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El Curso de Pintura de Albarracín muestra a los alumnos cómo construir verdes sin verde El Curso de Pintura de Albarracín muestra a los alumnos cómo construir verdes sin verde
Algunos de los participantes, plasmando los verdes de los montes que rodean el casco urbano de Albarracín

El Curso de Pintura de Albarracín muestra a los alumnos cómo construir verdes sin verde

Un total de 54 personas participan en la actividad ‘Verdecromías y su aplicación a la pintura’
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Cruz Aguilar

El verde está presente en la naturaleza, que tiene miles de tonalidades de este color y, sin embargo, es uno de los que más dificultades entraña a la hora de plasmarlo en un cuadro. Algunos pintores, como Velázquez, ni siquiera trabajan con verde y lo obtienen a partir de otras tonalidades, como el negro o los grises. Construir verdes sin verdes es una de las cosas que han aprendido estos días los alumnos del Curso Superior de Pintura de Paisaje de Albarracín, que este año alcanza su XXIV edición y donde medio centenar de alumnos y cuatro profesores han plantado sus caballetes en diversos espacios de la ciudad para captar un entorno que parece que se había preparado para ofrecer miles de verdes diferentes.

Verdecromías y su aplicación a la pintura de paisaje es el título de un curso en el que, como explica su directora, Paloma Peláez Bravo, los alumnos han analizado desde el significado a su comportamiento pictórico pasando por las problemáticas que ya plantearon los autores clásicos. “Han aprendido a pintar verdes e incluso sin el color, mezclando diferentes colores”, explica la responsable de la formación.  Se trata de un tono que no es sencillo de armonizar con otros colores pero que es muy necesario porque tiene mucho peso dentro del paisaje.

“Es la gama más predominante pero también la más difícil de conseguir a nivel pigmentario”, comenta la pintora Paloma Peláez Bravo, quien añade que plantea incluso problemas en cuanto a sus conservación y muchos autores clásicos lo han sacado de su paleta.

Equipo docente

El verde es el que color que primero aprende a ver el ojo humano, pero no resulta tan fácil plasmarlo en el lienzo. Las diferentes entre los verdes de las diferentes estaciones también es otro de los temas que abordaron los alumnos durante las sesiones formativas, que se iniciaron el pasado 10 de julio.

Paloma Peláez Bravo cuenta  con el apoyo de un equipo docente compuesto por Lourdes Castro Cerón, Isidoro Moreno López y Alberto David Fernández Hurtado.

Los pintores han llenado de colorido la ciudad estos días

Teresa González Cantó lleva once años pintando en Albarracín y señala que el curso es un pozo sin fondo puesto que en todo este tiempo en el que asiste como alumna jamás se ha repetido un tema. “Estamos trabajando distintas tonalidades de verdes y cómo integrarlos en el paisaje”, argumenta. Agradece la originalidad de los profesores a la hora de buscar temas y también el trabajo de la Fundación Santa María, un aspecto que también destacó la propia Paloma Peláez Bravo.

El gerente de la Fundación Santa María de Albarracín, Antonio Jiménez, recuerda que Albarracín ha sido inspiración para los pintores a lo largo de la historia. Ya Ignacio Zuloaga, a comienzos del siglo XX envió una carta a Manuel de Falla en la que le desvelaba que “había descubierto el paraíso”, aunque lamentaba que había muchas moscas.

Una de las novedades de este año fue la presentación del documental Memoria de un instante. Los cuadernos de dibujo de Zóbel, a cargo de Lourdes Castro en colaboración con la Fundación Juan March y el Museo Nacional del Prado.

Este documental ofrece una mirada íntima a la obra del reconocido artista Fernando Zóbel, brindando valiosos conocimientos sobre su proceso creativo y su enfoque hacia el paisaje. Además, el pintor Miguel Torrus compartió con los asistentes una charla explicativa y ofreció una muestra de materiales de The Fine Art Collection.  

En Albarracín cualquier rincón es bueno para pintar

Verde rosáceo de la Julianeta

Zóbel estuvo en Albarracín en dos ocasiones, una de ellas en los daños 50 y se fue de allí con un esbozo de la Casa de la Julianeta. Hizo diversas apreciaciones sobre sus colores, entre los que habló de “verde rosáceo o gris plomizo” y también anotó en su cuaderno aquello que no le gustó de la ciudad, que fueron las farolas.

El curso finalizará hoy sábado por la tarde con la entrega de las Becas Albarracín 2023 entre dos de los participantes del curso. Jiménez comentó que la mayor parte del alumnado opta a estas ayudas, que consisten en estancias de pintura durante el próximo año y en una exposición con las obras realizadas durante este tiempo.