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El año en el que el Gran Apagón sumió a Teruel en la oscuridad durante casi tres días El año en el que el Gran Apagón sumió a Teruel en la oscuridad durante casi tres días
Titular de portada de aquel 29 de octubre de 1979: ‘Teruel sin luz’

El año en el que el Gran Apagón sumió a Teruel en la oscuridad durante casi tres días

Un temporal de nieve en 1979 sacó a relucir las carencias en infraestructuras de la provincia
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Mientras la comisión especial investiga las causas del apagón del lunes que tuvo a la península ibérica sin electricidad durante varias horas, a la memoria de algunos turolenses ha acudido lo que en su día se bautizó como el Gran Apagón, que duró tres días y que hasta 1983 fue el apagón más largo de la historia en todo el mundo.

En la madrugada del viernes 26 al sábado 27 del helador octubre de 1979 una serie de nueve averías en cadena, provocadas por el temporal de frío y nieve, colapsó la línea de alta tensión Escatrón-Aliaga-Teruel, única que por aquel entonces alimentaba la ciudad. Teruel permaneció a oscuras durante 60 horas, hasta el lunes siguiente, aunque hubo localidades, como Valdeconejos, que tardaron 132 horas en recuperar el suministro eléctrico.

Diario de Teruel, en cuya mancheta convivía por aquel entonces la nueva denominación con la antigua de Lucha, no pudo salir a la calle el sábado, no lo hizo el domingo porque entonces no había edición dominical y el lunes las rotativas pudieron funcionar gracias a una conexión ad hoc con el salto del Carburo, una antigua subestación que se empleo para dar luz al hospital, la delegación del Gobierno y el resto de servicios esenciales.

Ese lunes 29 el periódico abrió con el titular: “Teruel sin luz. El apagón dura más de cincuenta horas. El gobernador ordena se inicie un expediente para comprobar el resto de la red de la provincia”.

La culpa la tuvo el frío extremo y las malas infraestructuras de Teruel, ya que el suministro de todo el sur de la provincia dependía de una única línea.
 

Fotografía de una de las torres eléctricas que colapsaron por la nieve y el viento

EL viernes 26 por la noche se registró un temporal de nieve que provocó que se formarán cilindros de 20 centímetros de diámetro de hielo alrededor de los cables de conducción eléctrica. El fuerte viento hizo que en algunos puntos esos cables oscilaran hasta cinco metros sobre su vertical, hasta que finalmente cayeron algunas de las torres de conducción eléctrica, ubicadas principalmente por Ródenas, Barrachina, Mezquita y la Sierra de Gúdar, según explicaron las autoridades en su día.

La caída de las torres provocó a su vez otras averías en diferentes puntos, que concurrieron con otras más o menos fortuitas, como un fallo en la caldera de Aliaga o la explosión de dos interruptores en la Estación de Daroca. En total fueron nueve averías graves casi simultáneas.

Por supuesto que se pensó en un sabotaje, pero las autoridades lo desmintieron categóricamente. Lo cierto es que la situación atmosférica no podía haber sido más adversa ese fin de semana, con un brusco descenso de las temperaturas que apenas superaron los 0 grados, fuertes vientos y temporal de nieve que obligó a cerrar las carreteras de Teruel a Cantavieja, Fonfría y Mosqueruela, y con 13 puertos en la provincia donde fue obligatorio el uso de cadenas.

Las ciudades dependían en 1979 mucho menos de la electricidad para su funcionamiento que en la actualidad, aunque el flujo de información también era menor, por lo que la población vivió con cierto temor y muchas dudas aquel oscuro fin de semana. La centralita de Eléctricas Turolenses recibió cientos de llamadas durante treinta horas de forma ininterrumpida, según publicó en su día el periódico, sin que las dos personas que atendían el teléfono pudieran dar demasiadas explicaciones.

Aunque no se llegaron a cuantificar, las fábricas e industrias sí registraron importantes pérdidas.

Medidas de urgencia

El gobernador civil, Luis Rojo, convocó una reunión extraordinaria con todos los responsables políticos y representantes de la vida civil para explicar la situación y, sobre todo, trazar un plan de abastecimiento de productos básicos por si el apagón se prolongaba.

Eléctricas Turolenses echó mano de una subestación en Castielfabib y se puso en funcionamiento el salto del Carburo, que había dejado de funcionar hacía años. Con esa potencia se intentó poner en funcionamiento de nuevo la central de Aliaga, sin conseguirlo, por lo que se decidió usarla para dar servicio a la Delegación del Gobierno , el Hospital y por la noche, según cuenta Diario de Teruel, a la Panificadora -que produjo 300 barras frente a los varios miles que solía hornear diariamente- o a Radio Teruel, que reanudó su emisión sobre las 10 horas del domingo, para poder mantener informada a la población de lo que estaba ocurriendo.
 

Torre en Cella de la nueva línea de 1984

Eléctricas Turolenses también dio servicio a la rotativa de Diario de Teruel durante el domingo, de forma que pudo tirar el periódico del lunes donde se explicaba todo lo acontecido ese aciago fin de semana.

