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Los expertos aconsejan analizar al microscopio la raíz de la planta trufera antes de plantarla Los expertos aconsejan analizar al microscopio la raíz de la planta trufera antes de plantarla
La inauguración oficial del VI Curso de Truficultura Práctica tuvo lugar en la sede de la comarca Gúdar-Javalambre, en Mora de Rubielos. S. Sánchez

Los expertos aconsejan analizar al microscopio la raíz de la planta trufera antes de plantarla

Mora acoge un nuevo curso de truficultura
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Cruz Aguilar

El coste de analizar la planta para sembrar una hectárea de carrascas truferas ronda los 135 euros y es la garantía de que, si se cumplen otros condicionantes de suelo o clima, la plantación funcione. Por eso Eva Gómez, técnica del Centro de Investigación y Experimentación en Truficultura de Huesca, aconseja siempre, antes de proceder a la siembra, realizar un análisis de las raíces. La especialista en control de calidad ofreció la última charla del VI Curso de Truficultura Práctica que se inició el lunes en Mora de Rubielos, auspiciado por la Universidad de Verano de Teruel (UVT) Fundación Antonio Gargallo y la Asociación de Truficultores y Recolectores de Trufa de Teruel (Atruter).

Aunque hay diversas metodologías para el control de la micorrización en planta, en el Centro de Huesca utilizan el denominado INIA-Aragón que, según comentó Eva Gómez, exige que las raíces estén como mínimo al 30% de micorrización por Tuber melanosporum. 

El porcentaje de otros hongos contaminantes debe ser como máximo del 30%, aunque en ningún caso debe ser por otro tipo de tuber, ya que si se localiza un solo ápice con otras trufas, como bruma, se deshecha todo el lote. “Lo que sí se permite, hasta un máximo del 30% son aquellos hongos que son habituales en el campo”, detalló.

Gómez comentó durante su intervención que las plantas también deben de cumplir una normativa en lo que a nivel forestal se refiere. Precisó que deben de estar sanas vegetativamente, tanto en la parte aérea como en la raíz y los tallos. En el caso de las raíces, señaló que no deben de estar reviradas, es decir, vueltas hacia arriba en el contenedor y especificó que una planta “nunca debe de estar más de dos años en el vivero”.

Control obligado en Huesca

En la provincia de Huesca la Diputación sigue subvencionando la plantación trufera y exige que toda la planta que se siembre pase por este centro de control de calidad. Además, hasta allí también llegan particulares que desean conocer el porcentaje de micorrización de los plantones que han comprado.

 El precio de analizar una planta se eleva a 45 euros, aunque no es necesario pasar todas las raíces por el microscopio, sino que se hace un muestro de los lotes. “De cada lote de mil plantas se cogen seis muestras como mínimo”, detalla la investigadora. El número de plantas necesario para una hectárea son entre 200 y 250 y en este caso se recomienda analizar tres como mínimo para poder obtener una mejor visión de conjunto del lote.

El VI Curso de Truficultura Práctica cuenta con un total de 60 personas. Entre los asistentes hay tanto truficultores como personas que se están iniciando y estudiantes de diversos sectores. “Este año hay participantes de prácticamente toda España”, especificó María Martín, que es la directora del curso. Así, se han matriculado personas de todo Aragón, la Comunidad Valenciana, La Rioja, Cataluña, Cantabria, Castilla León y Castilla La Mancha, entre otros. 

El éxito de la actividad es que las enseñanzas son eminentemente prácticas y los asistentes reciben nociones tanto de análisis al microscopio como de manejo de la plantación o conservación del producto postcosecha. 

Este año se va a incidir especialmente, según concretó María Martín, en temas de producción y tramitaciones legales ya que así lo demandaron los alumnos de la pasada edición en las encuestas realizadas. Y es que hay aspectos que en ocasiones no se han tenido en cuenta a la hora de iniciar una plantación, como la concesión de aguas o los cultivos previos de esa finca, y luego se han convertido en un grave problema para el truficultor.

Precisamente la charla de Martín estuvo enfocada hacia la eliminación de los posibles errores que hasta ahora se han cometido en las plantaciones. “Cualquier equivocación puede significar que nunca cojas trufas”, especificó. Una de las más habituales es no tener en cuenta los cultivos anteriores de la finca, lo que provoca contaminación por hongos si ha habido otras encinas o pinos. En el caso del cereal, el campo requiere un tratamiento específico y sencillo que “consiste en pasar un subsolador”. Así, la experta explicó que cuando ha habido muchos años de laboreo para el cereal, se crea una capa impermeable que, de no romperla, impide la penetración de la carrasca, que no puede desarrollar su sistema radicular. 

A la inauguración del curso asistió el director de la Fundación Antonio Gargallo, Alfonso Blesa, quien destacó el gran interés que suscita el curso, para el que siempre quedan varias decenas de personas en lista de espera. “Cada año centra su interés en distintos aspectos vinculados a la truficultura, de ahí que haya alumnos que repitan porque van conociendo diferentes partes de este cultivo”, aseveró.

En la sesión del lunes también intervino Julio Perales, que habló del manejo de plantaciones productoras, y Sergi García, que centró su intervención en la gestión del riego en truficultura.