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La renacida cofradía de la Sangre de Cristo recupera la historia y las procesiones en Monreal del Campo La renacida cofradía de la Sangre de Cristo recupera la historia y las procesiones en Monreal del Campo
Belén Navarro y Samuel Hernández, responsables de la cofradía. J. L. R.

La renacida cofradía de la Sangre de Cristo recupera la historia y las procesiones en Monreal del Campo

La hermandad celebra 10 años desde que se recuperó en 2014 tras su desaparición en la Guerra Civil
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José Luis Rubio

Monreal del Campo vive su Semana Santa de una forma más intensa, más espiritual y más fervorosa desde que hace una década la Cofradía de la Sangre de Cristo resurgiese de sus cenizas y se pusiera al frente de la celebración pascual con el afán encomiable de recuperar las tradiciones ancestrales del municipio y los objetos con los que se exaltaba la Pasión de Jesús, su muerte y su resurrección dentro del rito católico. Es la versión 2.0 de la Sangre de Cristo, que ha tenido la fortuna de encontrar y recuperar buena parte del patrimonio imaginero del municipio que se creía perdido tras la Guerra Civil.

El resurgir de La Sangre de Cristo de Monreal devuelve a la escena religiosa a una de las cofradías más antiguas de la Comarca del Jiloca, que se fundó en 1818.  “Ya llevamos diez años desde que empezamos a recuperar la cofradía”, contó ayer la presidenta de la hermandad, Belén Navarro, dentro de la iglesia de la Natividad de Nuestra Señora, en Monreal del Campo. Sin embargo, el arranque de la versión 2.0 de la cofradía fue paulatino y no empezó “desde el principio a salir con tambores y bombos” y se prefirió  emplear los primeros pasos de la sociedad para “recuperar la historia , cómo se llamaba y más cosas” para tres años después de su refundación salir a la calle a procesionar con tambores y bombos.

Sin embargo, desde la directiva de la hermandad se reconoce la incongruencia con la tradición, ya que se sabe que “en Monreal no había tambores y bombos. Había matracas”, explicó la presidenta de la sociedad.

Navarro insistió ayer en la vocación de recuperación de las costumbres tradicionales monrealenses. “No hemos incorporado nada nuevo y lo que hemos hecho ha sido recuperar”, insistió la presidenta, que recontó, no sin cierto orgullo, que en la actualidad la Sangre de Cristo agrupa a 130 cofrades, de los que 30 tocan alguno de los instrumentos de percusión.  No titubeó Navarro al explicar el motivo que les animó a recuperar la cofradía: “Fue por envidia”, dijo la directiva, movida por “ver los pueblos de alrededor, que tenían una Semana Santa preciosa, con sus tambores y sus bombos, y en las que hay gente que saca los pasos”, mientras que en la capital del azafrán solían quedarse pasos dentro de la iglesia sin salir a procesionar por falta de peaneros. Actualmente la procesión del Viernes Santo salen hasta siete imágenes en procesión, además de estandartes y faroles.

Además de miembro de la directiva de la cofradía, Samuel Hernández colabora en el Consejo Parroquial y se encarga del mantenimiento del templo. “Llevo unos seis años en la cofradía y aunque no toco el tambor sí que hago otras cosas”, explicó. Junto a él, su esposa, Elena Armengod, también se alistó hace seis años en la hermandad de la Sangres de Cristo “para ayudar porque me gusta apoyar cosas del pueblo para que salgan adelante”. Samuel Hernández es quien abre la procesión. Portando una cruz, es el encargado de marcar los ritmos, la correcta alineación de todos los elementos del desfile y de ordenar las paradas y, además, es quien pone las cruces del Calvario ante las que se hace la reverencia con todos los santos.

Actualmente la Sangre de Cristo procesiona tres veces en la Semana Santa. El viernes Santo mantiene la procesión que se hacía antes de su refundación con los Faroles de las Siete Palabras, el estandarte de las Hijas de María,  el del Corazón de Jesús, San Juan, La Magdalena, La Piedad, La Dolorosa, Santo Paso, Ecce Homo y el Cristo de la Cama, que ha incorporado el palio. Sin embargo, ahora la comitiva va acompañada del dramático sonido de los tambores.  Además, el Jueves Santo se hace la rompida de la hora en la puerta de la Iglesia, el sábado se hace la procesión de María, La Dolorosa, y el domingo se celebra la Procesión del Encuentro tras recuperar la talla de Jesús Resucitado.

Tríptico de la representación del Abajamiento. J. L. R.

