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Carmen Marta y José Antonio Gabelas, educomunicadores: “La tecnología se ha convertido en la segunda piel de los jóvenes” Carmen Marta y José Antonio Gabelas, educomunicadores: “La tecnología se ha convertido en la segunda piel de los jóvenes”
Carmen Marta y José Antonio Gabelas, con otro libro más de análisis crítico y empoderamiento con los medios. C. G.

Carmen Marta y José Antonio Gabelas, educomunicadores: “La tecnología se ha convertido en la segunda piel de los jóvenes”

La turolense y el zaragozano lanzan la publicación ‘La era TRIC: Factor Relacional y educomunicación’
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Desde el campus universitario, la turolense Carmen Marta Lazo y el zaragozano José Antonio Gabelas son educomunicadores, y se consideran “un tándem de larga trayectoria, que aprendemos diariamente de nuestros y nuestras estudiantes. Ellos motivan nuestras investigaciones centradas en el Factor Relacional”. Ambos firman un nuevo libro, La era TRIC: Factor Relacional y educomunicación (Egregius Ediciones), ya disponible en Amazon. El propósito del volumen no es otro que el de reflexionar sobre las diversas manifestaciones y efectos del uso de las tecnologías, con el fin de revisar modelos y construir teoría sobre la ‘relación’ en los procesos de comunicación. En estos momentos, “ni volveremos al antes, ni el entorno es el mismo”, manifiestan Marta y Gabelas.

-¿Qué es la educomunicación, por la que ustedes trabajan y se afanan?

-Es un área de conocimiento en la que convergen la educación con fines comunicativos y la comunicación con propósito educativo. Tradicionalmente se ha insistido mucho en los modelos pedagógicos, metodologías, contenidos, evaluaciones, pero no se ha tenido en cuenta la comunicación. Educa quien comunica.

-Citen dos referentes obligados del cosmos educomunicativo.

-En primer lugar Paulo Freire, el padre de la pedagogía de la esperanza, su modelo se basó en el valor del diálogo, parte fundamental del proceso de aprendizaje. Y Joan Ferrés, prologuista del libro, de quien hemos aprendido el potencial emocional en la educación y la comunicación. Tuvimos la suerte de compartir con él diferentes proyectos centrados en el campo de estudio de las competencias digitales. 

-¿Pone la educomunicación a docentes y periodistas delante del espejo de la razón social y de la vocación de sus oficios?

-Efectivamente, la educomunicación fomenta los rasgos que identifican a la persona y su faceta de emprendimiento. 

-¿Cuál es el principal reto que atraviesa la educomunicación en estos tiempos de pandemia y de ágoras virtuales?

-Uno de los principales desafíos actuales consiste en que el Factor Relacional transvase la dimensión física, así como la imposibilidad de la cercanía presencial, para generar espacios y tiempos de encuentro en los entornos virtuales, en los que cada vez más trasciende la vida. Estos meses de pandemia se han caracterizado por constantes momentos de encuentro entre padres y nietos, parejas, familias, colegas de trabajo, y diversos foros de debate, discusión y aprendizaje. También tiempos para el ocio como vermuts virtuales y cafés compartidos. No tiene sentido seguir instalados en una acción de emergencia, hay que construir diseños organizaciones y estratégicos que aprovechen todos los recursos que ofrece la tecnología.

-Como investigadores y profesores, otorgan el acento al Factor Relacional, motor de vínculos y cambios, de transformaciones como decía Freire.

-Este término es la gran referencia de nuestro modelo. El valor de las relaciones entre personas a través de la tecnología nos conduce al humanismo digital. Los ordenadores, dispositivos móviles y otras pantallas son meros instrumentos, lo sustancial son los usos y consumos que realizan las personas. Estas interacciones permiten vertebrar acciones para el cambio social, sin olvidar el norte, que son los alumnos y el docente, si hablamos de escenarios educativos.

-Y en la era postdigital hablan en su nuevo libro de La era TRIC: Factor Relacional y educomunicación (Egregius Ediciones), donde todo se multiplica.

