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El Dance de la Guirnalda de Los Olmos tiene futuro con el relevo generacional El Dance de la Guirnalda de Los Olmos tiene futuro con el relevo generacional
Un momento de la representación del Dance de la Guirnalda que tuvo lugar este sábado por la noche en Los Olmos.Xavier Bertral

El Dance de la Guirnalda de Los Olmos tiene futuro con el relevo generacional

Medio centenar de vecinos participaron el sábado en su representación tras no haberlo podido hacer por la covid
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El Dance de la Guirnalda que se representa en Los Olmos para estas fechas después de haber sido recuperado en 2007 tiene futuro. Lo tiene porque tal como manifestó la directora de la representación, Dolores Casanovas, existe ya relevo generacional. El dance se puso en escena la noche del pasado sábado, recuperando así la tradición que se vio interrumpida en 2020 por la pandemia, después de que la última vez que se hiciese fuera un año antes. El pueblo se volcó de nuevo con esta seña de identidad del municipio que se había perdido a mediados de los años 40 del pasado siglo y que tras recuperar el texto se volvió a representar a comienzos de este siglo.

“Ha sido estupendo con un resultado maravilloso”, manifestó ayer Casanovas, que ha dirigido todos los años las representaciones desde que se recuperó, y que valoró que ahora se hayan encontrado con la incorporación de siete nuevos actores con edades que van de los 11 a los 17 años, con lo cual aseguró que había “relevo generacional”. Incluso hay gente que se ha ofrecido a dirigir la obra cuando ella no lo haga, con lo cual esta tradición que no pudo hacerse durante la pandemia tiene vida para rato porque todo el pueblo se vuelca, como pudo verse la noche del sábado en los Arcos del Ayuntamiento, que son los porches donde se escenifica esta pieza de una hora de duración en la que intervienen medio centenar de personas desde los 6 hasta los 60 años.

Esta obra de teatro data de 1862 y es original de Domingo Herrero. Hacia 1945 o 1946 dejó de hacerse, en la postguerra, y se recuperó cuando a comienzos de este siglo se encontró el texto original de forma casual al venderse un inmueble en la localidad y aparecer en su interior. Los vecinos se involucraron y en 2007 recuperaron la representación, que volvió a hacerse en 2008 y 2009, y a partir de esa fecha cada dos años. La última fue en 2019 y se había visto interrumpida por la pandemia, hasta que este fin de semana volvió a hacerse tras un mes intenso de ensayos para preparar su puesta en escena, en la que intervienen medio centenar de personas dado el interés que existe entre los vecinos.

Representación

La directora comentó que la representación había quedado “muy bonita” y se había visto que la gente, sobre todo los jóvenes que se han incorporado a la iniciativa, le echaban “ganas y mucho brío”. “Ha sido muy emocionante”, afirmó Casanovas.

La responsable de poner en escena esta representación teatral popular de Los Olmos comentó que estaba “muy emocionada” del resultado y satisfecha de que los más jóvenes se impliquen en seguir conservando este dance, que es una seña de identidad de la localidad al igual que otros dances lo son de otros municipios turolenses.

El Dance de la Guirnalda de Los Olmos está en trámite para su declaración como Bien de Interés Cultura Inmaterial, junto con una quincena de dances que se hacen en otros pueblos turolenses. Se trata de una manifestación de religiosidad popular que incluye tanto música y danza como teatro, puesto que la representación se prolonga durante una hora.

En esencia, durante el dance los participantes abogan ante el mayoral en favor de distintos santos, si bien al final la corona la recibe San Salvador, el patrón del pueblo. Casanovas valoró también que además del dance se haya recuperado la tradición de decorar las calles del pueblo por los vecinos.

Implicación

“La gente se implica y adornan el pueblo, lo transforman colocando en sus casas ramas de olmos en arcos, y sacando a la calle aperos antiguos”, comentó Casanovas, para quien este dance es una seña de identidad importante del municipio, que se perdió en su día pero que tras el paréntesis de la pandemia ha vuelto a hacerse con visos de continuidad. La próxima vez será dentro de dos años, después de que así decidiesen hacerlo para no cansar a la gente y continúe la tradición.

Han dedicado todo el mes de julio a preparar la actuación, y quienes lo han hecho de forma más intensiva son los niños que bailan y cantan, que todos los días ensayaban a primera hora de la tarde entre las 15 y las 16 horas. Si el pueblo en verano tiene 300 habitantes con la gente que llega de vacaciones, puesto que en invierno apenas son un centenar, todos estaban en la plaza del pueblo el sábado por la noche para seguir las evoluciones de esta tradición de la que no hay registro exacto de cuándo se perdió. Sí que la primera vez que lo hicieron en 2007, una mujer comentó que su madre había participado en la última representación en la postguerra, estando embarazada de ella, por lo que se estima a partir de su edad que fue en torno a mediados de los años cuarenta.

Los mayores se acordaban de su existencia, pero el texto estaba perdido hasta que de forma casual apareció cuando se vendió un inmueble y se encontró el manuscrito al recoger las pertenencias que había en su interior, lo que permitió recuperarlo.

Tanta es la implicación de los vecinos, que participan en la representación medio centenar de ellos. Casanovas explicó que en el dance interviene el mayoral, que es el que lleva la corona al santo, tres rabadanes y veinte danzantes, que en realidad no danzan sino que dicen sus loas al santo a quien quieren que se dé la corona.

Aparte, comentó que hay unos grupos con seis niños que hacen unos bailes, además de seis personas que bailan un dance y otra docena que bailan el paloteado y las cintas. A ello se suman otros que participan de una forma u otra en la representación hasta alcanzar en total el medio centenar.

 

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