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Los puentes de Teruel constituyen un patrimonio olvidado pese a su gran potencial turístico Los puentes de Teruel constituyen un patrimonio olvidado pese a su gran potencial turístico
Puente de Fortanete. Carlos Casas

Los puentes de Teruel constituyen un patrimonio olvidado pese a su gran potencial turístico

En la provincia hay llamativas construcciones a las que no es posible acceder porque no están señalizadas
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Cruz Aguilar

Los puentes fueron fundamentales para salvar ríos, sobre todo en determinadas épocas del año, y los primeros que se construyeron en la provincia de Teruel no están asociados a caminos relevantes sino que, como explica Carlos Casas, ingeniero de Caminos e investigador de este tipo de infraestructuras, “fueron soluciones puntuales y aisladas para salvar dificultades en una zona concreta”. 

La mayor parte de los puentes de piedra que se conservan en  Teruel, que son alrededor de medio centenar, según los cálculos realizados por Casas, son de tipología medieval, lo que no quiere decir que se construyeran en la Edad Media, puesto que algunos de ellos se levantaron incluso en el siglo XX. Casi todos ellos pasan desapercibidos ya que no hay ninguna señalización ni mucho menos paneles que relaten su historia, aspectos que serían clave para su impulso a nivel turístico.

Aunque la creencia popular atribuye a los romanos buena parte de los más antiguos, la realidad es que en todo Teruel no hay un solo puente levantado durante la época de ocupación de Roma. Hay un dato en este sentido que es clave, como apunta Carlos Casas, que precisa que todos los puentes diseñados por romanos tienen una anchura de 4,5 metros. Sin embargo, el experto asegura que ha tenido que preguntar “por el puente romano” en varias localidades como única forma de llegar hasta esa construcción de piedra que nadie conoce por su propio nombre. En algunos casos el arraigo ha sido tan fuerte que incluso se han señalizado de forma errónea. 

Todos los secretos sobre los puentes de la provincia se incluirán en una publicación sobre la historia de las carreteras de Teruel que está elaborando Carlos Casas y que editará el Instituto de Estudios Turolenses (IET).

El puente Viejo de Alcañiz es uno de los más antiguos que se conservan en el territorio turolense, aunque está tan reformado que su tipología actual es más bien barroca, dice el especialista. Otro de los más antiguos es el de Valderrobres, que es de finales del siglo XIV; o el de Luco, del XV.

La tipología medieval difiere de la renacentista o barroca en que esta suele tener la sillería más uniforme y mejor trabajada y en que la rasante suele ser recta y mucho más horizontal que la medieval. 

Los puentes diseñados por ingenieros pueden ser de piedra, ladrillo o de ambos y su sillería es muy cuidada y uniforme. Además, se ensartan en carreteras y caminos por lo que su anchura mínima es de 4,5 metros, que es la que tenían las vías de tercer orden. El principal cambio entre los puentes anteriores y los diseñados por los ingenieros es que en estos últimos ya había un estudio de la fuerza que ejercían los arcos y no requerían unas pilastras tan gruesas para sujetarlos. 

En este sentido, Casas explica que los de tipología medieval eran pasos utilizados en sendas, por eso eran sumamente estrechos. Una de las características es que la mayor parte de ellos se levantaron para cruzar ríos poco caudalosos o de estiaje, por lo que su construcción no fue tan compleja como los que salvan cauces importantes y continuos.

En la provincia de Teruel hay varias infraestructuras de este tipo que tienen un gran valor tanto  a nivel patrimonial como porque se enclavan en lugares de gran belleza paisajística. Sin embargo, en algunos casos ni siquiera los lugareños los conocen y es difícil llegar hasta ellos. Los que pasan más desapercibidos son, según concreta el experto, aquellos de uso cotidiano. 

Casas comenta que sí hay algunos municipios que han revalorizado sus puentes arreglándolos e incluso colocando señales y paneles informativos. Sin embargo, en otros el cemento tapó, tras la última intervención, buena parte de las piedras o incluso se han adosado tuberías o colocado postes de la luz sobre ellos. 

Maravillas y la Virgen del Cid

El Puente de las Maravillas, entre Mosqueruela y Vistabella, es uno de los preferidos de Carlos Casas, que los ha recorrido prácticamente todos. Explica que está en un entorno natural de gran belleza y, sin embargo, desde Mosqueruela es difícil llegar a él por falta de señalización. Desde Vistabella del Maestrazgo resulta más sencillo porque hay varios indicativos del lugar donde se encuentra “el puente romano construido en época medieval”, destaca sorprendido el experto. 

Otro de los puentes más carismáticos, a juicio de Casas, es el situado sobre el antiguo camino a la ermita de la Virgen del Cid, en La Iglesuela. 

Algunas localidades, como Mirambel, Rubielos o Villarluengo, tienen varios de gran belleza, algo que permitiría realizar una ruta para recorrerlos todos. 

Estas construcciones han generado numerosos cuentos populares y cuenta Carlos Casas que es habitual la presencia de puentes denominados de El Diablo que, según la leyenda, fueron  construidos por el mismísimo Lucifer. En Teruel solo hay uno con este nombre y está en Rubielos, muy cerca de otro llamado del Ángel, que se llama así no porque se le atribuya ninguna construcción celestial sino por el paraje donde se ubica.

Los puentes que mejor han llegado hasta nuestros días son aquellos que cayeron hace tiempo en desuso porque no han requerido reparaciones para continuar empleándolos. Muchas de estas infraestructuras se perdieron con seguridad a lo largo del tiempo, sobre todo los levantados con tablas de madera, debido, principalmente a las riadas.