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Teruel Existe quiere hacer del antiguo campo de aviación de Calamocha un referente de la Guerra Civil Teruel Existe quiere hacer del antiguo campo de aviación de Calamocha un referente de la Guerra Civil
Los concejales Antonio Abad y Nieves Sánchez presentaron ayer el proyecto para valorizar el aeródromo de Calamocha

Teruel Existe quiere hacer del antiguo campo de aviación de Calamocha un referente de la Guerra Civil

Propone habilitar una exposición permanente en la planta bajo cubierta del Museo del Jamón
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José Luis Rubio

El grupo municipal de Teruel Existe en Calamocha apuesta por el potencial turístico del antiguo campo de aviación, ahora en desuso, y reivindica el pasado aeronáutico de la capital del Jiloca, sobre todo durante la Guerra Civil. La formación de Tomás Guitarte propondrá en la redacción de los presupuestos municipales o como enmienda a las cuentas que proponga el equipo de gobierno abrir un espacio musealizado en la sala de exposiciones temporales existente en el Museo del Jamón, aunque su proyecto final es mucho más ambicioso. La concejala Nieves Sánchez y el concejal y diputado provincial Antonio Abad presentaron en Calamocha esta propuesta apoyándose, además, en la coincidencia de que los aviones que el ejército alemán  voló desde Calamocha para probar su efectividad en combate llevaban como emblema en su fuselaje la imagen de un cerdo de color magenta rodeado de un óvalo.

Abad explicó que “este proyecto ha llegado a un estado de maduración” que hacía posible presentarlo. El concejal y diputado provincial apostó por “presentarlo al Ayuntamiento de Calamocha recuperar y valorar la importancia que ha tenido el aeródromo”, sobre todo después de que la Comarca del Jiloca haya llevado a cabo la recuperación de varios vestigios de la Guerra Civil y de que hace unos días se celebrase el 60 aniversario del récord de frío en una zona habitada. “Con este proyecto queremos enlazar a Calamocha con este patrimonio”, afirmó Abad que, además, recordó que ese espacio se está urbanizando. “Atendiendo al interés que despiertan tanto la Guerra Civil como el frío y el propio aeródromo, creemos que tiene un gran potencial y que es un recurso de gran atractivo”, sentenció el concejal.  “La presentación de los presupuestos municipales está cercana y nos gustaría presentarle al Ayuntamiento esta propuesta, que creemos que merece la pena recoger, hacerla propia y desarrollarla”, dijo el concejal de Teruel Existe en el Ayuntamiento de Calamocha.

El proyecto presentado por Teruel Existe arrancaría en la planta bajo cubierta del Museo del jamón de Calamocha, ahora destinada a exposiciones temporales, con una colección de paneles informativos en los que se recogiera la información de estos elementos (frío, aeródromo y Guerra Civil) y que estaría valorada en unos 4.000 euros. La segunda fase, con más elementos museísticos y la exposición ascendería a 20.000 euros, aunque se contempla la posibilidad de realizar una maqueta del avión alemán Junker-87A, más conocido como Stuka, que se voló desde Calamocha para probar los bombardeos en picado que se prodigaron después en la II Guerra Mundial. A partir de ahí, TE apuesta por recuperar los inmuebles del propio aeródromo, de nuevo en venta según informó Nieves Sánchez, para ampliar esta exposición y contextualizarla. Además, se contempla la posibilidad de asignar becas de investigación. “Hemos sido poco ambiciosos en cuanto al primer proyecto, pero hay estudios hechos para ir implementándolo”, confirmó Nieves Sánchez, que señaló que “una de las ideas es hacer una maqueta a tamaño real del Stuka”, recordando los tres aparatos que tenían su base en la pista de Calamocha.

Abad recordó que, aunque el aeródromo no fue una zona de batalla, sí que estuvo en la retaguardia más cercana y desde allí de llevaron a cabo operaciones militares “que afectaron a toda la provincia e incluso a Belchite. Aquí se alojaron tropas extranjeras lo que hizo que se convirtiese en un objetivo militar”, dijo , recordando que Calamocha fue objeto de numerosos bombardeos. Más aún, apuntó que “en este campo de aviación se albergaba la estación meteorológica que fue testigo de este frío famoso” que registró en 1963 una temperatura de -30 grados.

Por su parte, Nieves Sánchez apostó por emplear el sufrimiento que se vivió durante la contienda en Calamocha como “aldabonazo económico para rentabilizar la zona”. Sánchez recordó que el de Calamocha era uno de los 14 aeródromos que se construyeron en la provincia de Teruel, “que tenía una buena factura arquitectónica y que llegó a denominarse campo de aviación, más que aeródromo porque sus cualidades eran superiores”.  En la actualidad, en el antiguo campo de aviación, que se inauguró en junio de 1929, se conservan el cuartel, los talleres y dos viviendas.

Aviones y frío

La concejala Nieves Sánchez repasó parte del abundante patrimonio documental que se ha recopilado referido a la instalación aeronáutica. Sánchez leyó el testimonio del oficial alemán Gotthardt Handrick, que en sus anotaciones explica que “no creíamos ninguno de nosotros que en España pudiera llegar a hacer frío de verdad. De hecho, el calor abrasador del verano había contribuido a que pensáramos que íbamos a pasar un invierno templado y agradable. Para mi estupor, cuando realicé el primer vuelo de reconocimiento hasta el frente de Teruel el día de Nochebuena, el termometro marcaba -18 grados. El frío resultaba especialmente por las noches (...) Los motores se negaban a arrancar y resultaba imposible mover las hélices. Al final recurrieron al empleo de sopletes para calentar los cilindros y quitar el hielo de las alas”.

La concejala de Teruel Existe recordó, además, que tras la marcha de los militares en 1963 de las instalaciones aeronáuticas, Calamocha fue “un punto de escala del V Campeonato del Mundo de Rally Aéreo”.

Uno de los Stukas en Calamocha

Aviones con la imagen de una cerdita en su fuselaje en la capital del jamón

Explica Angelillo en su blog historiaparanodormiranhell.blogspot.com que “fue durante la guerra civil española cuando el Junker 87 (nombre en clave Antón) adquirió un apodo por el cual fue conocido por todos los pilotos y tripulaciones durante el resto de su vida útil”.

Según este aficionado a la historia militar, fue el teniente coronel  Gunter Schwartzkoff, comandante de grupo del  11ª Staffel, la unidad de la Luftwaffe encargada de suministrar piezas de repuesto a la Legión Cóndor quien, en un viaje de trabajo a Calamocha comenzó a denominar al Ju-87 con el apelativo Jolanthe. Los Junkers Ju 87/A de la legión Cóndor, más conocidos como Stuka, debieron cambiar su emblema, que inicialmente era un bombín atravesado por un paraguas, y en su lugar se colocó la imagen de una cerda, cuya referencia se asocia a una conocida película alemana de la época, Krach um Jolanthe. A partir de entonces, las tres aeronaves pasaron a denominarse  Jolanthe Kette, y la insignia de la unidad, el cerdito rosa, ocupó su lugar en el tren de aterrizaje de cada aparato.