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La mecanización de la escamonda podría ofrecer una segunda oportunidad a los árboles trasmochos La mecanización de la escamonda podría ofrecer una segunda oportunidad a los árboles trasmochos
Una máquina cargadora apila los troncos en un montón y las ramas para virutas en otro

La mecanización de la escamonda podría ofrecer una segunda oportunidad a los árboles trasmochos

La utilización de maquinaria pesada abre una ventana de rentabilidad que hace sostenible su mantenimiento
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José Luis Rubio

A los árboles trasmochos se les abre una segunda oportunidad de supervivencia que pasa por una nueva ventana de rentabilidad. El Servicio Provincial de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón está terminando una gran actuación en la arboleda singular del Alto Alfambra coordinada con otra intervención de la Confederación Hidrográfica del Júcar en las que en total, se ha trabajado en cerca de un millar de ejemplares en los términos municipales de Jorcas y Allepuz, respectivamente. Además de la importancia de la obra por su volumen, la verdadera relevancia de la intervención pasa por la mecanización de los trabajos, que se han realizado con maquinaria pesada que se emplea para la tala de pinos.

“No es específica para trasmochar. Es una procesadora  forestal que está hecha para cortar madera a ras de suelo”, explicó a pie de obra el ingeniero de montes del Servicio Provincial de Medio Ambiente, Miguel Ángel Lázaro, que reconoció que aunque “no es específica para ello porque hay que cortar la madera a varios metros de altura, estamos viendo que es posible cortarla”.

Según el técnico ambiental, la procesadora no solo corta las vigas de los chopos o las sargas, sino que “aparte de cortar la viga y dejarla en el suelo, la clasifica según la calidad de la madera de reforma que las primeras trozas, que tienen más calidad, pueden ir destinadas a una industria de sierra y el resto de las ramas y de la viga se saca entera para luego astillarla en un punto de reunión”, y añadió que “hemos accionado en más de 500 árboles, en total han salido unas 1500 toneladas de madera, de las cuales aproximadamente el 25 por ciento se puede destinar a la industria de sierra, a los aserraderos, y el resto es madera para trituración”.

Alto Alfambra

Con el sistema que se ha probado en el Alto Alfambra, la procesadora, que está diseñada para cortar los árboles casi a ras de suelo, toma como suelo la propia cabeza del trasmocho. “No está cortando en el suelo como sería lo normal y para lo que está diseñado, sino que está cortando a varios metros de altura y por eso en algunas ocasiones simplemente la corta pero no puede llegar a manejarla y bajarla al suelo y otras, si la viga es muy grande, la corta, la empuja y la deja caer”.
 

Trabajadores forestales cargan material en su vehículo


La primera experiencia de cortar trasmochos con esta maquinaria se realizó el año pasado en Gúdar y Allepuz. Desde ese momento, el maquinista que lo realizó “ha ido cogiendo experiencia. Más que un maquinista, ahora tiene la visión de un motosierrista y puede ver la caída de cada viga, dónde la apea o dónde tiene el hueco”, explicó Lázaro, que señaló que tras este tiempo de formación, “este año ha sacado muy buen rendimiento”.

En los trabajos de escamonda que Medio Ambiente ha llevado a cabo en Jorcas han trabajado dos personas en la mecanización, una en la procesadora y otra más a los mandos de la cargadora para apilar y clasificar la madera según su destino. Además, también han participado otros profesionales en otros trabajos complementarios, como el repaso de los tocones que quedan en algunos ejemplares cuando la máquina no puede apurar el corte a la cabeza.

La posibilidad de realizar la escamonda en tan poco tiempo y con tan poco personal permite coquetear con un nuevo umbral de rentabilidad. Esta nueva perspectiva podría devolver a los árboles trasmochos una segunda oportunidad favoreciendo su poda en el periodo adecuado de 20 años para explotar sus recursos madereros. Algunos de estos árboles habían estado más de siete décadas sin haber sido podados.

Industria rentable

Para poder hacer de este cultivo una industria rentable, el ingeniero de DGA señaló que la conveniencia de acudir a “tramos de gestión mayores” en los que hay que “hacer superficies mayores para que salga un producto que tenga o haya un volumen que tenga en el mercado una cabida” y detalló que “hasta ahora se estaba trabajando en pequeños rodales, en los que se hacían entre 50 y 100 árboles. Tenemos que irnos a más de 300 árboles para que salga bastante producto y que las empresas se interesen poder en hacer todo esto”.

Uno de los principales inconvenientes que se trata de resolver trabajando en volúmenes mayores es el de las distancias. La industrialización de los procesos recurriendo a maquinaria pesada hace que las distancias, por pequeñas que sean, cuenten. Así, el Medio Ambiente ha querido probar esos umbrales de rentabilidad en uno de los tramos con los accesos más complicados hasta la zona de corta, obligando a las máquinas a transportar la madera hasta zonas a las que pudiera acceder la procesadora.

