Síguenos
Antonio Barea: “Ningún libro sobre la  Batalla de Teruel será el último o el definitivo” Antonio Barea: “Ningún libro sobre la  Batalla de Teruel será el último o el definitivo”
Antonio Barea firma ejemplares de su libro en el ayuntamiento, donde se presentó ‘70 días de fuego y miedo’ en un acto que llenó el salón de plenos

Antonio Barea: “Ningún libro sobre la Batalla de Teruel será el último o el definitivo”

El turolense presentó ‘70 días de fuego y miedo’, fruto de varios años de investigación
banner click 244 banner 244

“Siempre seguirán saliendo nuevos datos a la luz, así que ningún libro que se publique sobre la batalla de Teruel será el último o el definitivo”. Así de tajante se muestra el turolense Antonio Barea, autor de 70 Días de fuego y miedo. La Batalla por Teruel (TerueliGráfica), que se presentó ayer en el ayuntamiento de Teruel ante un nutrido número de asistentes.

El acto contó además con la presencia de la alcaldesa, Emma Buj, y de Alfonso Casas, presidente de la Asociación Batalla de Teruel (Abate), decano del Colegio de Abogados de Teruel y presidente del Consejo de Colegios de Abogados de Aragón.

Pese a esa afirmación de Barea, que en realidad es aplicable a casi cualquier acontecimiento histórico, la obra está llamada a ser un referente en la ensayística sobre la batalla de Teruel dado que reúne todos los aspectos que en muchos casos ya se han tratado, pero de forma separada, en diferentes libros, con poca profundidad en algunos casos y con errores, imprecisiones o lagunas en otros..

“El cuerpo principal del libro trata de reunir toda la información sobre las operaciones, avances y retrocesos que se dieron por ambos ejércitos, entre el 15 de diciembre de 1937 y el 22-23 de febrero de 1938, que es lo que dura la Batalla de Teruel”, explica su autor. Lo hace de forma cronológica, a modo de diario, evitando sin embargo que sea una mera relación de acontecimientos unos detrás de otros, ya que se aportan otros muchos materiales. Desde testimonios de personas y combatientes que vivieron la guerra en primera persona hasta material gráfico inédito y mapas de creación propia, y que resultan imprescindibles para que el lector sitúe la acción correctamente.

La obra pone énfasis en explicar las operaciones que llevaron a cabo las diferentes unidades que tomaron parte en la batalla desde una perspectiva militar. “Esto le resultará interesante al público que ya esté iniciado en el tema, que tenga interés por la Batalla de Teruel, aunque puede que a otro tipo de lectores se le haga más árido, porque salen muchas nomenclaturas, brigadas, cuerpos de ejército...”. Sin embargo 70 días de fuego y miedo también incluye esas vivencias personales que Antonio ˆBarea ha recopilado a lo largo de décadas de investigación, así como textos que tienen que ver más con la vertiente humana del conflicto, y no únicamente con la militar. “He intentado construir un conglomerado, un puzzle que intenta montarse reuniendo piezas de todas las partes y elementos, aclarando muchas cosas, como la localización de determinados lugares y parajes que en otros libros están tratados muy a grosso modo”, afirma el autor.

70 días de fuego y miedo ha llevado ocho años de trabajo, aunque en realidad es producto de la pasión que Antonio Barea ha sentido por el estudio de la Guerra Civil y la Batalla de Teruel desde que era niño. “Nosotros vivíamos en la carretera de Alcañiz, a cincuenta metros de las trincheras. Y nuestro juego de chavales era salir a buscar balas”, recuerda Barea. Su actividad profesional no ha tenido nada que ver con la investigación o la historia, pero “ha sido una de mis grandes pasiones”, explica. “Soy un gran coleccionista de material sobre la guerra, tengo un pequeño museo en casa y me he documentado y he leído todo lo que se ha publicado al respecto. Además he tenido la suerte de conocer a gente igual de apasionada que yo o más -junto a los que formó la Asociación Batalla de Teruel (ABATE)-, lo que ha hecho que fuéramos profundizando cada vez más en el tema”.

No obstante el germen del libro que se presentó ayer nació hace ocho años, cuando unos amigos emplazaron a Antonio Barea a que les llevara al monte y les explicara sobre el terreno los entresijos de la Batalla de Teruel, como en otras ocasiones han hecho otros miembros de ABATE. “Me puse a escribir unas pautas y en un momento hice unas veinte páginas, y decidí que aquello podía tener más recorrido”. Como un “capricho personal” Barea comenzó a tomarse “más en serio” la redacción del relato de la batalla. Aprovechó el parón generalizado de la pandemia para avanzar el proyecto y “durante los dos últimos años, tras mi jubilación, lo he terminado y he afinado los últimos detalles”.