-El efecto amplificador se observa por ejemplo, cuando analizamos redes sociales, un mensaje puede viralizarse atravesando fronteras, contextos, países dado que lo importante es la conexión común con los otros. Pero el efecto multiplicador puede ser negativo, el ejemplo más claro lo tenemos con las falsas noticias y la desinformación, o el acoso digital en sus distintos formatos. Por eso cuando hablamos de Factor Relacional estamos integrando no solo usos y consumos, también una correlación saludable entre sujetos, contenidos y entorno. 

-Como decían, en su prólogo Joan Ferrés i Prats destaca “la necesidad de mantener de manera permanente el contacto con los demás, por encima incluso de la calidad de las informaciones que se comparten”, pulsión también de esta nueva era.

-Estos tiempos de pandemia invitan a dimensionar de otra manera nuestras interacciones, frente a circunstancias drásticas afloran sentimientos positivos como la empatía y solidaridad, así como la necesidad de compartir la esperanza activa para que todo vuelva a la regularidad. Estamos viviendo la gran oportunidad de explorar el potencial humanizante, comunicativo que tiene la tecnología que debiera funcionar como un boomerang, todo el movimiento que provoca siempre vuelve al sujeto, a la persona. 

-Relación que también es “sinergia, convergencia, red, conectividad, interacción, integración, confluencia, fusión, conciliación”.

-Todos estos términos están recogidos en el Factor Relacional, de manera retroalimentaria y progresiva, una relación que siempre es sumativa. 

-Y donde el cerebro-cuerpo es sociedad-red, un dibujo neurosocial en la estela de Antonio Damasio.

-El cuerpo y el cerebro tienen infinidad de conexiones como ocurre en las redes, caracterizadas por múltiples flujos comunicativos. Por ejemplo, en nuestras clases trabajamos los mapas mentales para conectar diferentes núcleos de palabras y establecer interconexiones de una manera visual. El cerebro humano es nuestro gran maestro, en la medida en que nuestra red humana con las conexiones que derivan operen como lo hace el motor neuronal, el que todos sus flujos están conectados y repercuten en el cuerpo y la mente. 

-Un Factor R que sirve para poner el foco en vínculos y apegos y, desde ahí, visibilizar lazos de contenidos comunitarios, estos que empoderan de verdad a la sociedad del conocimiento cuando se encuentra bien conectada.

-El Factor Relacional se nutre de tres pilares, educación, comunicación y salud. La OMS hace más de tres décadas que propuso el concepto de habilidades para la vida, como son la empatía, resolución de conflictos, control emocional. Tenemos la suerte de contar en Aragón con iniciativas como Cine y Salud y Pantallas Sanas, que han sido pioneros en España, que se han proyectado en distintos países, y de modo particular en Hispanoamérica. 

-Atravesamos una etapa donde predominan las creencias. Nos movemos por ellas, así nos va. Y éstas hacen realidad algunos mitos, como predecía George Orwell.

-Uno de los principales supuestos que describen el entorno digital es la constante vigilancia a través de las redes en las que dejamos nuestra huella digital. El ojo de las grandes plataformas nos mira, y esta mirada ni es inocua, ni es inocente. Por eso es necesario seguir la sugerencia de Jenkins y “mirar nosotros a ese ojo”, su posición y sus intenciones. 

-Prosumers, nuestros adolescentes ya centennials no diferencian lo online de lo offline, puesto que para ellos la realidad es fluidamente una.

-Las redes sociales se han convertido en un entorno de pertenencia, junto a la familia y los amigos, cuando antes eran un sistema de referencia. La tecnología se ha convertido en la segunda piel de los jóvenes.

-Pero eso sí, no comparten el mismo cibermundo que el cosmos adulto. Distintos consumos, diversas narrativas y otros valores separan a jóvenes de mayores, y de ahí, del desconocimiento, aparecen los consabidos miedos.

-Las diferentes percepciones que tienen los jóvenes y los adultos respecto a la virtualidad es un reto para explorar espacios intergeneracionales en lo que se facilite un intercambio de saberes y destrezas. 

-Y se revela el selficidio, postureo y pulso entre la intimidad y la necesidad de mostrarse como diferente.

-Estamos en una sociedad de apariencias, de máscaras y espejismos, donde se prioriza el parecer sobre el ser, como muy bien indicó el Grupo Spectus hace más de una década. Es necesario una mirada profunda hacia nuestro interior para saber encontrar lo importante. 

