

Antonio Pérez Sánchez
A mediados del siglo XIX, aparecen por Teruel los primeros fotógrafos ambulantes que permanecían durante unos días ofreciendo su taller en la fonda de Zapater situada en la calle de los Amantes o en un local alquilado. Dámaso Fuertes y Vélez, es el primer fotógrafo nacido en Teruel en 1849. Estudió en el Instituto de nuestra ciudad, y en ella trabajó hasta 1883 que con 34 años marchó a Cataluña, Madrid y finalmente a Santander, aunque nunca perdió el contacto con su ciudad natal. Realizó una fotografía de gran interés de la Plaza del mercado, que nos muestra la procesión del Corpus cuando la fuente del Torico aún no estaba en su actual emplazamiento que se construyó en 1886.
Otra fotografía de esa fecha o incluso anterior, es la primera vista general de nuestra ciudad hecha por Dámaso desde la vega, que muestra todo el frente oeste de Teruel ocupado por los conventos de Jesuitas (luego convertido en Seminario), Trinitarios, Clarisas, Carmelitas Descalzas, Carmelitas Descalzos Capuchinos y Dominicos ya junto a la actual Glorieta. Una orientación privilegiada que configura lo que podemos denominar una ciudad conventual lineal. Pero el mayor interés es de esta fotografía lo encontramos en la imagen del inicio de la calle del salvador, en la que se observa uno de los torreones todavía con el arco del portal de Guadalaviar. En 1763-1764 se había transformado el portal y derribado el torreón derecho para dar mejor accesibilidad al Camino Real. Victor Pruneda, en su Crónica de la Provincia de Teruel editada en 1866, ya había incluido una imagen realizada por Fernando Miranda en la que aparecía el arco del portal.
Pero la Vega de Teruel, siempre ha estado expuesta a importantes fenómenos meteorológicos e inundaciones como consecuencia de fuertes lluvias y desbordamiento del Alfambra y Guadalaviar. A través del Diario Turolense de la primera mitad del siglo XVI, escrito por Juan Gaspar Sánchez Muñoz, de la familia de los Muñoces de Teruel publicado por Gabriel Llabrés, conocemos el primer testimonio de un gran temporal en 1513, “Que hizo mucho danyo en las vinyas que no solo las ubas no dexo, mas ahun los sarmientos cortó, y el ayre hizo mucho danyo en los arboles y arrancó el holmo de Sant Francisco de raiz que estaba cerqua la Rambla”. También relata importantes daños en toda la vega en el año 1516 y siguiente por el desbordamiento del rio Alfambra poniendo como ejemplo el derribo de todas las tapias en las propiedades de su familia junto al puente del Cubo que se rehízo en 1517.
Relatos más recientes, como el publicado por Miguel Atrián en el periódico La Provincia el 27 de Agosto de 1879, narran lo ocurrido el día 18 de ese mes:
Un ruido aterrador hiela la sangre en las venas de los vecinos de Teruel. Era el Alfambra que, efecto de las grandes tormentas, traía un caudal de agua superior a su pequeño y tortuoso cauce… el Guadalaviar que inmediatamente recibe sus aguas se desborda también, y la vega de Teruel aparece a nuestra vista convertida en un inmenso lago.
Al día siguiente, al recorrer los alrededores de la ciudad, los encontramos desconocidos. Todos los huertos convertidos en uno, arruinadas las paredes que los separaban: donde antes las plantas cubrían la tierra de grata verdura veíanse montones de piedras y profundas simas, árboles arrancados, caminos destruidos.

Diez años más tarde, en junio de 1889, los efectos de un pedrisco e inundaciones fueron también devastadores entre Alfambra y Libros, hasta tal punto que el Ayuntamiento acordó formar expedientes para que los afectados pudieron solicitar ayudas a la Diputación y recursos del Fondo de Calamidades al Gobierno, si bien era un camino equivocado porque tal fondo ya no existía.
Fue entonces cuando, desde la Sociedad Económica Turolense de Amigos del País, ante la precaria situación en que habían quedado colonos de las vegas de Teruel y pueblos limítrofes, se intentó crear una Tienda Económica, siguiendo el ejemplo de la existente en Zaragoza desde 1888, pero no llegó a realizarse. Tampoco se consiguió en 1893 tras otra inundación de toda la vega. En octubre de 1894, tras diversas reuniones se consolidó el proyecto de su instalación, y se abrió una suscripción que encabezaron la Reina Regente y el Ayuntamiento, con una aportación de 250 pesetas cada uno, y que en total ascendió a 3.878,37 pesetas. El día 16 de diciembre, el obispo Antonio Estalella y Sivillá inauguró la Cocina o Tienda Económica de ese invierno en un local de la calle de la Bombardera estando a cargo de las Hermanas de la Caridad.
El 25 de junio de 1896, nuevamente una fuerte tormenta, destruyó todas las cosechas. Según la circular dirigida a toda la población por Bartolomé Esteban y Marín, presidente de la junta directiva de la Tienda-Asilo, "sumió en la miseria a la infinidad de familias que, del cultivo de la tierra o de sus productos viven" y hacía un llamamiento a los turolenses para sufragar los gastos de su apertura y mantenimiento durante ese año.
También hay noticias de una importante riada en la noche del 18 de agosto de 1914. Las paredes y tapias de varios huertos de la carretera de Zaragoza, en el trayecto de la Virgen del Carmen se derrumbaron, y quedaron inutilizadas todas las acequias y arrieras. Quedaron destruidas todas las cosechas de patata, cáñamo y verdura, que son las que constituyen la cosecha de los pobres. Fueron arrastradas tablas de gran peso y tamaño de las que hay en la puerta de la fábrica Punter, situada, al final de la calle San Francisco, donde hoy se ubica la Casa Colmena.
Todo ello son ejemplos de los problemas que tenía esta parte de la ciudad. El fotógrafo Frutos Moreno nos aporta un documento excepcional que puede ser de la riada de 1893 o 1896, publicado en 1900 en el Album Turolense Rondalla de los Amantes editado en la Imprenta de Arsenio Perruca. Todavía no estaba construido la vía del ferrocarril ni la estación, y se ve el reflejo de toda la cornisa oeste de Teruel.
Frutos Moreno Mendoza, ya estaba en Teruel en 1881 como administrador de Correos, y su hijo Frutos Moreno Pérez, en febrero de 1885, ya se anuncia en su galería fotográfica situada en la escuela de párvulos. Sin duda conocía a Dámaso Fuertes, que marchó de Teruel en 1883 y además, ambos estuvieron vinculados a la Sociedad Turolense de Amigos del País.