A lo largo de la jornada los comercios se hincharon de vender pilas y linternas, así como mantas para combatir las bajas temperaturas, que rondaron los 3-4 grados. Al frío no se unió la incomunicación que conlleva un apagón en pleno siglo XXI como el que ocurrió el lunes, ya que la telefonía fija no dependía de la electricidad, y de hecho se mantuvo en un 98% de la provincia, según explicaron los responsables. Otra cosa es que el temporal también afectara a la línea de teléfonos. Entre Alfambra y Aliaga se derrumbaron los postes a lo largo de 10 kilómetros, aunque al parecer seis grupos móviles de reparaciones consiguieron subsanar el problema en pocas horas.

En cuanto a la provisión de alimentos, el periodista dedicó un párrafo en una crónica a “destacar el esfuerzo de los panaderos independientes que, provistos de un grupo electrógeno estuvieron amasando el pan en la panadería de Víctor Gómez”.

Sobre las 10 horas del domingo se había reparado la línea de Escatrón a Aliaga y otros puntos afectados, de forma que la central de Aliaga -que cerró definitivamente en 1982- pudo volver a funcionar, lo mismo que la Térmica de Escucha. Sin embargo las redes que abastecían a la capital habían sufrido daños muy severos y aún tardaría un día entero en restablecerse la luz. A esas alturas Radio Teruel ya tenía electricidad gracias a El Carburo, y al menos pudo tranquilizar a la población.

O no. Porque las autoridades aseguraron que a las 18 horas de ese domingo todo volvería a la normalidad, pero el mal tiempo dificultaba las reparaciones -se trabajaba en medio del frío y la noche con luz procedente de los reflectores de los Land Rover de Eléctricas -y no fue hasta la mañana del lunes, sobre las 10.30 horas, cuando los turolenses, bastante asustados ya en ese momento, pudieron volver a encender la luz.

Eso en la capital, porque hubo poblaciones donde el apagón se prolongó varias horas más. El último lugar en restablecerse la normalidad fue Valdeconejos -que paradójicamente estaba a pocos kilómetros de la Central Eléctrica de Escucha-, tras 132 horas -5 días- sin luz.
 

Las autoridades consideraron “fortuito” el apagón, debido sobre todo al temporal

Pese a que el hecho de que el apagón se produjera durante un fin de semana seguramente redundó en que las pérdidas económicas fueran menores, la Confederación Empresarial Turolense protestó enérgicamente contra la administración. No tanto por permitir que la línea de abastecimiento eléctrico fuera tan precaria, que también, sino sobre todo porque no hubieran sido convocados a la reunión de emergencia del gobernador civil, “lo que supone una notable desconsideración con el potencial que a nivel de empresa representa la CET”, manifestaron en un comunicado el martes después del apagón.

Además se exigieron medidas compensatorias al Gobierno de España -que no llegaron, porque se consideró que la avería fue fortuita y provocada por el mal tiempo-, se pidió la investigación y cese de los responsables y también la toma de medidas para no volviera a suceder nada semejante.

La solución

La solución a esa precariedad eléctrica llegó, pero tardó nada menos que cinco años. En cuanto se reparó la línea dañada comenzó a apuntarse que construir una nueva línea de transporte eléctrico entre Teruel y Calatayud podría garantizar un suministro seguro y regular. Se trataba de tener dos vías de suministro funcionando simultáneamente, por si una de ellas colapsaba. En ese momento ya se había realizado un estudio técnico del proyecto, cuyo coste se elevaba a 300 millones de pesetas, y probablemente el apagón le dio el espaldarazo que necesitaba para salir adelante.

Durante los días siguientes Diario de Teruel publicó varias cartas al director en las que no pocos ciudadanos mostraban su indignación por lo sucedido y con la actuación de las autoridades, lenta a su juicio, con un tono airado inimaginable solo cinco años atrás: “La diligencia desplegada -según las noticias reiterativas y a la vez frustrantes de nuestra emisora local- mostró ineficacia. Pues 60 horas son muchas horas para tener a la población sin luz, sin agua y sin pan. Una se pregunta qué hubiera pasado si en vez de este temporalillo otoñal hubiera sido un temporal invernal largo y duro”, escribió una lectora.
 

Ángel Fernández, a la sazón responsable provincia de Industria y Energía, aseguró tras la finalización de las obras de 1984 que lo ocurrido en 1979 se veía venir

La nueva línea se construyó, pero tardó lo suyo. Las obras entre Calatayud, Calamocha y Teruel arrancaron en octubre de 1982, tres años después del apagón, con un presupuesto de 549 millones, y no se inauguraron hasta año y medio más tarde, el 31 de mayo de 1984. Al día siguiente Diario de Teruel publicó una entrevista con Ángel Fernández Vidal, responsable provincial de Industria y Energía en 1979 y también en 1984, en la que realizó una declaración sorprendente: “Realmente aún no sabemos lo que ocurrió con absoluta franqueza”.