El resultado es una obra que pretende reflejar todos los datos y toda la documentación que se conoce sobre la batalla de Teruel, producto de una ardua documentación que ha pasado por prácticamente todos los ensayos que existen sobre el tema, documentales de TV, partes de batalla e informes oficiales, tratando de profundizar en asuntos sobre los que no se conocían todos los datos o que, los que se conocían, llamaban a error.

Portada del libro editado por TerueliGráfica

“Libros hay muchos, unos son muy buenos y otros no tantos, y abundan los errores”, destaca Barea, que como dato ilustrativo cita el ejemplo de la 116ª Brigada Mixta de la 25 División anarquista del Ejército Popular de la República. “Hay autores de prestigio que explican que esa brigada consiguió llegar hasta San Blas, pero indagando en toda la documentación disponible sobre ella he comprobado que no hay nada que permita afirmar eso, sino que tan solo avanzaron hasta el cruce que lleva a San Blas”. Puede que el dato parezca trivial para algunas personas, pero desde la perspectiva histórica son fundamentales este tipo de comprobaciones que van completando poco a poco el auténtico relato de ese episodio de la contienda.

Fotografías inéditas y mapas

La documentación y los seis planos de elaboración propia que publica 70 días de fuego y miedo contribuyen también a aclarar aspectos que, sobre todo en lo que a las ubicaciones geográficas se refiere, inducen a error. Un ejemplo es el Alto de las Celadas, uno de los puntos clave de la Batalla de Teruel, que está entre los términos de Concud y Tortajada y no en Celadas, como podría pensarse si no se conoce el lugar.

El libro también aporta numerosas fotografías, muchas de ellas espectaculares y todavía inéditas, procedentes de archivos familiares y personales como el de Fernando Hernández Trigo, Domingo Maícas, o propiedad del autor.

La obra también cuenta con testimonios personales en primera persona que ilustran algunos de los pasajes de los relatos, y que Antonio ˆBarea ha ido recopilando a lo largo de las últimas décadas. “Lo único de lo que me arrepiento es de no haber dedicado más tiempo a entrevistarme con esas personas que estuvieron allí, cuando todavía vivían”, lamenta Antonio Barea.

Además al final del libro hay un capítulo con una reseña biográfica de cada uno de los 188 personajes que aparecen, ya que en la Batalla de Teruel se dieron cita buena parte de la plana del Estado Mayor sublevado, entre ellos el propio Franco, destacados personajes políticos y militares republicanos y algunos de los periodistas más importantes de la época.

En total el libro está formado por 524 páginas de información concentrada y contextualizada, en una edición de calidad de la firma dirigida por Fito Rodríguez TerueliGráfica, que ha lanzado una edición de 500 ejemplares a 25 euros.

Un libro canon

Aunque su autor dice que sus aspiraciones son mucho más humildes porque responden a una pulsión personal de publicar este libro, 70 días de fuego y miedo está llamado a ser un libro canon en cuanto a la ensayística sobre la Batalla de Teruel, en el sentido que reúne y engloba de forma exhaustiva toda la información sobre el episodio de la contienda, más o menos dispersa o incompleta hasta ahora, no solo como un relato del día a día de lo acontecido entre el 15 de diciembre de 1937 y el 22-23 de febrero de 1938, sino también como un libro de referencia y consulta. Con todo Barea asume que “si se sigue investigando seguirán encontrándose nuevos datos. Por desgracia, nunca se sabrá todo sobre la Batalla de ˆTeruel, porque muchas cosas se destruyeron y otras se ocultaron”.

Y es que Barea coincide con la tesis de que una buena parte del relato de la conquista y reconquista de Teruel se disfrazó y ocultó en las fuentes oficiales -que al final son las que en mayor medida perviven en los archivos-, especialmente lo que sucedió entre la tarde del 31 de diciembre, cuando las tropas sublevadas no tomaron una ciudad que se encontraba desguarnecida pese a estar a pocos centenares de metros de la Comandancia y el Seminario, y el 22 de febrero, cuando en Teruel volvió a ondear la bandera franquista después de que lo hubiera hecho la republicana desde el 8 de enero.

