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Samuel Bernuz: quedarse para fotografiar el futuro desde Las Cuevas de Cañart Samuel Bernuz: quedarse para fotografiar el futuro desde Las Cuevas de Cañart
Samuel Bernuz en su estudio de fotografía

Samuel Bernuz: quedarse para fotografiar el futuro desde Las Cuevas de Cañart

Un joven de 25 años demuestra, cámara en mano, que volver al pueblo es posible
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A sus 25 años, Samuel Bernuz ha tomado una decisión que muchos de su generación ni siquiera contemplan: quedarse en Las Cuevas de Cañart y construir allí un proyecto profesional propio. Mientras sus compañeros optaban por estudiar y trabajar en ciudades como Teruel o Zaragoza, él decidió regresar a su pueblo y apostar por algo distinto: un estudio de fotografía. Su empresa, SB Fotografía, trabaja principalmente para casas rurales, hoteles, pequeños negocios y empresas de la zona. Aunque actualmente sus clientes se concentran en Las Cuevas de Cañart y Castellote, su intención es expandirse a Mas de las Matas, Molinos y otras localidades cercanas.

“En el pueblo hay bastante empresa rural, pero la idea es moverme por toda la zona”, explica Samuel. Aunque lleva poco tiempo con el negocio, percibe que su apuesta tiene sentido. “Es arriesgado, porque no es un servicio básico en un pueblo. Pero al final intentas hacer lo que te gusta, en el sitio que quieres vivir. Intentas luchar un poco”, reflexiona. Y añade que, precisamente por ser un servicio poco habitual, también hay más oportunidades de consolidarlo: “No hay mucha competencia”.

De las ambulancias a la fotografía

Antes de lanzarse a la fotografía, Samuel estudió un grado medio de Técnico en Transporte Sanitario en Teruel. Tras finalizarlo, trabajó unos meses en ambulancias en Mas de las Matas, pero pronto comprendió que ese camino no era lo que quería para su vida. “Decidí cambiar totalmente”, recuerda. Con esa claridad, sabía que quería quedarse en Las Cuevas de Cañart y buscar una formación que le permitiera dedicarse a algo que le apasionara. Así llegó al grado superior de fotografía y vídeo en Zaragoza, pero a distancia, desde su pueblo. “Yo quería seguir aquí. Aunque me tocase estudiar fuera, lo que hiciera falta… quería quedarme”, explica. Estudiar a distancia le permitió formarse mientras permanecía cerca de su familia y del entorno que siempre había conocido.

Elegir un camino propio

Samuel podría haber seguido con el negocio familiar: sus padres regentan una pensión con restaurante desde hace muchos años. También podía haberse dedicado a la ganadería, la agricultura u otras opciones comunes en la comarca. Sin embargo, decidió algo diferente: montar un estudio de fotografía en un pueblo de setenta habitantes en invierno y cerca de trescientos en verano.

“Es arriesgado, pero al final intentas hacer lo que te gusta en el sitio que quieres vivir. Y al ser un servicio que no se suele encontrar en los pueblos, tienes más probabilidades de que te vaya bien”, asegura. Su historia demuestra que, con esfuerzo y planificación, es posible combinar proyecto profesional y arraigo local. Su estudio no solo le permite trabajar, sino también mantener contacto constante con empresas y negocios de la comarca, construir redes y consolidar su proyecto mientras disfruta de la vida que siempre había querido.

Samuel confía en que su reputación se construya poco a poco a través del boca a boca y de los trabajos que realiza en la comarca. “Todavía no tengo página web, pero la idea es que la gente vaya conociendo mi trabajo por lo que hago aquí mismo, en los pueblos”, comenta.

También observa cómo su experiencia refleja un fenómeno poco común entre su generación: de los jóvenes que estudiaron fuera, pocos han regresado a vivir en la zona. “Una compañera es maestra y vive cerca, otro estudió mecánica y ahora es ganadero, y otro agricultor también estudió fuera y se quedó por aquí. Muy pocos tomamos la decisión de volver”, explica.

Lo que más echaba de menos

Lo que más extrañaba cuando estuvo fuera era la cercanía con la gente y la tranquilidad del pueblo. “Conoces a todo el que te cruzas. Eso no pasa en otros sitios”, explica. La familiaridad, el trato directo con vecinos y empresarios locales y la sensación de comunidad fueron decisivos para su regreso.

Samuel no se limita a trabajar desde Las Cuevas de Cañart; su actividad le permite moverse por la comarca, fotografiando negocios y alojamientos rurales. Cada proyecto es una oportunidad: “La empresa está en el pueblo, pero aquí hay bastantes empresas, casas rurales, hoteles… y también cubro un poquito más de la zona”.

Una apuesta de futuro

Cuando se le pregunta por sus planes a largo plazo, Samuel responde con seguridad: “Mi imagen de futuro es seguir aquí todo el tiempo que pueda. Y si me da para toda la vida, pues mucho mejor”. Para él, quedarse en el pueblo es un proyecto de futuro.

“Con trabajo y esfuerzo se puede vivir en un pueblo. No es una utopía. Si tienes una idea, la puedes sacar adelante aquí igual que en cualquier otro sitio”, asegura. Su decisión refleja tanto su pasión por la fotografía como su compromiso con su entorno. Con SB Fotografía, Samuel demuestra que es posible emprender, tener clientes estables y construir un proyecto profesional sin abandonar la tierra donde se siente en casa.

Hoy, Samuel combina su trabajo y su vida personal. Su historia muestra que quedarse no significa renunciar a las oportunidades, sino crearlas allí donde uno quiere vivir. Con SB Fotografía, Samuel Bernuz construye su futuro y demuestra que también aquí, en Las Cuevas de Cañart, se puede perseguir una pasión y hacerla realidad.

Samuel hace buena la frase que el músico Guitarricadelafuente, (cuyo nombre real es Álvaro Lafuente), con orígenes en el pueblo, dedica a esta localidad en su canción Guantanamera. En este tema, que puso el nombre del municipio en boca de todo el mundo, Guitarricadelafuente asegura que “En las Cuevas de Cañart, la vida es tan bonita que parece de verdad”

La decisión de Samuel de volver, quedarse y construir aquí su futuro encaja por completo con esas palabras. Este joven pudo haber decidido quedarse a fotografiar lugares de Teruel, de Zaragoza, o Valencia. Pero el corazón pesó más en la balanza y su cámara y él viajan ahora por las carreteras del Maestrazgo.

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