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La Orden Mercedaria, hoy día un ejemplo de vida abierta a todos, cumple 800 años La Orden Mercedaria, hoy día un ejemplo de vida abierta a todos, cumple 800 años
Los cuatro frailes que viven en el Monasterio de El Olivar Fernando Ruiz Valero, David Casas Bermejo, Juan Miedes Muñoz e Ignacio Conesa Buj (de izquierda a derecha)

La Orden Mercedaria, hoy día un ejemplo de vida abierta a todos, cumple 800 años

El Monasterio de Nuestra Señora de El Olivar en Estercuel es el único masculino de la provincia
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La Orden de Nuestra Señora de la Merced cumple este año su 800 aniversario. Fue fundada por San Pedro Nolasco en 1218 para la redención de los cristianos cautivos en manos de musulmanes. Los mercedarios se comprometen con un cuarto voto, añadido a los tradicionales de pobreza, obediencia y castidad de las demás órdenes, a liberar a otros más débiles en la fe, aunque su vida peligre por ello. Hoy es ejemplo de vida abierta a toda la sociedad. La Orden de la Merced cuenta con el Monasterio de Nuestra Señora del Olivar en Estercuel, que es el único masculino que queda en la provincia.  Fue fundado apenas medio siglo después de la Fundación de la Orden en Barcelona. Viven cuatro frailes que llevan las parroquias de los municipios más próximos, la hospedería, o el Centro Penitenciario de Teruel. El monasterio, hoy restaurado, es un monumento histórico artístico. 

La Orden Mercedaria cumplirá el próximo 10 de agosto ocho siglos de existencia. Fue San Pedro Nolasco quien en 1218 creó en Barcelona la Orden de Nuestra Señora de la Merced para la redención de los cristianos cautivos en manos de musulmanes. El entonces obispo de Barcelona, Belenguer de Palau y el Rey Jaime I auspiciaron la Orden Mercedaria que tomaron el hábito blanco, el escudo de la catedral de Barcelona y las cuatro barras de la Corona de Aragón. 

El superior de los Mercedarios del Monasterio de Santa María de El Olivar de Estercuel y barcelonés, Fernando Ruiz Valero, cuenta que hasta que no se tuvo casa propia, la Basílica de la Merced de Barcelona, los frailes estuvieron en el Hospital de Santa Eulalia.  San Pedro Nolasco acompañó a Jaime I en la Reconquista de Mallorca y de Valencia para ejercer las labores de redención. “La estructura era de una Orden Militar pero nunca combatió. Pasaba por los pueblos a recoger limosnas para rescatar cautivos”.

En España, la conquista de la Península Ibérica por los árabes en el año 711 y la subsiguiente resistencia cristiana llevaron a un conflicto de más de siete siglos. En el marco del mismo, ya sea en batallas o razzias, los dos bandos hacían cautivos que eran reducidos a servidumbre y estaban en peligro de perder la fe.​ Frente a esta situación, las autoridades públicas cristianas intentaron crear sistemas de redención de esos cautivos. La misma Iglesia se sentía concernida, llegando a ofrecer indulgencias de Cruzada a quienes defiendan a los cristianos de las razzias musulmanas (Clemente III en 1188 a los defensores de Tarragona). Es en este contexto histórico en el que surge la Orden de la Merced.

De Pedro Nolasco, el fundador de la Orden, se conoce que fue un joven mercader de telas de Barcelona, que intentó poner remedio a esta situación. Pronto empezó a actuar en la compra y rescate de cautivos, vendiendo cuanto tenía. La noche del 1 de agosto de 1218 se le apareció la Virgen María, le animó en sus intentos y le transmitió el mandato de fundar la Orden Religiosa de la Merced para la redención de cautivos. Esta advocación mariana, que nace en España, se difundirá por el resto del mundo. Fue aprobada por la Santa Sede en 1265.

Fue así como Pedro Nolasco funda una orden dedicada a la "merced" (realización de una buena acción sin esperar nada a cambio). Su misión era, pues, la misericordia para con los cristianos cautivos en manos de los musulmanes. Muchos de los miembros de la orden canjeaban sus vidas por la de presos y esclavos. En el año 1265 aparecieron las primeras monjas mercedarias, inspiradas por Santa María de Cervelló.

El reconocimiento oficial de la Iglesia universal vino de la mano del Papa Gregorio IX, quien aprobó la orden el 17 de enero de 1235, dándoles la regla de San Agustín.​ Estaba compuesta por religiosos y caballeros (frailes legos o coadjutores) que recibieron la institución canónica del obispo de Barcelona y la investidura militar del rey Jaime I el Conquistador.

Desde 1259 los padres Mercedarios empezaron a difundir la devoción a la Virgen de la Merced (o de las Mercedes), extendiéndola por el mundo. El culto se difundió muy pronto por Cataluña y por toda España, Francia e Italia a partir del siglo XIII. Los Mercedarios llegarán al continente americano y pronto la devoción a la Virgen de la Merced se propaga ampliamente. En muchos países, la Virgen de la Merced es muy conocida y venerada. Es la patrona de Barcelona, ciudad en la que falleció el fundador y de origen de la Orden.

