La Feria Antiquarius cierra su edición con más público aunque con menos ventas que otros años

La undécima edición de Antiquarius, la Feria de Antigüedades, Almoneda y Coleccionismo de Calamocha, ha vivido este fin de semana su edición más participativa con 24 expositores y unos 1.500 visitantes, gracias a la calidad del certamen que cada vez se conoce en más lugares. Sin embargo, la actual situación económica ha hecho que las ventas hayan sido más flojas que en otras ocasiones.

El gerente de la Institución Ferial de Calamocha, Juan Ignacio Ibáñez, aseguró que la feria había funcionado “extraordinariamente bien” y que había sido el año “con más volumen de visitas” y con una oferta con un gran volumen de piezas en los expositores.

“Hay piezas de calidad y hay mucha oferta, eso hace que se corra la voz y que esta feria tenga buena prensa”, resaltó Ibáñez.

Los visitantes procedían de toda la comunidad autónoma y también de otros territorios cercanos como Valencia o Molina de Aragón (Guadalajara).

A pesar de la gran afluencia de público, los expositores comentaban que las ventas estaban siendo menores que en otras ediciones. “La gente no quiere gastar mucho y busca cosas pequeñas”, comentó una de las expositoras, Olga Doménech, que era el segundo año que participaba en el certamen de Calamocha, llegada desde Lleida.

Expositores

Eliseo Gómez, expositor de la localidad oscense de Fraga, también señaló que había muchos visitantes pero que la mayoría acudían para ver y no para comprar. Lamentó que las plataformas on line de venta de artículos de segunda mano han afectado el sector, sin embargo, destacó que este tipo de ferias aporta cosas que no hay en internet. “Puedes tocar la pieza, recibes una explicación sobre la antigüedad, es bonito porque además es un encuentro entre coleccionistas”, señaló el expositor.

Los aficionados locales a las antigüedades no se quisieron perder esta cita, como Susana Camín que es de Calamocha acudió al recinto ferial con su madre que “le gusta mucho” y destacó que la oferta era muy variada este año.

Para otros visitantes era la primera vez que asistían a la feria como Dani Pantea, de Alcañiz, que había estado hace dos semanas en la Feria Militaria, en la capital del Bajo Aragón, y que había decidido conocer la oferta “más amplia” de Antiquarius.

Las actividades complementarias son otra de las apuestas para hacer más atractiva Antiquarius. En la jornada de ayer se celebró una concentración de vehículos clásicos con una treintena de participantes de la provincia de Teruel, de Zaragoza y la Comunidad Valenciana. Además, se realizó una visita al conjunto etnológico del Puente Romano: martinete, molino y lavadero de lanas.

Decoración

La Gitanilla, establecimiento de antigüedades y restauración de Calamocha, realizó una masterclass sobre cómo integrar una pieza antigua en una decoración actual.

“Lo más importante es no sobre cargar y combinar bien los colores y combinar la utilidad con la belleza porque si es una pieza a la que le das un uso no te cansas de ella”, explicó Rubén Giménez, de La Gitanilla que también aconsejó no comprar con prisas cuando se trata de antigüedades para hacer una buena elección que se integre bien en la decoración de la casa.

Por otro lado, el grupo de recreaciones históricas Retaguardia, de Zaragoza, en colaboración con el grupo Primera Línea, de Huesca, han participado en la feria con cuatro puntos ubicados a lo largo de la zona expositiva en la que se recreaban diferentes aspecto de la Guerra Civil: un puesto de transmisiones, un puesto de mando, un campamento de tropas regulares y un hospital de campaña.

Gonzalo Luna, de Retaguardia, explicó que a través de estos cuatro puntos se hacen visitas guiadas con una pinceladas de cómo fue la contienda. Se representa la zona republicana y la nacional y la zona neutral que ocupó la Cruz Roja con la atención sanitaria. “La gente ha mostrado interés y como Teruel fue una zona donde hubo mucho conflicto, la gente mayor se acerca y te cuenta cosas”, comentó el recreacionista.