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Alcañiz reúne por noveno año a los virtuosos más jóvenes del violonchelo Alcañiz reúne por noveno año a los virtuosos más jóvenes del violonchelo
Vicente Dobato, Celia Ruiz, Ana Martínez y Guillem Vega, tras la entrega de premios. M. N.

Alcañiz reúne por noveno año a los virtuosos más jóvenes del violonchelo

Guillem Vega, Celia Ruiz y Ana Martínez brillan entre los 36 participantes de esta edición
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Guillem Vega, Celia Ruiz y Ana Martínez brillaron en el IX Concurso Jóvenes Promesas de Violonchelo Jaime Dobato Benavente, que durante todo el fin de semana aglutinó en el teatro de Alcañiz a los más virtuosos de este instrumento.

Un año más, la Asociación Cabriante y el Conservatorio de Alcañiz brindaron al público la posibilidad de disfrutar gratis de raudales de talento. Este año fueron un total de 36 jóvenes violonchelistas nacidos después del 1 de enero de 1999 los que participaron en un certamen cuya denominación sirve para homenajear a Jaime Dobato Benavente, violonchelista alcañizano fallecido a la corta edad de doce años.

El presidente de Cabriante y padre de Jaime, Vicente Dobato, destacó el elevado nivel que ha alcanzado un certamen “consolidado” que desde sus orígenes es “referencia nacional”. Prueba de ello es la afluencia de concursantes de hasta once Comunidades Autónomas, procedentes de localidades tan lejanas como Jerez de la Frontera, Ferrol, Santiago de Compostela o Gijón.

La sorpresa llegó al final

“Por más que se repita el concurso, siempre tienes esa sorpresa final”, encarnada en la presente edición en Guillem Vega, un valenciano que a sus 16 años levantó el aplauso de un público agradecido por su brillante actuación.

Pese a que, en declaraciones a los periodistas tras recibir el merecido premio, confesó que ensaya “cuatro horas diarias con instrumento –importante matiz que se explica en las siguientes líneas–”, aseguró que no esperaba la victoria porque “había bastante nivel” y “todos somos merecedores” del galardón. 

Nunca había tocado en Alcañiz. Pese a que “lo llevaba pensando desde hace mucho”, las fechas no terminaban de encajarle. Este año se decidió porque le hacía “ilusión participar” y tocar “para gente importante”.

Estudia en un conservatorio de Valencia y recibe clases particulares con una profesora en Madrid. Complementa sus ensayos “con visitas a museos, lecturas y todo lo artístico –he aquí la explicación–”, consciente de que para triunfar como violonchelistas “no solo podemos estar encerrados en la habitación haciendo escalas; llega un momento en que eso no sirve” para mejorar.

El valenciano se llevó a casa un magnífico arco valorado en 2.500 euros con el que estaba dotado el primer premio de la categoría A para nacidos después del 1 de enero de 1999. Entre los nacidos a partir del 1 de enero de 2005 (categoría C) se impuso Celia Ruiz, que ganó un arco de 500 euros. Ana Martínez, nacida después del 1 de enero de 2008 (categoría D), recibió artículos musicales valorados en 300 euros. Quedó desierto el primer premio en la categoría B para nacidos después del 1 de enero de 2002.

La aragonesa Claudia Moliner se llevó el premio especial Joven Promesa Aragonesa. Se concedieron numerosos accésit y segundos y terceros premios. Todos los concursantes recibieron trofeo y diploma acreditativo.

Vega tendrá la oportunidad de participar en un concierto organizado por Cabriante y el Conservatorio, mientras que Ruiz y Martínez participarán en el Festival Joven de Segovia, organizado por la Fundación Don Juan de Borbón.

2019 será especial

Dobato dijo durante la entrega de premios que a partir de hoy empiezan los preparativos de una décima edición que quiere que sea especial por llegar al décimo aniversario. Por ello, tendió la mano a participantes, profesores, familias, jurados y a los pianistas que acompañan a los violonchelistas a aportar ideas.

“No porque sea el décimo” año “tiene por qué haber más afluencia”, dijo Dobato. “El secreto es simplemente incrementar el importe de los premios o su categoría, y eso en un concurso que se celebra en Alcañiz y con los medios que tenemos resulta siempre complicado”, pese a la colaboración de entidades públicas y privadas.

Uno de los apoyos que tiene Cabriante es el Ayuntamiento de Alcañiz. La concejal delegada de Cultura, Berta Zapater, dijo que el concurso está perfectamente “instaurado” en la ciudad, que “respira un aire especial” el fin de semana del certamen.

El presidente del jurado, Ángel García Jermann, dijo a todos los participantes que merecerían premio “porque preparar durante meses un programa para venir hasta Alcañiz, subirse a este escenario y tocar todo lo bien que lo habéis hecho ya es un mérito en sí”.

“Estáis en fase de formación. Este concurso es una maravilla que exista, igual que existen otros para vuestras edades. Pero es una foto fija para un fin de semana” que “a la larga no significa nada”, por lo que animó a los que quedaron sin premio a seguir trabajando.