Al igual que Vicente Aupí en El Caudillo y las uvas de la derrota -publicado por Dobleuve hace menos de un mes-, donde explica que la prensa franquista publicó el 1 de enero de 1938 la noticia de que los sublevados había ocupado completamente Teruel -cosa que no ocurrió hasta casi dos meses después-, Barea asume que la negligencia del 31 de diciembre que encarriló la conquista de Teruel por los gubernamentales el 8 de enero, y que la batalla por el control de la ciudad se prolongara hasta el 22 de febrero, fue un “tremendo error” que Franco trató de borrar de la historia, negándolo primero y responsabilizando después de traición y cobardía a Domingo Rey D’Harcourt, al frente de la defensa.

“Ese error se debió fundamentalmente a una cuestión de ego y de eficacia propagandística”, afirma Barea, porque hubiera sido épico “entrar en Teruel el 1 de enero e iniciar así el tercer año triunfal”. Sin embargo la tarde-noche del 31 de diciembre los soldados republicanos regresaron a sus defensas, que habían abandonado presa del pánico. Eso y la fuerte nevada que cayó de madrugada cerró la ventana que se había abierto a los sublevados para liberar los reductos sitiados.

¿Qué consecuencias tuvo aquel error? Barea opina que en términos militares solo se puede conjeturar y es imposible saber si Franco hubiera ganado antes o después la guerra. “Pero lo que está claro es que muchas de las personas que murieron de hambre y frío en el Seminario y en la Comandancia no lo hubiera hecho”. No existen registros exactos de cuantas personas murieron entre ese 31 de diciembre en el que la ciudad podría haberse tomado y el 8 de enero, cuando D’Harcourt rindió la plaza permitiendo a todos los heridos ser atendidos y evacuados, “pero debieron de ser muchos, porque a esas altura las condiciones ya eran extremas y miserables”. “En el libro se hace constar, en ese sentido, que muchas de las familias que perdieron gente nunca perdonaron ese error a Varela”. Error que, por otra parte, no tuvo consecuencias para el general.

Quizá esta parte de la crónica sea aquella en la que Antonio Barea aporta más análisis y reflexión, en un libro que, por otra parte, es fundamentalmente descriptivo. “También hay lugar para el análisis, sí... pero he tratado de ser ecuánime y coherente en todo momento, porque se trataba de contar unos hechos históricos”.

70 días de fuego y miedo es el tercer libro sobre la Guerra Civil en Teruel que se publica en pocas semanas, después del ya mencionado El Caudillo y las uvas de la derrota (Dobleuve) de Aupí, que analiza la responsabilidad que tuvieron los generales franquistas en el fiasco de la Nochevieja de 1937;  y la caza y muda de espías (autopublicado en KDP ˆAmazon) de Joaquín Barreira, donde se estudia el espionaje y el contraespionaje a partir de la definitiva caída de Teruel.

Eso demuestra que 82 años después de la batalla se mantiene la curiosidad y el afán por conocer este episodio de la historia reciente. “Cuando empezamos a hacer cosas con ABATE y la revista El Muletón nuestro principal objetivo era crear afición por el estudio de esta parte de la historia”, asegura Antonio Barea, que afirma orgulloso que “creo que lo conseguimos, y desde entonces hay mucha gente que se ha preocupado y sigue preocupándose por entenderla”. “Sigue habiendo muchos libros, grupos en redes sociales y actividades en torno a este tema, y eso es bueno, porque la información y el conocimiento nunca puede ser malo”.

En ese sentido Antonio Barea ha cumplido por el momento y de entrada no planea seguir trabajando en otros proyectos literarios, más allá de que siga colaborando con iniciativas como el Centro de Interpretación de la Batalla del Alfambra en Villarquemado o en el que se abrió en verano de 2021 en Dos Torres de Mercader (Castellote), donde tiene algunas piezas cedidas.

“Ojalá algún día se abra ese Museo de la Guerra Civil en Teruel, por el bien de nuestra ciudad”, subraya Antonio Barea con cierto escepticismo. “Perdimos ese tren cuando se propuso y la Diputación llegó a invertir 5 millones de pesetas. Luego el proyecto quedó en el olvido hasta hace cuatro días. El anterior gobierno perdió el tiempo y ahora vienen las prisas”. “No lo tengo nada claro, pero si algún día tenemos ese museo, será una buena noticia para Teruel”.

El redactor recomienda