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Antonio Olazábal, presidente de RSL Rock School España, visitará esta tarde Teruel

Antonio Olazábal: "Es paradójico que no exista titulación oficial en la música moderna"

El representante de RSL School en España ofrece hoy una charla (19 horas) en la sede de la Cámara de Comercio de Teruel
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Resulta “paradójico” que, en el siglo XXI, un músico pueda acreditar en España su formación con un título oficial si toca el violín o el clarinete, pero no si su instrumento es la guitarra eléctrica o la batería, que no dejan de ser mucho más utilizados en una industria, la de la música popular, puntera dentro la industria general del ocio. Lo afirma Antonio Olazábal, director de RSL RockSchool España, de visita por Teruel y que ofrecerá una charla esta tarde, a partir de las 19 horas, en la Cámara de Comercio de Teruel. La charla será retransmitida vía streaming, a través de un link que podrá consultarse a través de onmusic teruel.com.

Olazábal visitará la academia de música On Music de Teruel, que desde este curso es uno de los cien centros de enseñanza examinadores de RockSchool en nuestro país, primero en la provincia de Teruel.

De forma comparable a lo que sucede con la titulación Cambridge English en el ámbito de los idiomas, RSL RockSchool no es una metodología de aprendizaje, “sino un sistema de homologación y examen estructurado y progresivo”, explica Olazábal, “y que garantiza que el estudiante ha alcanzado determinados resultados”.

El modelo nació en Reino Unido de la mano de Norton York “que no entendía que en 1991 siguiera habiendo una carencia de titulación oficial para la música moderna, a diferencia de la clásica”. Ese año creó el primer programa para bajo, batería y guitarra. Treinta años después RockSchool cubre ocho instrumentos en nueve grados básicos, está implantado en 55 países, siendo el mercado chino el mayor; y examina anualmente a 4.000 alumnos solamente en España.

Director de On Music Teruel

Frankcho Gallego, profesor y director de On Music Teruel se muestra muy satisfecho con el desarrollo de este primer curso como colaboradores de RockSchool. Músico de formación clásica pero de vocación contemporánea, Gallego siempre ha sido enemigo de la titulitis, y sostiene que para el músico es más importante que su oído y su cerebro comprendan cómo fluye una progresión de acordes, que tener un título que acredite estudios en armonía. Sin embargo reconoce tres grandes ventajas en este modelo como centro examinador de RockSchool.

Por una lado no modifica la metodología educativa del centro. Los profesores ajustan los contenidos que imparten en función de los mínimos que exige el examen RockSchool al que se quiere presentar el alumno, “pero son los centros quienes eligen cómo enseñan esos contenidos”, matiza Olazábal. “Nosotros simplemente auditamos para garantizar que el centro de enseñanza tiene la calidad y la experiencia necesaria”, además de proporcionar las pautas de examen y establecer los mínimos exigibles al aspirante a cada uno de los grados formativos.

En segundo lugar el modelo ofrece un objetivo claro para cada final de curso, lo que proporciona un elemento motivador para el estudiante y “hace que las clases se estructuren de un modo más organizado y los resultados sean más visibles”, explica Frankcho Gallego.

Y en tercer lugar está la titulación, que también tiene su interés. “Nuestros títulos no están homologados por el Ministerio de Educación, igual que no lo está ningún otro. Pero estamos bajo el paraguas del Plan Bolonia y del marco de titulaciones europeas, con lo cual es una titulación oficial”, explica Antonio Olazábal, quien admite que no pierde la esperanza de que algún día el Ministerio reconozca oficialmente la titulación RockSchool. “No obstante esto solo será importante de cara a optar a convocatorias de empleo oficial, porque a nivel privado sí que existe ya un reconocimiento muy implantado de nuestra titulación”.

Falta de adaptación

En España la única música contemporánea que cuenta con titulación oficial es el jazz, solo en algunos conservatorios como el de Barcelona. “Por desgracia aquí la educación siempre ha mostrado muchos problemas para evolucionar y adaptarse”, opina Olazábal. “Esto ocurre en general, pero todavía más en cuanto a la música, que siempre ha sido una materia descuidada y secundaria en la educación obligatoria”. Esto es verdad, aunque también lo es que este problema entre la enseñanza reglada y el rock y sus derivados lo sufre, en general, el resto del mundo, si bien cada legislación particular reconoce oficialmente enseñanzas en música contemporánea en diferentes grados.

Y eso lleva a otro problema, y es que no a todo el mundo le atrae la música clásica, afirma Antonio Olazábal. “Así que si tú le enseñas a un alumno a tocar un instrumento a través de piezas de Bowie, U2 o Cold Play consigues enganchar a las nuevas generaciones, a cualquier joven, con una formación seria, completa y estructurada”. Por establecer un símil, cabe compararlo con intentar convertir a un niño en un lector empedernido con las obras de Lope de Vega. Sin negar su enorme valor literario, seguramente es mucho más apropiado hacerlo a través de Harry Potter o cualquier otra saga de literatura juvenil, con menos solera histórica, quizá, pero más elementos de enganche con el público joven sin renunciar a la calidad.

De hecho los ejercicios que plantean los centros asociados a RockSchool, que son aquellos sobre los que se examina el alumno al final del curso, están basados siempre en temas actuales de rock, pop, soul, blues y otros géneros populares, algo que ya venía haciendo On Music antes de asociarse con Rock School.

No se trata de fiscalizar la enseñanza de música clásica, sino de abrir el abanico también a la música que mayoritariamente se hace desde prácticamente principios del siglo pasado.

El sistema de planes de estudio, de mínimos necesarios y de exámenes de RSL RockSchool, “el primero de los que surgió de este tipo, y que ha servido de inspiración al resto”, contempla nueve grados de formación en ocho instrumentos de música moderna, “y también de piano y violín” desde hace dos años. “Aunque los estudios en piano o violín si que existen desde un punto de vista reglado, nosotros apostamos por un planteamiento mucho más abierto y dirigido a la música contemporánea, con arreglos modernos de piezas clásicas y con rock, pop y jazz”.