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La refortificación de fortalezas durante la I guerra carlista,  en el VI Congreso de Castellología La refortificación de fortalezas durante la I guerra carlista,  en el VI Congreso de Castellología
Castillo de Cutanda (Calamocha)

La refortificación de fortalezas durante la I guerra carlista, en el VI Congreso de Castellología

Se han presentado cuatro estudios referentes a la provincia de Teruel en el encuentro internacional celebrado en Aracena, en Huelva
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Por Javier Ibáñez González, Rubén Sáez Abad y José F. Casabona

Aracena (Huelva) acogió el VI Congreso internacional de Castellología, dedicado a fortificaciones de frontera y a otras líneas temáticas, como las nuevas tecnologías, el paisaje cultural fortificado y las fortalezas abaluartadas de ultramar. Tuvo lugar entre los días 9 y 11 de octubre y en el mismo se abordaron diversos temas vinculados con Teruel, como la fortificación y destrucción de los castillos durante la primera guerra carlista. Ha sido organizado por la Asociación Española de Amigos de los Castillos, la Junta de Andalucía y la Universidad de Huelva.

Cartel del VI Congreso internacional de Castellología

En esos tres intensos días se debatieron un total de 71 comunicaciones. De ellas 59 se centraron en fortificaciones españolas y/o en temas metodológicos; las 12 comunicaciones restantes se distribuyeron entre los castillos portugueses e italianos y distintas fortificaciones de Cuba, Colombia, Puerto Rico y Brasil.

Como suele ser habitual en estos casos, la comunidad autónoma anfitriona (en este caso Andalucía), fue la más ampliamente representada (29 comunicaciones). Pero fue Teruel la provincia no andaluza sobre la que se presentaron más estudios, con un total de cuatro comunicaciones; tres de ellas fueron realizadas por miembros de Arcatur (Asociación para la recuperación de los castillos turolenses); la cuarta, por técnicos de la empresa madrileña Mainel Intermediación Arquitectura.

Dos estudios de Cutanda

Las recientes intervenciones realizadas sobre el Castillo de Cutanda han dado lugar a la presentación de dos comunicaciones. La primera de ellas estuvo a cargo de Javier Ibáñez y Rubén Sáez (Arcatur). Se centró en los resultados de la intervención arqueológica realizada en 2023, asociada a la restauración de su Torre Celoquia. En ella se documentaron siete horizontes cronológico-culturales y estratigráficos. El más antiguo (H-7), se corresponde con los restos de un asentamiento de la cultura de Las Cogotas I (Bronce Tardío-Final), cuyas evidencias se conservaron inopinadamente en una depresión artificial, que no resultó destruida por la sucesión de ocupaciones. Del asentamiento celtibérico, ya documentado en prospección (H-6), únicamente aparecieron materiales descontextualizados, no conservándose ninguna estructura. La crucial etapa andalusí (H-5.b), en la que este enclave fue un hisn (castillo rural) centro de un iqlim (distrito), únicamente se encuentra representada por escasas y muy deterioradas construcciones, además de por muy abundantes materiales. Esta fortaleza debió ser reutilizada tras la Batalla de Cutanda durante casi dos siglos (H-5.a), espacio de tiempo representado por algunos niveles de basuras. Ya en la primera mitad del siglo XIV se empezó la construcción de la gran Torre Celoquia (H-4 o Castillo I de la Mitra), que no llegó a completarse, con significativos cambios de criterio, hasta el último tercio de esa misma centuria (H-3 o Castillo II de la Mitra). A partir del siglo XVI se inicia un periodo de paulatino deterioro (H-2), en el que también se registran algunas reformas. Durante la Primera Guerra Carlista la posición fue puesta en defensa por los liberales (H-1.b), destacando el hallazgo de una trinchera y de los restos de una galería que discurría por el interior de un muro. El último horizonte representado se asocia a su proceso de derribo y a la posterior evolución de los restos conservados (H-1.a).
 

Dibujo del Castillo de Segura de Baños, realizado por Jan Montes en 1840

Restauración

La segunda comunicación presentada sobre esta compleja fortaleza estuvo a cargo de Eva Niño, Elia San Román y Diego Vicente (Mainel Intermediación Arquitectura), autoras del proyecto de restauración del Castillo de Cutanda y directoras de su posterior ejecución. En este segundo estudio se expusieron los retos a los que debieron enfrentarse en esta complicada labor y las medidas adoptadas. Algunas de las soluciones son muy innovadoras, como las “ménsulas” destinadas a sustentar el forrado exterior de sillares, que permitieron que no quedasen ocultas las fases más antiguas del Castillo I de la Mitra. Otras, reflejan un gran esfuerzo por compatibilizar la consolidación de las estructuras visibles antes de la intervención arqueológica y las aparecidas en la misma, como la solución ideada para evitar el desplome de los restos de la esquina Suroccidental de la Torre Celoquia, y que, además, consiguió aumentar la legibilidad de los restos arqueológicos descubiertos. O el reto que supuso consolidar una serie de estructuras conservadas sobre unos rellenos arqueológicos muy inestables. Recordemos que estas obras de restauración fueron promovidas por el Ministerio de Hacienda y Función Pública y ejecutadas por la empresa Tragsa S.A.

