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El fotógrafo Pedro Blesa retrata la distópica realidad del confinamiento en su obra ‘MascaReto’ El fotógrafo Pedro Blesa retrata la distópica realidad del confinamiento en su obra ‘MascaReto’
Reto 55 #Libre de la serie de retos que se propusieron desde la SFT. Pedro Blesa

El fotógrafo Pedro Blesa retrata la distópica realidad del confinamiento en su obra ‘MascaReto’

Parte de su trabajo puede verse expuesto en el cubo de los Aljibes hasta el 31 de agosto
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Nuria Andrés

La pandemia del coronavirus trajo consigo un sinfín de connotaciones bélicas. Un enemigo invisible que invadió la rutina y que, aunque no se sabía bien contra qué se luchaba ni quienes eran los soldados, en el ambiente flotaba el pensamiento de que la sociedad debía movilizarse y estar preparada para lo peor. 

La memoria es frágil y por eso la Asociación Fotográfica Turolense (SFT) fue la encargada de retratar esta nueva situación a la que se enfrentó el ser humano a través de una serie de retos. 

Entre la inmensidad de planes que se llevó la pandemia,  estaban los lunes fotográficos en el Centro Social Arrabal de la SFT.  No obstante, los socios de la asociación decidieron trasladar estos lunes a las casas de los turolenses y a través de retos diarios que se lanzaban desde Facebook en la página Retos SFT consiguieron mantener a la gente entretenida y con una ocupación que llevar a cabo durante el confinamiento. El fotógrafo Pedro Blesa fue uno de los turolenses que se animó a embarcarse en estos retos con su obra: MascaReto. 

Hablar de la obra de Pedro Blesa es hablar del nuevo espécimen humano que lidia contra un enemigo invisible y se mantiene siempre alerta ante el temor de que el virus invisible se disponga a acechar. Érase un hombre a una máscara pegado, podría decir Francisco de Quevedo al ver las fotografías de Pedro Blesa en la extraña realidad que se vivió en la primavera de 2020. 

La máscara de Blesa no es el nuevo modelo de mascarillas más avanzado del mercado. El autor la compró hace seis años sin pensar que le sería útil en la pandemia mundial que viviría en un futuro. “La máscara la tenía por casa desde hace tiempo y como decían que había que ponerse mascarilla para todo, decidí darle mi toque personal y sacar mi máscara propia”, confesó Blesa. 

55 días en casa

Miedo, incertidumbre, sorpresa, adaptación e incluso novelas del apocalipsis… Todos estos elementos aparecen en una serie de fotografías que, en tono de humor y con cierta ironía, demuestran cómo sobrevivir a una tragedia sin perder la risa en el intento. La imaginación para convertir cualquier espacio en un nuevo escenario y la capacidad de adaptación de una persona a una situación totalmente desconocida es lo que hacen de la obra de Blesa un retrato de la sociedad en días de pandemia. 

El objetivo angular de 14 mm y la cámara del fotógrafo retratan escenas cotidianas tomadas en casa que reproducen las fases por las que la sociedad pasó en el confinamiento: Desde las primeras e inciertas jornadas de mediados de marzo cuando el tiempo de estar en casa parecía un respiro para ponerse al día con las tareas domésticas, pasando por el intento de salir del confinamiento siendo reposteros y agotando la harina de los supermercados hasta llegar por fin a los primeros días de mayo cuando la calle volvió a ser el escenario de vida que siempre había sido. Todas las imágenes, con la máscara que parece estar sacada directamente de la novela La guerra de los mundos de Herbert George Wells. 

Algunas de las creaciones

En la primera semana conviviendo con el estado de alarma, en el reto siete, el autor muestra lo que pasa cuando el confinamiento pilla a uno con las manos vacías en cuanto a materiales deportivos. Así que, el levantamiento de peso debe ser realizado con una escoba como barra y diez tomos de enciclopedias de historia de España como pesas en un salón convertido en un atípico gimnasio con telescopio incluido al fondo.

Además, resulta inevitable relacionar el confinamiento con ese instante de la historia en el que el papel higiénico se convirtió en uno de los tesoros más preciados. Este elemento también tiene su espacio en las obras de Pedro Blesa. En el reto número doce, aparecen dos payasos en pijama dispuestos a hacer malabares con cuatro rollos de papel higiénico cada uno. 

Además, el nuevo espécimen del confinamiento no sólo realiza las tareas domésticas que se llevaban a cabo antes del confinamiento como eran planchar, lavar, limpiar… También tiene tiempo para cocinar las tradicionales torrijas de Semana Santa, una tortilla de patata por el día del Sermón de las Tortillas o una tarta Red Velvet sin gluten en honor a su madre. Y es que la pandemia arrasó con todas las festividades y encuentros sociales pero las fechas seguían estando marcadas en el calendario. Así lo recogen los retos 24, 29 y 48 del autor. 

Los casi tres meses de confinamiento demostraron que ir a bajar la basura, comprar el pan o pasear a las mascotas pueden convertirse en todo un evento que requiere la mejor vestimenta para la gala. Pedro Blesa, en el reto 35, para ir a sacar la basura apostó por una corbata fucsia a topos sobre una camisa blanca y sin olvidar, su máscara y una gorra para protegerse de los rayos de sol que tan lejanos parecían desde dentro de las viviendas. 

Sin embargo, la pregunta generalizada que flotaba en el aire durante la primavera de 2020 era en qué película de ciencia ficción estaba envuelta la sociedad para tener que estar viviendo el distópico día a día que se avecinaba. El temor a las amenazas invisibles junto con las desiertas y frías calles turolenses llevaron a Pedro Blesa al terror más puro de la ciudad de Prípiat tras la explosión de la central nuclear de Chernobyl. El autor, haciendo un guiño a la película Terror en Chernobyl, con un peluche de Winnie the Pooh como escudo, un vestido y su tradicional máscara reprodujo el cartel de la filmación

La profesión de Blesa como cámara de Aragón TV le permitía salir durante ocho horas al día en el periodo de confinamiento, ya que él era considerado como un servicio esencial, por lo que el autor de las fotografías afirma que ese tiempo no fue tan duro para él. Sin embargo, en el reto 55 bajo el hashtag #libre, ni la máscara puede ocultar la felicidad  de Blesa al reencontrarse con el Torico, una de las figuras más queridas por los turolenses. En la fotografía, el autor aparece en primer plano en posición de victoria en un fondo difuminado con la fuente del Torico, la casa Ferrán y la torre mudéjar del Salvador como protagonistas.

Todo aquel que desee conocer lo que fue la primavera de 2020 a través de la cámara de un fotógrafo que se ha hecho a sí mismo y que convirtió los días en casa en una aventura diferente cada jornada puede hacerlo acercándose al cubo de los Aljibes, donde están expuestas doce de las imágenes plasmadas por Blesa.