Sacando a la luz tesoros

No sin cierta suerte, la Cofradía de la Sangre de Cristo ha recuperado un buen número de objetos religiosos. Imágenes, lienzos, estandartes, relicarios, libros de música y de liturgia y un sin fin de elementos religiosos que estaban cerrados en un cuarto desde la Guerra Civil y que se creían perdidos para siempre han aparecido gracias a la labor de la directiva de la hermandad en su misión de recuperar los ritos y las tradiciones del municipio.

Lo que hasta hace cinco años se llamaba el cuarto de los trastos, ahora es casi un museo de arte sacro.  “Ahí había de todo y solo entraban las cuatro mujeres más mayores para coger algo. Nunca se entraba hasta el fondo. Una  vez dijimos que nos faltaba sitio para los carros (de los pasos de Semana Santa)  empezamos a moverlo todo para aprovechar lo que estuviera bien y tirar lo que no. Y es cuado salió todo esto”, recordó Hernández, que también atribuyó parte del mérito al padre Avelino Belenguer, el actual párroco.

Entre las imágenes que se han recuperado del hasta ahora cuarto de los trastos destaca una imagen de Jesucristo Resucitado, que ha permitido incorporar este importante episodio pascual a la procesión del Domingo de Resurrección. “No se hacía porque no había talla. Y resulta que sí había, pero que hacía 90 años que no salía”, celebró Navarro.

Junto al Resucitado aparecieron otras tallas como Santa Bárbara, Santiago Apóstol, que es el copatrón de esta iglesia, y salió alguno más.

Entre el material que se ha rescatado de esta estancia se encuentran también uniformes de la cofradía. Cuando se impulsó de nuevo la hermandad, en 2014, se hizo en un color granate “y al abrir un baúl que estaba ahí, en el cuarto, salió que iban en un color ocre. Si lo hubiéramos sabido lo hubiéramos puesto igual. Poco a poco van saliendo cosas de la cofradía, como el emblema, que apareció también en una bandera después de habernos vuelto locos  buscando uno, y resulta que estaba en una bandera ahí plegada”, dijo la presidenta.

El lienzo de la Inmaculada, tras su restauración, preside el altar mayor.  J. L. R.

El Abajamiento

Monreal celebraba hace 90 años la recreación del Abajamiento en la que se recreaba el episodio evangélico del Descendimiento de Jesús de la Cruz mediante figuras de madera articuladas. Entre los tesoros que ha recuperado la cofradía están muchas de las piezas de esta representación. Así, con el Cristo de la Cama que ya se exhibía en una vitrina en una de las capillas del tempo, ahora se cuenta con las imágenes de La Dolorosa y la Verónica, dos figura articuladas de las  que se ha rescatado también sus ropajes y que mediante poleas realizaban algunos movimientos durante la representación.

“El Abajamiento de Monreal, según el libro de Serafín Aldecoa,  puede ser uno de los más antiguos de la provincia  de Teruel”, presumió la presidenta, que apunto que en este episodio participaba todo el pueblo de Monreal. Además, “era todo por herencias. La familia que hacía de romanos, eso pasaba de padres a hijos”, señaló Samuel Hernández.

Uno de los objetos más llamativos de cuantos se recuperó tras permanecer 85 años oculto olvidado en una estancia de la iglesia de Monreal es el tríptico del escenario en el que se representaba este episodio. Se trata de un decorado de tres paño de más de 10 metros de altura con distintas imágenes costumbristas pintadas, casi como un trampantojo, y que ahora se ha instalado en una de las capillas del templo. “Creo que hay uno en San Martín del Río. En el Jiloca no hay ninguno como este en la Comarca del Jiloca. Data de finales del XIX o principios del XX, según el historiador José María Carreras y está muy bien conservado’, señaló Navarro, que insistió en este último punto porque los paneles  habían permanecido 85 años abandonado entre sacos de arpillera y paja, lo que le ha preservado de la humedad.

Por el momento solo se ha recuperado el patrimonio, pero en el ánimo de la directiva de la hermandad está el recuperar la tradición y volver a representarla. “Ahí hay que recuperar textos, coger a gente que quiera hacerlo ... quedan cosas pendientes para poder hacerlo”, explicó Navarro.

La Inmaculada

El retablo mayor del templo está presidido por un lienzo de grandes dimensiones, de más de seis metros, de la Inmaculada. “La Inmaculada ha impactado mucho en el pueblo”, explicó Navarro. La suerte volvió a sonreír a los responsables de la sociedad y una vez destapada la pintura acertaron a colocarla, no sin cierta dosis de fortuna, en su lugar original en el altar mayor. “Venía la gente mayor y nos decía que este cuadro antes estaba aquí”, recordó Navarro.

Otro golpe de suerte hizo que un feligrés, que ha preferido mantenerse en el anonimato, se impresionase al volver a ver la imagen de sus primeros oficios religiosos y se comprometió a sufragar su restauración, que se llevó a cabo en 2018.