Carlismo

Otra de las comunicaciones presentadas se centró en la refortificación de los castillos turolenses durante la Primera Guerra Carlista; y como resultado de ésta, la severa destrucción aparejada por este conflicto bélico. Corrió a cargo de Rubén Sáez, Javier Ibáñez y José F. Casabona (Arcatur). En este trabajo se analiza la evolución de las operaciones militares y la información aportada por las fuentes cartográficas y arqueológicas.
 

La Torre Pintada (Puertomingalvo) y el paisaje cultural asociado

Para el estudio del proceso de refortificación se cuenta con una excepcional cartografía militar, realizada por los mejores ingenieros militares del momento, herederos de la mejor tradición científica y técnica del ejército español del Siglo de Oro. Destacan los planos, secciones y perspectivas elaboradas por Mariano Miguel y Polo (1787-1857), Manuel Ubiña y Sánchez (1793-1853), Manfredo Fanti (1806-65), Antonio Sánchez Osorio (1811-68), Joaquín Terrer y Ruiz (1813-1882), Crispín Giménez de Sandoval (1813-81), Joaquín de Zayas y Vega (1813-85), Ramón de Ugarte y Palomares (1814-65), Francisco de Alemany (1815-79), Francisco Coello de Portugal y Quesada (1822-98), Salvador Arizón y Castro (1822-63) y Juan M. Burriel (1823-77).

Los trabajos arqueológicos también han aportado hasta la fecha un importante volumen de información sobre la refortificación y/o los enfrentamientos bélicos que tuvieron lugar en los castillos de Alcalá de la Selva, Montalbán, Castellote, Albentosa y Cutanda y en la ciudad de Teruel, además de sobre la maestranza de artillería de Cantavieja.

Masías fortificadas

Una de las líneas temáticas de este VI Congreso internacional de Castellología fue la del paisaje cultural fortificado. Se trata de un ámbito muy escasamente estudiado desde la castellología, circunstancia corroborada en el propio congreso por la presentación de tan solo 6 comunicaciones sobre este tema. Una de ellas se centró en el paisaje cultural de las masías fortificadas en la provincia de Teruel, trabajo realizado por Javier Ibáñez, José F. Casabona y Rubén Sáez (Arcatur). Este estudio contempla una doble vertiente: la concreción física de este paisaje cultural y su dimensión simbólica e ideológica.
 

Asistentes al Congreso que fueron a visitar el Castillo de Aracena

En cuanto a la concreción física, dada la gran variabilidad territorial del mas fortificado y el excelente grado de adaptación de éste a su entorno, resulta imposible definir un “paisaje-tipo”. Por ello, la vía de aproximación adoptada es la de comparar el paisaje cultural de las masías fortificadas con el de las masías no fortificadas de su mismo municipio; esta estrategia de trabajo ha permitido establecer una serie de tendencias bastante claras y generalizadas, referidas a su mayor superficie y a una distribución diferencial de usos del suelo, a su visibilidad y situación respecto a las vías de comunicación, la configuración del caserío, etc.

En cuanto a la dimensión simbólica, resulta más sencillo establecer conclusiones generales, aunque con matices asociados tanto a las distintas etapas que comprenden este fenómeno (mas fortificado “clásico” y masías torreadas de Edad Moderna), como a la titularidad del territorio sobre el que se asentaron (tierras de realengo o de señorío). En todo caso, queda claro que los creadores de las masías fortificadas pretendieron crear hitos de referencia dentro del paisaje cultural, destinados a demostrar la importancia de su linaje dentro de la comunidad de la que formaban parte. Y que, en la medida de lo posible, intentaron asociar a las mismas otros hitos de carácter religioso (capillas o ermitas), reforzando así la componente simbólica del conjunto.
 

José Francisco Casabona presentando la comunicación sobre la fortificación y destrucción de los castillos durante la Primera Guerra Carlista

Un buen momento

Estos trabajos, junto con los presentados en los últimos años en otros congresos, los libros editados y los numerosos artículos y reportajes publicados en revistas aragonesas y medios de comunicación, demuestran la intensa labor realizada, tanto en investigación como en difusión, sobre los castillos turolenses.

Además, estos trabajos han ido acompañados de labores de consolidación y restauración de numerosas fortalezas, de la generación de rutas e instalación de mesas de interpretación y del auge del aprovechamiento turístico-cultural de estos edificios, con 138.328 visitantes en 2023. Por todo ello, se puede afirmar el buen momento de la castellología turolense, refrendado en este VI Congreso Internacional.