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Teruel y todos sus pueblos serán un mirador de excepción para observar el eclipse solar de 2026
Por Carlos López San Juan
Disfrutar de un cielo estrellado es un lujo cada vez más escaso, lastrado por el incremento de las concentraciones de población en zonas urbanas, donde la iluminación artificial engulle los tenues brillos del cosmos. Alejándonos de las ciudades, al adentrarnos en los territorios rurales de Teruel, el cielo se torna cada vez más y más oscuro, y los astros son cada vez más y más sugerentes. El cielo de Teruel es un recurso natural y, como tal, ha de ponerse en valor, explorarse de forma responsable y protegerse de cara al futuro.
¿Qué hace el cielo de Teruel especial? La baja densidad de población, un obstáculo para la gran mayoría de actividades, asegura en este caso un cielo oscuro, sin contaminación lumínica y listo para ser disfrutado. Sin embargo, la oscuridad es solo una de las condiciones para que un cielo se considere de alta calidad para la observación astronómica. También requiere de una gran nitidez y de una excelente transparencia. La nitidez es un reflejo de la turbulencia de la atmósfera, que emborrona la luz que nos llega de los planetas, las estrellas y las galaxias. Una atmósfera estable da lugar a imágenes con más detalles y permite obtener información más precisa de los astros. La transparencia nos indica cuánta luz perdemos debido a su interacción con la atmósfera, ya sea con sus diversas moléculas o debido a la presencia de partículas en suspensión, denominadas de forma general aerosoles. Una atmósfera transparente permite ver objetos más débiles, ya sea por su menor luminosidad o su mayor distancia.
El cielo de Teruel es oscuro, nítido y presenta una notable transparencia; es un cielo de calidad que debemos explorar. Primero, personalmente. Pocas situaciones nos hacen sentirnos más humildes que mirar, con calma, al cielo nocturno en una noche estrellada. Es la inmensidad la que empieza a sugerirnos preguntas sobre los astros y nos empuja a conocerlos mejor. Encomiable es la labor de las agrupaciones astronómicas en este aspecto y por mi vivencia personal en el territorio me gustaría destacar a ACTUEL, la agrupación astronómica de Teruel.
En el siguiente paso, es necesaria la exploración de forma profesional, ir más allá de los telescopios y la instrumentación comercial para adentrarse más en el espacio y el tiempo. De esta certeza nace el Observatorio Astrofísico de Javalambre (OAJ) y el Centro de Estudios de Física del Cosmos de Aragón (CEFCA) en 2008. El OAJ, situado a casi dos mil metros de altura en el Pico del Buitre, Sierra de Javalambre, es una instalación científico-técnica singular cuyo objetivo es realizar grandes cartografiados del Universo. Para ello, cuenta con dos telescopios de gran campo equipados con instrumentos panorámicos de última generación y un sistema único de filtros para diseccionar la luz que nos llega del cosmos. Destaca el binomio JST con JPCam, la tercera cámara astronómica más grande del mundo con 1,2 gigapíxeles, capaz, en conjunto, de observar el área equivalente a catorce lunas llenas por imagen usando 56 filtros, y cuyo objetivo científico es obtener la posición en el espacio y el tiempo de cientos de millones de galaxias. Las propiedades de este mapa tridimensional y su evolución vienen dictadas por la gravedad del sector oscuro del Universo, permitiendo inferir la cantidad de materia y energía oscura al contrastar las observaciones con las predicciones de la teoría de la relatividad general.
Un objetivo ambicioso, sólo posible gracias al cielo de Teruel, que rivaliza en oscuridad, transparencia y nitidez con otros emplazamientos astronómicos mundiales como Hawái, Chile o las Islas Canarias. Los cartografiados del OAJ se almacenan, validan y exploran científicamente desde el CEFCA, con estudios y publicaciones científicas en la frontera del conocimiento. Y que, en una firme labor de legado, pone las imágenes y los catálogos obtenidos a disposición de la comunidad internacional y del público general desde su página web, para su descubrimiento desde lo personal y su exploración científica desde lo profesional.
El último paso es potenciar el astroturismo para que la exploración del cielo de Teruel genere valor económico en la región, fijando población. El astroturismo ha ido creciendo en importancia en la provincia de Teruel en la última década, aprovechando la calidad del cielo nocturno para ofrecer experiencias únicas, como rutas de estrellas, noches temáticas, talleres de fotografía astronómica o campamentos de observación. Todo avalado con la formación continua de los profesionales del astroturismo y el reconocimiento de las comarcas de Gúdar-Javalambre, Cuencas Mineras y Sierra de Albarracín como Reservas y Destinos Turísticos “Starlight”, un distintivo que acredita los cielos más limpios del planeta.
En paralelo, el compromiso del CEFCA con la divulgación y el retorno del conocimiento a la sociedad cristaliza en Galáctica, el centro para el estudio y la práctica de la astronomía, sito en Arcos de las Salinas. Inaugurado de forma oficial en abril de 2023 supone una infraestructura única a nivel europeo, equipada con telescopios para la realización de observaciones nocturnas y diurnas, museografía interactiva y rigurosa para ahondar en nuestro conocimiento del cosmos, y una capacidad para despertar y afianzar vocaciones en la juventud con visitas de colegios, institutos y prácticas a nivel universitario.
El ecosistema astronómico dedicado a la exploración del cielo de Teruel es ya un entramado maduro, con grandes oportunidades a corto plazo, como el trío de eclipses solares de 2026, 2027 y 2028, y capacidad para de ser uno de los motores de la actividad económica y social del territorio en las próximas décadas. Pero todo recurso natural ha de ser protegido de las amenazas que pueden limitar su potencial.
La amenaza más obvia, la contaminación lumínica que ataca directamente la oscuridad del cielo, puede combatirse de forma eficiente con una gestión de luminarias y sistemas de iluminación adecuada y pensada para preservar la oscuridad del cielo sin menoscabar la seguridad del ciudadano. El deseable aumento de población y de turistas en zonas oscuras también demandará una educación al respecto, evitando prácticas abusivas o un crecimiento descontrolado.
Pero hay otras amenazas, menos evidentes. Por ejemplo, el aumento de actividad turística e industrial conlleva un incremento de aerosoles en la atmósfera, disminuyendo la transparencia del cielo. Gracias a los datos obtenidos en el OAJ, podemos constatar que su momento de mayor transparencia en la última década se produjo tras la pandemia, siguiendo el descenso forzoso de la producción y la movilidad. También los cambios en las tendencias climáticas, imprevisibles a medio plazo, podrían dar lugar a una atmósfera más turbulenta, con menos noches despejadas. O todo lo contrario.
El cielo de Teruel es un recurso natural para explorar, disfrutar y valorar. Porque, como bien saben quienes han tenido la suerte de mirar hacia arriba desde las comarcas de Teruel, hay cosas que solo se comprenden cuando se apagan las luces y se encienden las estrellas.