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El actor Jesús Cisneros regresa a Mora de Rubielos: “La gente inteligente es la que trata de ser feliz con las cartas que le han tocado” El actor Jesús Cisneros regresa a Mora de Rubielos: “La gente inteligente es la que trata de ser feliz con las cartas que le han tocado”
Jesús Merlo vuelve a actuar en la provincia de Teruel, dos años después

El actor Jesús Cisneros regresa a Mora de Rubielos: “La gente inteligente es la que trata de ser feliz con las cartas que le han tocado”

El manchego estará este viernes con una comedia en el Festival Puerta al Mediterráneo junto a María Luisa Merlo
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El actor manchego Jesús Cisneros regresa al Festival Puerta al Mediterráneo con Mentiras inteligentes, un divertida comedia de situación llena de cargas de profundidad y de invitaciones a la reflexión. Será este viernes (23 horas) en el Castillo de Mora de Rubielos. 

-Retorna a Teruel, de nuevo acompañado por María Luisa Merlo, pero esta vez cambian Valderrobres por Mora.

-Así es. En Valderrobres estuvimos en 2018 con Conversaciones con mamá y también en 2005, la primera vez que actué en Teruel, pero representábamos La curva de la felicidad el 9 de agosto y cayó una tormenta que nos impidió actuar. Al año siguiente regresamos a Rubielos. Son escenarios preciosos y me sorprendió la cantidad de visitantes de Valencia y Cataluña que reciben.

-De hecho el equipo de ‘Mentiras inteligentes’ es el mismo que el de ‘Conversaciones con mama’, ¿no?

-Exacto. Solo se han incorporado los actores Ana Escribano y Juan Jesús Valverde, porque no queríamos repetir la fórmula de dos personajes. Leímos mucho y nos costó mucho encontrar una buena función como esta, de Joe Dipietro. De hecho nos pareció todo un hallazgo, porque como productora adaptamos siempre cualquier cosa que no cumple con los criterios que tenemos de igualdad, tolerancia y respeto hacia el público.

-¿Es partidario de actualizar los textos a los tiempos y a la ética contemporánea, incluso en el caso de clásicos?

-Desde luego. Y por eso los clásicos se adaptan continuamente. Hay obras que, siendo buenas, el espíritu o las propias ideas del autor están totalmente desactualizadas con respecto a la sensibilidad del público en un momento dado. Yo soy partidario de adaptar, porque una obra tiene el valor que tiene, pero también lo tiene la puesta en escena y lo que consigas a través de ella con esa obra.

-¿El teatro debe conseguir algún fin, entonces, más allá del puro divertimento?

-Sin duda, toda obra tiene que llevar a la reflexión. Mentiras inteligentes es una comedia de situación, pero tiene otras muchas lecturas. En un momento de la obra Juan Jesús, que interpreta a mi padre, me dice que la gente inteligente es la que intenta ser feliz con las cartas que le han tocado, en lugar de pasarse la vida pensando que lo que no tenemos es mucho más excitante y divertido. 

-¿Qué más cuenta la obra?

-Mi madre organiza una cena porque se huele que algo no va bien en la familia. Y en esa cena se destapan muchas más cosas de las que parecía que ocurrían. Es un conflicto que se va liando cada vez más y a partir del cual salen muchísimas reflexiones. 

-¿Se coge antes a un mentiroso que a un cojo?

-Creo que no (risas). Yo creo que ese refrán es bondadoso, como todo el refranero español, pero la vida nos demuestra continuamente que hay mentirosos que corren muchísimo. 

-Usted ha hecho cine con películas míticas como ‘La estanquera de Vallecas’ o ‘La Lola se va a los puertos’, magazines de TV, series de éxito como ‘Lleno, por favor’ y teatro, muchísimo teatro. ¿Con qué genero se quedaría?

-Con todos. Todos tienen su cosa y todos me gustan. Lo que sí es verdad es que el teatro te da la posibilidad de evolucionar a través de los ensayos y de las representaciones. En un rodaje en España lo normal es que cuando una escena técnicamente está bien, de luz, sonido, plano y tal, el actor tiene muy poca capacidad para decidir repetir la toma porque cree que puede mejorarla. Pero el teatro te permite crecer y mejorar un personaje en cada ensayo y en cada función, y cambiar cosas que no han funcionado bien de una a otra. Si ves una obra en la representación 3 y la 30, tienen poco que ver. 

-Ese sería un buen ejercicio crítico para los espectadores...

-En Inglaterra, donde la cultura de teatro es muy diferente a la nuestra, hay muchísima gente que cuando se estrena una obra compra entradas para el estreno, la quinta representación, la 30 y la 70. Eso le da la oportunidad de ver cambios en el reparto, o de ver la evolución de los mismos actores. Y lo hace mucha gente allí, no te creas que es algo puntual. 

-El tópico dice que la TV te hace popular y el cine te da dinero, pero el teatro es donde uno demuestra si de verdad es actor.

-Creo que la frase es cierta con matices. La televisión es muy divertida por su inmediatez y el cine, aunque un poco más pesado por su mecánica, es precioso cuando queda un buen trabajo. Aunque creo que hoy en día la televisión da más dinero que el cine. Cada género tiene su ritmo y sus mecanismos, y de hecho eso obliga a que los jóvenes cada día estén mejor preparados.

-¿Nota la presión de los jóvenes actores, que cada tienen más formación en más campos?

-Mi generación ya venía de la escuela de teatro, no solo habíamos aprendido el oficio actuando, que tampoco es mala escuela. Pero esa formación te permite que después tu evolución a través del trabajo sea más rápida y provechosa. Lo que es verdad es que ahora, cuando tienes más bagaje y veteranía para aportar y enriquecer, suele ser más complicado encontrar trabajos que al ser joven, y eso es contradictorio.

-¿Qué papel le ha hecho disfrutar más?

-Creo que Don Juan Tenorio, que tiene aventura, amor, reflexión... es un gran papel.

-¿Y qué papel que no haya hecho le gustaría interpretar?

-Ufff... cualquier papel interesante me atrae, aunque ahora suelo pensar más en la manera de evolucionar y madurar el personaje más que en el propio papel. Ahora me los preparo muchísimo más que antes. Pero puestos a decir, me gustaría volver a hacer algún papel musical, algún Jean Valjean, de Los Miserables, por ejemplo.