

Personas que dejaron todo para emprender en su propio pueblo o en el de acogida
Los protagonistas hablan de las ventajas y los escollos de las zonas despobladasLas personas que vivieron las inundaciones del pasado mes de octubre de Valencia sintieron cómo en un minuto se te va la vida. Por eso, la valenciana Andrea González decidió cambiar la suya de forma radical y coger, junto a su pareja, el hostal de Monterde de Albarracín, un pueblo que no conocían de nada pero que buscaba gerentes para su establecimiento hotelero. La joven fue una de las que participó ayer en la mesa redonda de emprendedores que residen en la Sierra de Albarracín y que se llevó a cabo en el marco de la jornada Quédate, impulsada desde la Diputación de Teruel y la Cámara de Comercio con el objetivo de despertar el interés por vivir en los municipios turolenses.
“Mi experiencia es casualidad, pero espero que sea la casualidad más bonita de mi vida”, explicó la gerente del hostal de Monterde, quien añadió que la vivencia, en el menos de un mes que llevan allí, es muy buena porque se han sentido “abrazados por todo un pueblo”.
En el debate tomó parte Elías Hernández, que va a coger el relevo de la farmacia de Gea de Albarracín. Relató que, aunque es de Gea, también ha estado muchos años fuera, una práctica que recomienda porque es muy enriquecedor para conocer y extrapolar problemáticas que se dan en entornos rurales y urbanos. Justifica su decisión de volver a la sierra por el “apego al territorio” que sus padres le han inculcado, a la vez que asegura tener allí “una vida plena’. Reconoce que “hay menos servicios”, pero plantea que “cada uno debe valorar a qué le da más importancia”, dijo.
Pablo Castaño es murciano y sus negocios hoteleros se fueron a pique con el covid. Por eso, decidió irse a Suiza a trabajar junto a su mujer y desde allí vieron un anuncio para gestionar el bar de Camañas, desde donde se han trasladado hace dos meses a Noguera de Albarracín, para llevar el Multiservicio y sin conocer de antemano ninguna de las dos poblaciones. Destacó la gran ayuda que tienen tanto de los responsables municipales como de la gente del lugar y aseguró que “es lo mejor” que ha hecho en su vida, “una gran decisión”, sentenció.
La responsable del Horno Montes Universales, de Bronchales, Marga González, decidió dejar Zaragoza para trasladarse a Bronchales, cuyos panaderos se jubilaban y ella quería gestionar el negocio, en el que habia trabajado ya algunos veranos. “Es tu pueblo y no te sientes solo porque tienes a la gente y a tus amigos, aunque sí echas de menos alguna llamada de las instituciones para ver qué necesitas” o cómo pueden echar una mano, lamentó. Animó a los emprendedores que se lo están pensando a que no lo duden, aunque detalló que no todo es un camino de rosas. En su caso destacó la complicación para encontrar personal en las épocas de mayor trabajo, como el verano.
Proyecto Desert
En la sesión de este martes en Noguera los investigadores de la Universidad de Zaragoza Isabel Antón y Adrián Gutiérrez presentaron el proyecto Desert, que se está desarrollando en las comarcas de la Sierra de Albarracín, Jiloca y Cuencas Mineras y tiene como objetivo plantear estrategias de dieta y ejercicio para lograr la equidad en salud en el medio rural.
Antón indicó que en el estudio se abordan dos tipos de desiertos, el alimentario y el de ejercicio. Se consideran desiertos alimentarios aquellas áreas que tienen acceso limitado a alimentos saludables o asequibles. Planteó que puede deberse a diferentes causas, bien por la inexistencia de tienda o porque, aunque esté el colmado, tiene unos precios muy elevados para la renta de la población. En cuanto al desierto de ejercicio, señaló que se tienen en cuenta el acceso a infraestructuras y programas que tienen que ver con la salud, así como la presencia de profesionales que enseñen a los usuarios a moverse y a adaptar el ejercicio a su salud y edad.
La idea es geolocalizar y hacer un mapeo de todos los servicios de alimentación y ejercicio que hay en las tres comarcas y Adrián Gutiérrez detalló que se tiene en cuenta tanto la distancia en kilómetros como la temporal, condicionada por el tipo de vía e comunicación y la meteorología.
Por su parte, Antón comentó que se van a tener en cuenta más de 140 indicadores que ayudarán a establecer comparaciones del estado de salud, socioeconómico y demográfico en función de la distancia a la que se encuentran de estos servicios. “Nuestra hipótesis de partida es que la calidad de vida es peor cuanto más alejados están los alimentos saludables y el ejercicio, pero hay que corroborarla”, aseguró. En el proyecto participan otras zonas rurales de Portugal y Turquía y está financiado con 600.000 euros procedentes de la Unión Europea.
Señaló que han empezado por Teruel, pero la idea es que se extienda a otras zonas despobladas de Aragón, porque el objetivo “es contribuir a la visualización del problema y a ponerlo en la agenda de los políticos para buscar soluciones e inversiones”.
Además, la idea es que se creen protocolos de actuación para que este trabajo se pueda replicar en otros países. Detalló además que el estudio no pretende intervenir, sino recabar información para seguir buscando apoyos económicos destinados a estas zonas. Durante el proceso de recopilación de información, ambos técnicos están recorriendo los diferentes pueblos para conocer las particularidades de cada uno en materia de alimentación y ejercicio físico.