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El artista que acercó al gran público el arte contemporáneo El artista que acercó al gran público el arte contemporáneo
Serigrafía que ilustraba el catálogo de la exposición de Martín en Rubielos

El artista que acercó al gran público el arte contemporáneo

El Museo Salvador Victoria acogió una muestra sobre Abel Martín coincidiendo con el 20 aniversario de su muerte
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Si la investigación policial ha intentado que el asesinato no quedara impune durante estos 25 años, la reivindicación del valor artístico y el legado de Martín ha discurrido también paralela, para que el olvido de su obra no añada más injusticia a su memoria. Así lo reivindicaba en un artículo Javier Martín, sobrino de Abel Martín y conservador de la colección Ars Citerior, que cedió las 31 serigrafías estampadas del autor de origen turolense para la exposición en su memoria que acogió el Museo Salvador Victoria de Rubielos de Mora en 2014, cuando se cumplían 20 años de la muerte del artista.

Javier Martín reivindica en un artículo el reconocimiento a la labor de equipo que existió entre Sempere y Martín, tanto en las serigrafías como en la resolución de las esculturas, sobre todo a partir de 1980 cuando en Sempere empiezan a aparecer los primeros síntomas de esclerosis, y reivindica además el trabajo de Abel Martín para divulgar la obra de Sempere tras su muerte.

La muestra en el museo de Rubielos serviría para recordar este legado que la periodista Concha Tejedor señalaba en su crónica de la Agencia EFE como “el artista que acercó al gran público el arte contemporáneo” ya que “sin las extraordinarias serigrafías de Abel Martín, introductor con Sempere de esta técnica en España, la obra gráfica no habría adquirido el reconocimiento artístico que tiene hoy, ni grandes creadores como Millares o Saura habrían visto en ella una forma de acercar el arte al gran público”.

Destacaba de la muestra titulada Abel Martín, serígrafo que quería “recordar su imprescindible contribución a la divulgación del arte contemporáneo y mostrar una importante colección de serigrafías de artistas de la vanguardia, fundamentalmente de la segunda mitad del siglo XX, que abrió las fronteras de la España aislada del franquismo al arte internacional”.

El perfil

El entonces director del Museo Salvador Victoria, Diego Arribas, contaba de Martín que “empezó trabajando como camionero y acabó siendo una figura clave en la reproducción y difusión del arte contemporáneo en nuestro país”. En el perfil sobre el artista, con motivo de la inauguración de la exposición, repasa su trayectoria y su legado artístico.

A los 20 años Abel se trasladó a París y allí conoció al propio Salvador Victoria y a otros jóvenes artistas como Lucio Muñoz, Pablo Palazuelo y Eusebio Sempere, con quien ya trabaría entonces amistad y comenzaría su colaboración profesional. Sempere conoció al impresor cubano Wifredo Arcay y entró a trabajar en su taller, de quien aprendió la técnica de la serigrafía, desconocida entonces para los artistas españoles. “En 1958 Sempere propone a Arcay que incorpore también como ayudante a Abel Martín, quien desde un primer momento demuestra su interés y una gran habilidad en este nuevo proceso de estampación”. Dos años después, recuerda Arribas, Martín y Sempere regresan a España e instalan un taller de serigrafía en Madrid, desde el que introdujeron esta novedosa técnica en nuestro país.

Uno de sus primeros encargos fue la estampación del libro Lucio, editado con motivo del Primer Premio de Pintura Neblí, concedido a Lucio Muñoz en 1960. La reproducción de los cuadros del pintor madrileño, realizados en madera, obliga a Abel Martín, recuerda Arribas, a poner a prueba todos sus recursos técnicos. Tendría después peticiones en torno al proyecto del Museo de Arte Abstracto de Cuenca, como Guerrero, Millares, Mompó, Torner o Rueda, de quien Abel Martín realizará su primera serigrafía  “El tándem Martín-Sempere se consolida como un referente de calidad en el ámbito de la obra gráfica de nuestro país. Su taller reunirá a una larga nómina de artistas que buscan en la seriedad y la calidad del oficio de Abel Martín una garantía para sus estampaciones. En sus trabajos, los límites entre obra original y reproducción, o entre arte y oficio, son cada vez más difusos”.

Solo serígrafo

No obstante Arribas recuerda que Abel Martín es reacio a considerarse un artista y se define como serígrafo, tal y como lo expresaba en una entrevista junto a Eusebio Sempere para la revista Guadalimar:

“…Sé mi oficio. Detrás no hay nada. Si alguien lo dice, no es verdad. ¿Intuición, creación, arte en mi oficio? Me ajusto. Un original, bueno o malo, y ya está todo. La serigrafía es ese original. No puede ser ni mejor ni peor. Es él mismo. Bueno o malo. Nada depende de mí. Lo recibo y lo transcribo. No hay ningún mérito aparte de ese oficio.” Y remachaba en aquel texto: “… donde ellos dicen arte yo digo saber hacer.”

Sempere, sin embargo, le contradecía; “…Sucede que él no se da cuenta. Cree que es así como él lo dice. Que la técnica lo es todo. Y no es verdad. Lo cree porque está todo el día sobre ello. Retirando papeles, poniendo otros, dando color. Pura labor mecánica. Nunca se ha parado a pensar en esa fuerza que hace que yo distinga una serigrafía que tira Abel de otra.”