

Singra se sumerge de nuevo en la crudeza de la Guerra Civil celebrando las II Jornadas de Recreación
Cerca de 50 recreadores devuelven al municipio a enero de 1938 con escenarios de retaguardia y una batallaEl sonido de los disparos volvió a resonar este sábado en las calles y alrededores de Singra, como lo hicieron en la madrugada del 25 de enero de 1938, cuando el ejército sublevado se abalanzó sobre la población en su camino a la capital mudéjar. Las II Jornadas de Recreación de la Guerra Civil en Singra, celebradas este fin de semana en la localidad, reprodujeron algunas escenas del frente de batalla y, sobre todo, de la retaguardia. Cerca de 50 recreadores de Zaragoza, Madrid o País Vasco, entre otras procedencias, devolvieron a Singra a la dolorosa realidad de la contienda por unas horas ante la atenta y curiosa mirada de cientos de visitantes que quisieron perderse esta cita con la Historia.
Por la mañana, varios cientos de personas pudieron comprobar cómo era la vida en el frente de la mano de una cincuentena de recreadores llegados a Singra de toda españa. En total, en el municipio se instalaron distintos displays en los que se recreaba un puesto de primeros auxilios, un hospital de guerra, un puesto de mando sublevado y otro republicano, así como un puesto de comunicaciones, un punto de reclutamiento y otro de alistamiento y un campamento de regulares africanos, además de otros escenarios costumbristas protagonizados muchos de ellos por vecinos del pueblo como el abierto en el lavadero donde mujeres se esmeraban en hacer la colada o un trio de mujeres mayores que tejían sentadas en sus sillas en plena calle.
Además, en el pabellón se abrió un mercadillo de antigüedades y material de coleccionismo que concitó la atención de un buen número de aficionados a la Historia.
El alcalde de Singra, José Javier Fuertes, acompañado en la inauguración por la delegada territorial del Gobierno de Aragón, Rosa Sánchez, se mostró por la mañana satisfecho de la respuesta de los visitantes después de haber cambiado la fecha respecto a la primera edición. Si en 2024 las Jornadas de Recreación de la Guerra Civil en Singra se organizaron en el mes de junio, en esta ocasión se trasladó en el calendario hasta septiembre. Fuertes celebró la decisión, que calificó como “un acierto” porque en el mes de junio la gente aquí la mayoría se dedica a la agricultura y ganadería y están cosechando y es cuando más trabajo hay. En septiembre hay muchas ferias pero yo creo que ha sido acertado el cambio”, dijo.
El alcalde avanzó que este evento tiene todavía pucho recorrido. “Solo hay que echarle imaginación”, afirmó Fuertes, que apostó por dar más peso a la recreación de la batalla incluyendo, incluso, caballerías. “Si tuviéramos las trincheras arregladas , ahí sí que podríamos meter una batalla, más o menos como la que fue”.
La amenaza de la lluvia se dejó sentir desde primera hora de la mañana y las primeras gotas acompañaron a la visita a los distintos escenarios montados por los recreadores. Junto a la iglesia, el recreador Óscar Sarasa esperaba al grupo de curiosos para hacer de cicerone y organizar los grupos en los que se iba a repartir la visita para que todos pudieran ver de cerca los escenarios que reproducían con la máxima fidelidad posible la vida en el frente en 1938.
Sarasa, ataviado con un uniforme policial de la época, explicó que su cometido en la recreación de Singra era el acompañar a los visitantes a los diferentes escenarios y dar unas pinceladas de lo que se podía ver en cada uno de ellos, antes de que el responsable de cada display ofrecieras las explicaciones más profundas. “Esto es un trabajazo de muchas horas de estudio, buscar cosas, buscar información, buscar datos y luego, bueno, cuando lo tenemos montado lo que nos gusta es que la gente lo pueda disfrutar y se pueda enterar muy bien de todo y aprender también porque muchas veces son ellos los que nos enseñan a nosotros”, dijo Sarasa mientras subía los escalones hasta el puesto de señales ubicado en la parte más elevada del municipio. Sarasa ratificó que todos los escenarios montados por los recreadores llegados de los cuatro puntos cardinales “pudieron haberse dado en Singra en 1938” porque, continuó, “una unidad de combate no solamente son los soldados, sino es toda la logística que lleva, desde la cocina de campaña, al hospital, el puesto de mando, las señales... Requieren no solamente los soldados que disparan sino todo lo que lleva un ejército detrás”.
Óscar Sarasa compartió el punto de vista de Gonzalo Luna, de Zaragoza, que vestido de teniente del Ejército Popular acompañó a uno de los grupos desde el puesto de socorro hasta otros escenario, explicaba que “siempre expresamos que independientemente de la ideología que tenga cada persona, dentro de la recreación eso no se ve reflejado. Nos basamos en hechos históricos”, aunque, a continuación, reconoció que “intentamos equilibrar un poco la balanza para que nadie se sienta dolido”.
Luna destacó la disponibilidad de entornos como el de Singra para recrear este tipo de eventos bélicos, a pesar de que en muchas ocasiones la batalla se hubiera desarrollado lejos del propio núcleo urbano.