“No sé si es una evolución, sobre todo pues porque hay algunos árboles que son muy viejos y ya a los que el motosierrista no podría subirse la cabeza. Pero ahora lo podemos hacer con esta máquina, podemos entrar en sitios donde a mano no se podía porque el destrozo también es grande” explicó Miguel Ángel Lázaro refiriéndose a que la “máquina es capaz de coger la viga y bajarla al suelo y colocarla con cuidado sin derribarla”. Sin embargo, el técnico apostó por una coexistencia del corte mecanizado y el manual.

El alcalde de Jorcas, Román Izquierdo, señaló la necesidad de la actuación llevada a cabo por Medio Ambiente “porque como hacía tantísimos años que la gente se marchó del pueblo y que no se había hecho una limpieza tan importante, había vigas estaban en mal estado y ahora volverán a crecer nuevas vigas”.

Izquierdo recordó que los chopos se habían usado tradicionalmente para reparar los techos de las casas del municipio y también como fuente de madera para calentarse en invierno. El edil también se refirió al carácter familiar de los trasmochos, plantados por generaciones anteriores y que “se tenían de herencia” porque los “habían plantado los abuelos”.

Acciones complementarias

Mientras que en la arboleda singular de Jorcas ha sido el Gobierno de Aragón el que se ha encargado de trasmochar más de 500 árboles, en Allepuz los trabajos han corrido a cargo de la Confederación Hidrográfica del Júcar.
 

Señalización de la última zona en la que se ha estado trabajando


“Con Confederación hay un convenio de colaboración en la que, poco a poco, se van un poco aunando sinergias. Ellos han estado trabajando en las Reservas Naturales Fluviales, donde pueden destinar presupuestos, y nosotros en la Arboleda Singular, donde también tenemos la capacidad de gestionar. Entonces, son dos actuaciones muy similares, usando los mismos criterios”, explicó Miguel Ángel Lázaro.

En la intervención que acometió el Departamento de Medio Ambiente el año pasado se podaron 190 ejemplares en una actuación manual. Después se empezó a trabajar de forma mecánica en la zona alta de Gúdar, en el valle de Motorritas, donde se podaron 900 árboles. Este año, en Jorcas, se han escamondado más de 500, mientras que simultáneamente se han trabajado otros 300 por la CHJ en Allepuz. Estas cifras arrojan un balance de casi 2.000 árboles en poco más de un año.

Medio Ambiente ha destinado un apartida de cerca de 100.000 euros para estos trabajos y aunque no se espera poder recuperarlos con la monetización de la madera, sí que su comercialización colabore en el coste de los cuidados para poder seguir llevándolos a cabo. “La cuestión es seguir esto un poco puliéndolo e intentar llegar a un modelo donde la propia industria demanda este producto y se pueda hacer de forma autofinanciable”, explicó. “Hemos aprovechado porque era una zona con muchas sargas muy viejas, se estaban cayendo muchas de ellas, y con una dificultad de acceso bastante importante. Entonces hemos pensado que en este momento que había recursos económicos públicos, destinarlos donde más difícil era la gestión”.

Entrar en un turno de 20 años

Cada chopo cabecero  produce una media de 2,5 toneladas de madera en un ciclo normal de escamonda. De esa cantidad de material la parte de más valor se dedicaría a la industria de la sierra, en diferentes mercados como el del embalaje, u otro tipo de productos de aserradero. Y la parte de menor valor, la más ramificada y la que tiene menos grosor, se tritura para hacer viruta, pastilla que se destina a biomasa o a ta fabricación de tableros de partículas. “Lo que realmente mata a los árboles es el peso, no es la longevidad. Es decir, una viga como las que hemos visto aquí, que puede tener una tonelada de peso encima de una cabeza que tiene el tronco podrido a tres metros, mecánicamente es muy inestable”, añadió.

En las podas de estas semanas se han sacado vigas de hasta 70 centímetros de diámetro que estaban muy pasadas de ciclo. “Esas vigas nunca tendrían que haber cogido un tamaño más de lo que es el trasmocho del chopo, de más de 30 centímetros, que eran las vigas que se utilizaban para la construcción. Ahora tenemos diámetros de 50 para arriba”, explicó el técnico de DGA, que confía en que con el sistema que se ha probado se puedan mantener los turnos habituales de escamonda de forma que cada 20 años se haya podido actuar en toda la arboleda singular. Esta zona, sujeta a la figura de protección, se encuentra parcelada en rodales cuya superficie puede variar media hectárea y una, lo que permite “ordenar la corta. Se ha establecido un turno de 20 años, de forma que cada 20 años podríamos cortar la arboleda en su totalidad, que es un poco más de lo que sería el turno normal. Ahora mismo, el 90 por ciento de la arboleda está pasada de turno y de esta forma la llevaríamos a un turno de 20 años, es decir, que pondríamos en turno ese arboleda y podríamos cortarla recurrentemente”, explicó el técnico.

La arboleda singular tiene una extensión de 51 hectáreas, y se ha trabajado aproximadamente en 6 de ellas. La arboleda está ordenada, tiene un plan de gestión y está dividida en 7 cantones, de forma que cada cantón tiene varios rodales. Hasta ahora se ha actuado sobre el cantón 5.