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La sala capitular de la Catedral de Albarracín albergará los bienes muebles La sala capitular de la Catedral de Albarracín albergará los bienes muebles
La sala capitular con algunos de los bienes catedralicios, antes de comenzar las obras de recuperación del espacio que está desarrollando la Fundación Santa María

La sala capitular de la Catedral de Albarracín albergará los bienes muebles

Será un almacén donde las piezas no expuestas se guarden con criterios de conservación
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Cruz Aguilar

La Fundación Santa María de Albarracín está acondicionando la sala capitular de la Catedral de la ciudad con el fin de convertirla en una zona de almacenaje para todos los bienes catedralicios que no estén expuestos. Se trata de un espacio de gran tamaño donde tenían lugar las reuniones del cabildo catedralicio y que después fue usado como museo.

Los trabajos de albañilería comenzaron hace ya un mes y han consistido en la retirada del suelo de madera, que estaba carcomido, presentaba muchas humedades e incluso huellas de termitas. Por otro lado, se ha retirado la pintura plástica de los paramentos y en algunos sectores se ha descubierto que hay pinturas que posiblemente se realizaron en el siglo XVIII. Antonio Jiménez, gerente de la Fundación Santa María,  indicó que esperaban que apareciesen decoraciones porque se trata de un espacio que era utilizado para “tomar las decisiones más importante de la diócesis”. El  objetivo es recuperarlas para dejarlas visibles.

La sala, que tiene casi 70 metros cuadrados, albergó el primer Museo Diocesano de Albarracín y sus paredes fueron modificadas para tal fin, ya que de ellas colgaron los valiosos tapices de la colección catedralicia. Para dar ese uso museístico al espacio se lucieron las paredes, lo que posiblemente haya perjudicado considerablemente a las pinturas que hay debajo, y se colocó el pavimento. “Se eliminaron huellas que podrían ser importantes para su configuración histórica”, relata Antonio Jiménez. Estas actuaciones se llevaron a cabo entre los años 70 y 80 y han permanecido hasta hoy, cuando se busca dar una nueva utilidad a este espacio.

Las decoraciones han aparecido, según explica el gerente de la Fundación Santa María, también en el pasillo de acceso a la sala, que tiene unos 22 metros cuadrados y que también serán recuperadas por el equipo de restauración de la Fundación Santa María.

Mobiliario específico

La institución quiere tener listo el espacio en mayo, aunque todavía quedarán pendientes parte de los equipamientos porque el presupuesto disponible es de 35.000 euros que serán insuficientes. La idea es colocar armarios que garanticen la conservación de las piezas y cuyo coste es más elevado que los convencionales, según dijo Jiménez. El gerente especificó que cuentan con parte del mobiliario gracias a una donación que les realizó el Instituto de Patrimonio Histórico de España, que les facilitó algunas cajoneras para textiles que habían desechado en su última remodelación. 

Muchas de las claves para acondicionar tanto el espacio como el mobiliario que van a utilizar las han obtenido de los diferentes cursos de conservación preventiva que se han realizado en la ciudad. En algunos de ellos se ha fundamentado cómo deber ser el acondicionamiento de la sala y han realizado el plan director sobre el almacenaje de la Catedral. Ahí se especifica qué es lo que hay que hacer con cada uno de los materiales para salvaguardarlos de las injerencias de la temperatura, humedad y polvo. En esa documentación se recogen los tipos de vitrinas más aconsejables así como las cajoneras y los armarios que garanticen la preservación tanto de los ropajes como de las piezas de diferentes materiales existentes. 

En este sentido Antonio Jiménez comentó que la Catedral cuenta con más de un millar de bienes que deberían estar catalogados y ordenados en el interior de la Catedral. Entre ellos hay muchas piezas de orfebrería, ropas litúrgicas o cuadros. También estará ahí el amplio archivo musical catedralicio, sobre el que el músico Jesús María Muneta ha investigado pero en el que todavía hay que intervenir para garantizar su conservación puesto que algunos de los materiales están afectados por el ataque de hongos. 

Antonio Jiménez destacó una gran parte de estos materiales catedralicios se han restaurado a lo largo de las diversas ediciones de los Cursos de Restauración de Bienes Muebles que organizan en colaboración con el Inaem. “Los restauradores se alimentan de estas piezas”, señala haciendo referencia a que son estas piezs las que sirven al alumnado para aprender las mejores técnicas sobre cada uno de los bienes en función de los materiales que los comonen.