-Pero en cambio, se trata de una generación más tolerante y comprometida, que utiliza la ética como herramienta para sus vidas, no como dogma. 

-Los jóvenes no son clasificables, existen una gran diversidad, con tantos perfiles como jóvenes. Todo lo que sea etiquetarlos o catalogarlos supone una frontera o un muro, el único modo de acompañar sus rutas es tender puentes.

-La pena es que sean tan pocos, como dice Pedro Vallín, para el mundo más envejecido de la Historia, un mundo gobernado por viejos en el que sus problemas no son tomados en cuenta.

-Vienen tiempos difíciles que los jóvenes tendrán que atravesar. Es necesario escucharles porque ellos serán los que protagonicen el futuro, que solo será posible si los adultos ejercen como auténticos mentores.

-Ante todo ello, estos centennials no se están evadiendo, pues están inventando, construyendo el mundo alternativo que les es posible en el escenario digital de las redes, ya sean como youtubers, influencers o tiktokeros.

-En efecto, han abierto espacios de construcción y creatividad en la expresión y también en la convivencia. Su conocimiento no es lineal, sino en red. 

-Y ya en terrenos educativos, ustedes lo formulan muy claro: ¿Impartir conocimiento debe ser el objetivo principal? ¿O tiene más importancia generarlo? 

-No son excluyentes, son combinables. Si planteamos un enfoque constructivista, el conocimiento se imparte y comparte, lo que genera nuevo conocimiento. Por ejemplo, muchas producciones que encontramos en las redes se puede reutilizar, recrear y compartir. 

-Otra cuestión: ¿Móviles en las aulas? ¿Se pueden? ¿Se deben? Esos pequeños aparatos que reducen la concentración pero aumentan la multitarea… 

-Los jóvenes están acostumbrados a utilizar los dispositivos en sus tiempos de ocio, lo que posibilita su uso, desde una finalidad pedagógica y una metodología adecuada, en el aula. De otro modo se convierten en armas de distracción masiva. 

-Y continúan sus preguntas: ¿Qué habilidades serán las más importantes para los trabajadores del año 2020? ¿2030? ¿Si cambian nuestros cerebros, por qué no cambia el modelo?

-La iniciativa, la búsqueda de nuevos territorios por explorar, el emprendimiento, sin olvidar las habilidades basadas en los valores sociales y el control emocional. Así es, nuestro cerebro enormemente plástico está en constante cambio, su permeabilidad permite una gran capacidad de adaptación y que deben tener los educadores.

-Ahí queda la pelota, en el tejado de todos, para resolver estas cuestiones con la tecnología desde diferentes sectores sociales.

-Así nos adentramos de nuevo en el Factor Relacional que es el eje que conecta los usos, consumos e interacciones que se producen en las redes, tanto psicosociales como sinápticas, con una visión positiva y holística, que abarca las tres dimensiones del ser humano (cognitiva, emocional y social), que desde el desarrollo comunitario contempla todos los agentes mediadores sociales en un triple entorno (individual, social y ambiental). El Factor Relacional contiene una doble dimensión. La R competencial, basada en la capacidad de crear y mantener vínculos sociales, que apoyen la identidad, la sexualidad y la intimidad. Y una segunda, la R de riesgos, derivados de un uso indebido, del abuso o de posibles dependencias. Este Factor permite la conversión de las TIC en TRIC (Tecnologías de la Relación, Información y Comunicación), que propone un modelo educomunicativo.

-Cierran el valioso volumen con un grueso de voces y experiencias en clave TRIC.

-El libro tiene su broche final con un elenco de colaboradores que han estado en ruta con nosotros a lo largo de esta última década. Las voces en clave TRIC que nos ofrecen sus reflexiones en el siguiente epílogo son Carlos Gurpegui Vidal, José Blas García Pérez, Cristina Villalonga Gómez, Miguel Ángel Ortiz Sobrino, Isabel Iniesta Alemán, Dani Rodrigo Cano, Antonia Nogales Bocio, Nerea López Gómez, Marta Blasco Navarro, Bibiana Vargas Morales y Manel Trenchs i Mola. Compañeros y compañeras con los que hemos aprendido, intercambiado discursos, conocimientos y experiencias. Ahora es el momento de que los lectores y navegantes interactuantes continúen con este discurso procomún que hemos emprendido de manera coral.