

Un ganadero de Guadalaviar, poco antes de iniciar su camino hacia Los Chorros, desde donde ya iniciarán la vereda, que se prolongará durante 23 días
Los trashumantes inician su camino al sur tras recibir ‘in extremis’ la guía de traslado a pie
Los pastores guiaron a las ovejas hasta Los Chorros y hoy iniciarán la vereda de 23 días
A los pastores trashumantes les llegó la guía que les permite trasladar a su ganado a pie el mismo día que tenían que iniciar la vereda. Este jueves 31 de octubre, justo antes de comenzar la ruta hacia Los Chorros, desde donde este viernes partirán camino al sur, recibieron el permiso que puso fin a días de continuas conversaciones en los que, según explican los ganaderos, desde el departamento de Seguridad Alimentaria del Gobierno de Aragón no han cejado en su empeño para lograr superar las trabas que, debido a las restricciones que hay por la enfermedad de la lengua azul, ponía el gobierno andaluz.
El camino se prolongará durante 23 días y las ovejas de Teruel proceden de una zona sin contaminar, que es lo que se ha tenido en cuenta a la hora de facilitar la movilidad.
La pastora de Guadalaviar concreta que se mueven “desde una zona limpia a una sucia”, por lo que los movimientos no están restringidos, según el documento publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación el 29 de octubre. En Teruel no se ha detectado ninguno de los serotipos, que sí afectan a varias zonas de Andalucía y Ciudad Real.
Arbués alabó el gran apoyo recibido por parte del equipo del Servicio de Sanidad Animal del Gobierno de Aragón, especialmente del director general, Eduardo Novales, puesto que en los últimos días no tenían claro si finalmente podrían iniciar su marcha. Los trashumantes explican que llegarán casi a final de noviembre, con los pastos ya brotados, por lo que si adelantan la llegada todavía no están disponibles para sus reses. Además, tampoco es viable retrasar la marcha por los periodos de parto de las reses.
En total, realizan la vereda unas 6.000 ovejas y 5.000 vacas, todas ellas afectadas por las restricciones de la lengua azul puesto que son rumiantes. Pertenecen a ocho ganaderos de ovino y cinco de vacuno, todos ellos de Guadalaviar, salvo uno de Orea, en Guadalajara, que aún tuvo más complicaciones puesto que su Servicio de Sanidad Animal no fue tan diligente como el aragonés.
El camino se prolongará durante 23 días y las ovejas de Teruel proceden de una zona sin contaminar, que es lo que se ha tenido en cuenta a la hora de facilitar la movilidad.
Intranquilidad
La trashumancia es una actividad tradicional que ya hacían los celtíberos y, sin embargo, cada año los pastores de Teruel están hasta última hora intranquilos por los permisos. “Estamos siempre en un ay, para movernos en camión no ponen ningún problema, pero para ir andando este año en un principio nos exigían vacunar a las ovejas, cosa que no pudimos hacer porque no hay dosis disponibles”, relata la ganadera Guadalupe Arbués.La pastora de Guadalaviar concreta que se mueven “desde una zona limpia a una sucia”, por lo que los movimientos no están restringidos, según el documento publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación el 29 de octubre. En Teruel no se ha detectado ninguno de los serotipos, que sí afectan a varias zonas de Andalucía y Ciudad Real.
Arbués alabó el gran apoyo recibido por parte del equipo del Servicio de Sanidad Animal del Gobierno de Aragón, especialmente del director general, Eduardo Novales, puesto que en los últimos días no tenían claro si finalmente podrían iniciar su marcha. Los trashumantes explican que llegarán casi a final de noviembre, con los pastos ya brotados, por lo que si adelantan la llegada todavía no están disponibles para sus reses. Además, tampoco es viable retrasar la marcha por los periodos de parto de las reses.
En total, realizan la vereda unas 6.000 ovejas y 5.000 vacas, todas ellas afectadas por las restricciones de la lengua azul puesto que son rumiantes. Pertenecen a ocho ganaderos de ovino y cinco de vacuno, todos ellos de Guadalaviar, salvo uno de Orea, en Guadalajara, que aún tuvo más complicaciones puesto que su Servicio de Sanidad Animal no fue tan diligente como el aragonés.