Los aliados liberan un pueblo italiano de los nazis en el VIII Memorial March de Albentosa

Explosiones, gritos, olor a pólvora, humo. Soldados corriendo con metralletas, lanzagranadas y mapas asomando de sus uniformes desgastados. La guerra llegó ayer, concretamente la II Guerra Mundial, a Albentosa de nuevo. Un total de 200 recreacionistas convirtieron la localidad de Gúdar-Javalambre en un pueblo italiano tomado por los nazis y liberado por los aliados que, ayudados por los partisanos italianos, lograron sorprenderles y vencer la batalla.

Las calles se transformaron en vías y las plazas en piazzas, mientras que los carteles de productos italianos y de propaganda hitleriana colgaban de las paredes. La batalla que se libra en las calles de Albentosa está totalmente guionizada y cada uno de los participantes sabe el puesto que tiene que ocupar, cuándo debe disparar e incluso el punto exacto donde caer abatido. Está todo preparado, “los puestos están distribuidos y se diseña el avance de las tropas y de la artillería”, comenta José Miguel Alfonso, que forma parte de la Asociación Screaming Eagles Valencia, que es la que ha organizado las ocho ediciones del Memorial March.

Recreaciones históricas en España hay muchas, sobre todo en la zona norte, según especifican los participantes, pero la peculiaridad de Albentosa son sus escenarios. Poder librar una batalla en estrechas calles con casas de piedra o desfilar por la Vía Verde, en un entorno natural que bien podría localizarse en Normandía, Italia o en la Alemania de los años 40, resulta muy atractivo para los participantes y, sobre todo, permite llevarse de allí un gran recuerdo en la memoria y unas fotografías irrepetibles.

Historia viva

Entre los recreadores hay más hombres que mujeres y la mayoría son adultos porque, como apunta el sevillano José Antonio Jiménez, son grandes aficionados a la historia, un tema que “interesa muy poco a la mayor parte de los jóvenes”, lamenta. Francisco Valero, que también es de Sevilla, añade que en otros países hay más interés por conocer su pasado y el 6 de septiembre, fecha del Desembarco de Normandía, con el que se puso fin a la II Guerra Mundial, echan mano de recreadores para que acudan a los colegios a explicar este episodio que marcó el devenir mundial.

Leandro Aguilera, que acudió desde Gerona ­–“de observador, porque el uniforme que llevo no es de esta batalla”, declaró–, fue más allá en sus planteamientos al matizar que en España la historia está “muy politizada” y se tiene mucho en cuenta quién va a ganar la batalla que se recrea para conceder los permisos, algo que no ocurre en Albentosa, donde el Ayuntamiento permite “dinamizar el pueblo a través de un museo vivo, que es lo que somos los recreacionistas”, sin tener en cuenta si en el momento que rememoran salen mejor parados los vencedores de la guerra o los vencidos.

En Albentosa los vecinos tienen oportunidad de ver en sus calles uniformes, vehículos y complementos que, fuera del Memorial March, sólo es posible admirarlos en vitrinas de museo. “Nosotros hacemos la historia aquí”, recalcó uno de los participantes una vez concluida la batalla, en sus palabras de agradecimiento para los albentosinos, a quienes los 200 recreadores brindaron un caluroso aplauso por el “cariño” que sienten cuando libran allí su guerra.

La alcaldesa de Albentosa, Yolanda Salvador, destaca la importante repercusión que tiene el Memorial March en la localidad, no sólo porque se llenan todos los alojamientos de la zona durante el fin de semana, sino porque los vídeos e imágenes que toman allí circulan por toda Europa. Además, aunque el evento se concentra en dos días, los organizadores viajan al municipio durante el año y también hay participantes que luego acuden con sus familias a hacer turismo. “Es algo distinto y estás recreando la historia para los negocios del pueblo es un importante revulsivo”, especifica la regidora, quien apostilla que se trata de una de las mejores recreaciones de la II Guerra Mundial que se hacen en España y es “porque el entorno gusta mucho”, dice.

La mayor parte de los soldados que se tirotean en las calles de Albentosa son amigos en la vida real. Comparten su afición por la historia y, en concreto, por un periodo específico y sus vestimentas son réplicas exactas de las que usaron las enfermeras americanas, los soldados alemanes o los partisanos italianos. Cuidan hasta el mínimo detalle incluso con las armas que, sin embargo, no son reales y ni siquiera de fogueo. Aunque no disparan, sí logran simular una batalla real gracias a la pirotecnia y a las bombas de humo, que lanzan por las calles para crear una atmósfera estremecedora, impregnada de un fuerte olor a pólvora y a la gasolina de los coches y motos que circulan durante el episodio bélico.

Ayer a los recreacionistas profesionales se sumaron un grupo de valencianas que se vistieron a la moda italiana de los años 40 para dar ambiente. Carmen, Belén, Juani, Arantxa, Rosi y Amparo pasaron el fin de semana en Fuen del Cepo, invitadas por su amigo Javier Navarro, que también acudió con traje de época. Todos ellos recibieron el diploma que les acreditaba haber participado en el VIII Memorial March y ya estaban pensando en el atavío del año que viene: “Esto ha sido pensado con dos semanas, casi no nos ha dado tiempo, pero para el año que viene nos lo curraremos más”, indicaban.

De templario a nazi

Entre los participantes hay uniformes que van desde los soldados rasos hasta el Estado Mayor. Juan Manuel Baeta, de Castellón, era ayer un teniente coronel al mando de Hitler y explica que los ascensos suelen ir con la edad. “Llega un momento que tienes que ser un oficial de alto grado o convertirte en un volkstum, que eran los particulares ya ancianos a las que los alemanes les daban abrigo, casco y fusil para defenderse”, relató. Entre los aficionados a recrear la historia hay de todas las profesiones, desde mecánicos a abogados, sanitarios o miembros del ejército. En su caso tiene varios trajes porque se siente atraído por diversas épocas y hace menos de un mes fue templario en Rubielos de Mora. También reencarna a un policía militar hindú porque, apunta, “es muy raro dedicarte sólo a un periodo y una nacionalidad, sueles hacer varios y siempre con el rigor histórico de lo que llevas”.