Estercuel

La presencia de los Mercedarios en Estercuel fue próxima a la fundación, en 1260, apenas medio siglo después, reseñó el fraile Juan Miedes Muñoz, natural de Estercuel. 

Según cuenta la tradición oral, un pastor llamado Pedro Nobés halló, en el interior del tronco de un olivo, una imagen de la Virgen, El pastor corrió a contárselo a su señor, don Gil de Atrosillo. El pueblo de Estercuel, extasiado con la noticia, no tardó en organizar una romería para llevar la imagen a la iglesia parroquial. Pero cual no fue su sorpresa a la mañana siguiente al ver que la imagen volvía a encontrarse en el olivar. El acto se llevo a cabo repetidas veces y el resultado siguió siendo siempre el mismo, por lo que el señor de Estercuel, don Gil de Atrosillo, decidió erigir un santuario mariano en aquel lugar, respetando así la voluntad de la Virgen.

Los lugareños buscaron explicación a este hecho remontándose a la época visigoda. Se pensaba que en aquel lugar ya había existido anteriormente un santuario dedicado a la Virgen, cuya imagen, según se había transmitido de generación en generación, había sido escondida por los visigodos para protegerla ante la llegada de los musulmanes.

No obstante, esta no es la única versión sobre los orígenes del convento, pues la leyenda también ha sido contada de forma mas fantástica y literaria. Buen ejemplo de ello resulta la obra de Tirso de Molina, La dama del Olivar, en la que se narra una emocionante historia de bandoleros y señores tiránicos, cuyo telón de fondo es precisamente la milagrosa aparición de la Virgen.

Según el mercedario Joaquín Millán Rubio, estudioso del convento de quien se recoge gran parte de los datos históricos de este trabajo, el célebre pastor, Pedro Nobés, sí que existió, así como su señor, Gil de Atrosillo, señor de Estercuel, Gargallo y Cañizar. Este mandó construir una ermita y fue ciertamente el responsable de la llegada de los mercedarios. Un documento, fechado en 1260, muestra cómo Gil de Atrosillo les donaba la ermita, la casa de Santa María, el molino, el horno, el huerto, la viña de Estercuel, tierras de cultivo, dos bueyes, cien ovejas, las abejas de Cañizar, dos cerdas y permiso para cazar, pescar y talar árboles. Todo ello a cambio de ofrecer a un clérigo de la orden para que oficiara por los difuntos de la familia fundadora. El monasterio se ponía en marcha.

Siglo XVI

El actual monasterio fue construido entre el siglo XVI y XVII.  Fray Juan Cebrián, natural de Perales, General de la Orden y que llegó a arzobispo de Zaragoza y Virrey fue quien más hizo por el convento. El superior del monasterio, Fernando Ruiz, recordó otra fecha histórica del monasterio, la de 1835, con la Desamortización, que obligó a dejar a los frailes el convento de Santa María de El Olivar, regresando  en 1878. 

La siguiente reseña negra histórica fue la Guerra Civil, que causó 19 mártires del convento al mantenerse fieles a su fe.

En la actualidad, en el monasterio de los Mercedarios de Santa María de El Olivar viven cuatro frailes, Fray David Casas Bermejo, 83 años; Juan Miedes Muñoz, 67 años; Ignacio Conesa Buj, 73 años y el superior o comendador, Fernando Ruiz Valero, 53 años. 

Los frailes que han vivido a lo largo de los últimos 30 años en el monasterio de Santa María de El Olivar han restaurado el convento por fases y con financiación propia en el 90 por ciento de las obras  y trabajando ellos mismos. En la primera fase se restauró la iglesia y el singular claustro. En la segunda las habitaciones, 40, que hoy son en su gran mayoría hospedería. En la tercera fase se acometió la zona de servicios y de bodegas. Todas las actuaciones se han llevado a cabo con el proyecto del arquitecto alcañizano, José Fernando Murría. “Ha sido una restauración excepcional”, afirmaron los frailes. 

Hoy el convento de Santa María de El Olivar es una casa de espiritualidad, un santuario para la zona, hospedería, impartición de cursos, campamentos, donde se ofrece tranquilidad y espiritualidad para grupos que hacen retiros y convivencia, encuentros o simplemente turistas y opositores que quieren un lugar como el monasterio, que se financia principalmente gracias a la hospedería y donde se ha creado dos puestos de trabajo fijos más eventuales según las necesidades de los servicios. “Se dispone de una sala para acoger a 140 personas”.

En la labor pastoral, los frailes del monasterio atienden, además del convento, las parroquias de Estercuel, Gargallo, La Mata de Los Olmos, Crivillén, Los Olmos, Cañizar del Olivar, La Zoma y Ejulve. Igualmente se desplazan a la cárcel de Teruel para realizar la pastoral penitenciaria. Son los capellanes.

La vida monástica de los frailes mercedarios comienza a las 7 horas para iniciar la oración a las 7,45. Después del desayuno, 9, comienzan los trabajos, (campo, limpieza, acompañamiento de visitantes). A las 13,30 horas vuelve la oración y luego la comida. Por la tarde siguen las actividades laborales y atención a las parroquias. A las 20 horas, vísperas. A las 21 horas, cena y convivencia antes de ir a las habitaciones para descansar.