la Vega, junto a los romeros de Valdelinares que participan en la rogativa. También recorrer las calles del pueblo en las tres procesiones que se hacen para las fiestas de julio en honor a San Cristóbal, Santa Bárbara y San Roque.

Las piezas metálicas no fueron lo único que se aprovechó del avión republicano que cayó sobre Valdelinares porque, como le relataron al periodista Javier Julio García Miravete algunos años después, los niños cogieron “las gomas de los depósitos para hacer pelotas”.