Lo decía por lo sorprendente de que la caída de las torres fuera acompañada por otras averías que parecían no tener relación, aunque él mismo defendió que lo sucedido en 1979 se veía venir. Antes del apagón, en agosto de ese año, ya había enviado un informe a la Dirección General de la Energía poniendo de manifiesto que todo el sur de Teruel dependía de una sola línea de suministro, y que se sumiría en la oscuridad -como ocurrió- en caso de colapso.

La obra era absolutamente necesaria en una España que intentaba abandonar el subdesarrollo en el que le había sumido el franquismo. Y si tardó un lustro en realizarse, “demasiado tiempo” en opinión de Fernández Vidal, no fue por problemas técnicos sino económicos. Eléctricas Reunidas de Zaragoza -empresa privada hasta su integración en 1986 en Endesa- adujo que en Teruel habían ido tirando muchos años con una sola línea, por lo que no estaba dispuesta a invertir el dineral necesario si la administración no contribuía, como finalmente así fue.

La nueva línea estuvo compuesta por 448 postes a lo largo de 127 kilómetros, y finalmente fue necesaria una inversión de 585 millones de pesetas, de los que la Diputación de Teruel financió 105, la Diputación de Zaragoza 90 y Eléctricas Reunidas el resto (390 millones).

Se puso en marcha el 1 de junio de 1984 con una tensión de 132 kilovatios. No supuso un aumento de potencia pero duplicó las garantías de suministro, ya que desde entonces la línea de Calatayud funcionó conjuntamente con la de Escatrón-Aliaga.

Tres años después, el 14 de octubre de 1987 se produjo otro apagón que afectó a la provincia de Teruel, pero no tuvo nada que ver con la nueva conducción. Fue producto de una avería en Barcelona que afectó a ocho millones de personas en diferentes provincias españolas. Alcañiz estuvo dos minutos sin luz, y Valmuel, Puigmoreno y Valdealgorfa no más de diez. El mayor problema se dio en Andorra, porque la falta de tensión provocó que se quemaran cuatro motores de la Central Térmica, quedando paralizados dos de los tres grupos generadores que tenía la instalación. En Teruel capital y el resto de la provincia tan solo se notó oscilar la intensidad de la electricidad, visible sobre todo en las bombillas, durante algunos minutos.
 

Diario de Teruel celebró la apertura de la nueva línea eléctrica Calatayud-Teruel

Este accidente, provocado por la explosión de un interruptor en la central eléctrica de Sentmenat, provocó que en Barcelona un centenar de personas quedaran atrapadas en el metro y ferrocarril de la Ciudad Condal, y otras tantas en ascensores.

Reavivó el temor a un posible sabotaje de la banda terrorista ETA y en Tarragona se vivieron escenas de pánico ciudadano, porque los sistemas de alarma del polígono petroquímico saltaron y provocaron pequeñas detonaciones. Durante una hora el servicio de emergencias de Tarragona registró unas mil llamadas.

Dos trabajadores de la central de Aliaga desaparecidos

Unas 80 personas de Eléctricas Turolenses y Eléctricas de Zaragoza, la mayoría de ellas sin formación específica, fueron movilizadas aquel 27 de octubre de 1977 para reparar las averías, en medio de un importante temporal de viento y nieve. Dos de ellas desaparecieron durante unas horas en medio del temporal, y un vehículo de la empresa tuvo que ser rescatado al atascar en la nieve. Las malas condiciones atmosféricas hicieron que las reparaciones no pudieran completarse hasta la mañana del lunes.

Los momentos más dramáticos se vivieron cuando se constató la desaparición de dos trabajadores de la Central Térmica de Aliaga. Eran Vicente Pérez y Aniceto Buj -en un primer momento se publicó como Germán Buj-. Entraron a trabajar a las 6 de la mañana del sábado y se encontraron con la Térmica parada por falta de suministro eléctrico. Como el resto de sus compañeros fueron movilizados a diferentes puntos de la línea para recorrerla en busca de la avería.

Los dos desaparecidos recorrieron la línea en las inmediaciones de Castel de Cabra, con más 50 centímetros de nieve según ellos mismos relataron. En concreto aseguraron que la nieve les llegaba “a la altura de la bragueta”. El agotamiento, la falta de material y un esguince que sufrió uno de ellos por el esfuerzo les obligó a refugiarse en un corral donde tuvieron que pernoctar junto a un rebaño de Cirujeda, calentándose con una hoguera que hicieron astillando un pesebre. Por fortuna los dos jóvenes fueron encontrados por sus propios compañeros de la Térmica a la mañana siguiente. En el dispositivo de búsqueda participó la Guardia Civil y un helicóptero que no llegó a despegar.

Triste record

El Gran Apagón de Teruel fue el más largo registrado en la historia en su momento, dos años después del que tuvo lugar en Nueva York el 13 de julio de 1977. Y lo siguió siendo hasta el de Suecia el 27 de diciembre de 1983, que mantuvo 89 días sin electricidad a más de cuatro millones de suecos por un cortocircuito en un transformador. Actualmente ese triste record lo tiene Puerto Rico, donde dos millones de personas no tuvieron suministro eléctrico durante 335 días, entre septiembre de 2017 y agosto de 2018, tras el paso de los devastadores huracanes Irma y María.