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El mundo interno y externo de los artistas, en ‘Descomposición de una catarsis’, de Beatriz Plaza El mundo interno y externo de los artistas, en ‘Descomposición de una catarsis’, de Beatriz Plaza
‘Intro’ grabado realizado con aguafuerte y punta seca sobre papel. M.A.A.

El mundo interno y externo de los artistas, en ‘Descomposición de una catarsis’, de Beatriz Plaza

La artista presenta esta obra hecha a partir de técnicas de grabado con materiales textiles
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Beatriz Plaza presenta Descomposición de una catarsis, un proyecto en torno a la creación y a la catarsis artística, explorando los mundos internos y externos de cada artista por medio de la simbiosis entre técnicas de grabado con materiales textiles. Plaza muestra su propia catarsis en las piezas tamaño A5, partiendo de la base del estudio de lo que es la creación artística para ella como artista y cómo se complementan y crecen ayudándose. 

“La catarsis es como la purificación mental, espiritual o psicológica que provoca el arte en los artistas, en la manera en que nos lleva a expresarnos y a conocernos”, describe Plaza. Ella conoce bien el término, pues lo estudió en profundidad antes de comenzar a trabajar. Lo descompuso en varias fases como punto de partida, aunque no se relacionan con cada obra y después fue produciendo el resto del proyecto.

Con la mujer como protagonista, la obra de Plaza fue derivando en planteamientos abstractos y dibujos con líneas, impresiones con diferentes tintas y colores, llevándolo a la impresión en telas con cosidos. “Utilicé la técnica del grabado porque es muy versátil, es la técnica que mejor encontré para mis objetivos porque era muy flexible, es muy fuerte, como muy plástico, muy gráfico”, argumenta la artista.

La idea de este trabajo le surgió en Palermo, Italia, donde empezó a profundizar en grabado. Aunque no fue hasta cuando volvió a Teruel cuando se puso manos a la obra con el proyecto, “Empecé experimentando con la tela, a ver que pasaba si imprimía encima y me gustó muchísimo, comencé a coser y ya es la parte final del proyecto”, recuerda Plaza.

Se trata de una obra muy personal, íntima y retrospectiva para Plaza, su propia catarsis, aunque bien se podría aplicar para otros artistas. No obstante, Plaza sostiene que cada uno que observe las obras tendrá sus propias conclusiones.

La artista

Beatriz Plaza es natural de Zaragoza, aunque hace ya unos años vino a Teruel a estudiar Bellas Artes. Descomposición de una catarsis es el Trabajo de Fin de Grado con el que la artista finaliza sus estudios en el campus turolense y tras su paso por Teruel, Plaza ha sido seleccionada para trabajar el una galería de arte de Roma.

Afronta este nuevo proyecto con ilusión “porque las galerías de arte son un mundo que no te enseñan en la carrera”, y confía en que esta sea una buena oportunidad para conocerlas, meterse dentro y valorar si realmente le gustaría trabajar en esa rama.

“La técnica de grabado es un proceso lento y tedioso”

 

El profesor Francisco López dirigió el trabajo de Plaza, y explica que el grabado sobre metal, el que ha utilizado para su obra la artista, se basa en una corrosión de una matriz metálica y una plancha de metal. Estas tienen que desengrasarse primero para poder recubrirlas de barniz y que queden impregnadas, y después, se meten a morder en una cubeta con un medio, como sal o ácido.

Tras este proceso, se le da con una brocha una película muy fina de un barniz de grabado para impermeabilizar la plancha y una vez seco, se dibuja con un punzón y se mete en la cubeta. Así, cuando se hace el dibujo se descubre encima del barniz, y se llega a la plancha de metal, y es cuando el ácido que se use para morder, graba esa zona de la plancha en profundidad. 

Luego se retira el barniz, se pone la tinta, que entra justo dentro de la línea que ha quedado grabada, y se pone en una prensa con un papel de grabado humedecido. Y al hacer presión, entra el papel dentro del surco de la línea que había dibujada, recoge la tinta en esa zona, y aparece el resultado final, el dibujo de línea.

El profesor asegura que se trata de un proceso “lento y tedioso”, y que en muchas ocasiones “al ver la obra final no se aprecia la labor, el trabajo y todo el tiempo que lleva detrás”. Sin embargo, sostiene que el trabajo de Plaza, merece la pena.