Antes de entrar en puesto médico, una tienda de campaña recrea a los camilleros que operan en el frente recogiendo a los soldados heridos en combate. Allí, Agustín Casadevalle, del grupo de recreación Udep (Última Defensa del Puente), de Barcelona, explicaba que su grupo reproduce “un puesto de socorro de compañía que están en el frente prácticamente en la misma trinchera y un hospital de vanguardia que estaría desde un kilómetro y medio a cinco de distancia donde ya habían oficiales médicos y hacían las curas para hacer unos traslados ya en mejores condiciones”. Y es que para Casadevalle resulta más interesante lo que pasa en la segunda o tercera línea del frente, “de la recreación la parte que quizá que menos me gusta es la de combate y la que más me gusta es la civil (...) el pueblo también hizo su papel y las mujeres muy importante”, explicó.
Continuando la visita, los curiosos pudieron conocer la importancia de las comunicaciones en el frente. En una reproducción de un puesto de comunicaciones, los recreadores voluntarios explicaban cómo se comunicaban las líneas. Antonio Ramos, del grupo de recreación Primera Línea de Huesca, resumió cómo operaba un puesto de transmisiones ligeras. “Es un puesto de transmisiones del ejército que se trata de conseguir la comunicación entre los distintos puestos para intentar así informar a los puestos de mando y que tengan la mayor información posible. Hablabas de la importancia de este tipo de infraestructuras”, explicó el recreador junto a un parapeto de sacos terreros en una posición desde la que se dominaba buena parte del valle del Jiloca y desde donde se habría instalado una línea de teléfono y en la que había, además, banderas de comunicaciones. “Lo que más riesgo tiene en una guerra es precisamente la desinformación”, sentenció Ramos.
Junto al puesto que reproducía una oficina de reclutamiento, en el que Sarasa repartió hojas de reclutamiento mientras explicaba cómo se tallaba a los aspirantes, se levantaba una tienda de campaña hexagonal en la que varios soldados regulares mostraban sus cuchillos y sus armas de fuego, incluido un mortero Valero de calibre 50. Los cuatro recreadores de este enclave, del grupo Retaguardia, procedían de Zaragoza y de Madrid. Allí, Carlos Hernández explicaba habían llevado a Singra “ algunos efectos decorativos marroquís”, además de un “mortero Valero” cuyos proyectiles “son más bien pequeños, que no alcanzaban mucha distancia, pero eran muy efectivos para la lucha entre trincheras”, detalló. La participación de esta tropa en Singra fue relevante. “eran tropas especiales, eran tropas de choque, en primera línea, las traían de Marruecos, era población que había sido alistada en Marruecos voluntariamente, y venían aquí con derecho de botín”, incautándose de objetos que después enviaban a Marruecos.
Uno de los atractivos de las Jornadas de Recreación de la Guerra Civil en Singra es su Feria de Antigüedades. El organizador de este espacio, Vicente Catalá, del Viejo Desván de la Tomasa, en Bañón, lamentó que en el mismo fin de semana hubiera habido tántos eventos repartidos por toda la provincia, lo que, a su juicio, habría restado afluencia a esta celebración.
Dejar la ideología a un lado
Todos los recreadores consultados comparten la misma postura: En la recreación histórica hay que dejar a un lado las ideas políticas y centrarse en los hechos documentados.
“Nosotros lo vemos como científicos, como historiadores, entonces nosotros no, cada uno tiene su ideología política, nos la dejamos en casa”, explicó Óscar Sarasa, que añadió que se trata de “mostrar lo que hubo” e indicó que “el público es muy respetuoso y con mucha ganas de aprender, es bastante neutro”.
Por la tarde, Francisco J. Aguirre pronunció una conferencia en el propio local municipal del Ayuntamiento y, a la que se incorporó la consejera de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, Tomasa Hernández.
Después, la lluvia que precipitó a primera hora de la tarde dio un respiro y se celebró la recreación de la batalla en Santa Bárbara. La tarde concluyó con una tertulia con los recreadores, cena popular y baile de época y un concurso de atuendos.
Hoy domingo, se realizará una andada popular a las trincheras, donde habrá una charla a cargo del historiador Francisco J. Aguirre sobre la Batalla de Teruel al paso por Singra.
Camino de Singra
Atento a todo lo que pasaba ayer en Singra, el escritor Rafa Sáiz, autor del libro Camino de Singra en el que reproduce la llegada y muerte de Federico Centelles en el frente de Singra en 1938, aseguró que esta recreación es “necesaria y didáctica” y destacó el papel transmisor de cultura de este tipo de eventos de recreación. Camino de Singra ya ha superado la barrera de los 1.000 ejemplares vendidos.
Uno de los objetivos del manuscrito era encontrar a Centelles. Ahora, Sáiz se muestra esperanzado en que alguno de los restos genéticos que se están cotejando puedan corresponderse con los de su protagonista, el abuelo de su esposa.
Del episodio de Singra en el desarrollo de la contienda, Sáiz lo calificó como “un matadero” porque el ejército sublevado tenía una capacidad militar y una inteligencia militar que no tenía el republicano. Uno de los jefes, uno de los comandantes de estas tropas que estaban en Sierra Palomera era Abel Artigene, que lo único que sabía de militar que tenía estudios, pero no tenía ni idea. Por lo tanto, se montó una ofensiva contra los cabezos sin apoyo aéreo y sin apoyo de artillería, que era enviar a los 800 primeros que salieron el primer día. Los enviaran directamente a una matanza”.