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El sincretismo de Teruel y México germina un arte nómada en Calamocha: Ritamarindo y Lalo Barragán muestran su pintura y su joyería El sincretismo de Teruel y México germina un arte nómada en Calamocha: Ritamarindo y Lalo Barragán muestran su pintura y su joyería
Ritamarindo y Lalo Barragán, con dos cráneos de animales pintados, son los impulsores del proyecto Creaciones Nómadas

El sincretismo de Teruel y México germina un arte nómada en Calamocha: Ritamarindo y Lalo Barragán muestran su pintura y su joyería

Inspiradas en sus tierras de origen
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La unión entre lo turolense y lo mexicano siempre ha dado unos resultados sorprendentes en la creación artística. El calandino Luis Buñuel encontró en México una fuente de inspiración que le permitió retomar su carrera cinematográfica y proyectar su surrealismo al mundo, el alcorisano Pedro García Ferrer hizo de la cúpula de la catedral de Puebla una de las grandes obras del barroco mesoamericano, y el turolense Javier Navarrete obsequió al realizador mexicano Guillermo del Toro con la sublime banda sonora del filme El laberinto del fauno. Ahora, a un nivel más modesto aunque no menos importante, una calamochina, Ritamarindo, y un mexicano, Lalo Barragán, se han unido en un proyecto artístico, Creaciones Nómadas, en la que lo turolense y lo mesoamericano eclosionan bajo el grito de “Nuestra tierra vive”.

Ese es el título de la exposición de joyería de autor y pintura que desde mediados del mes pasado puede verse en la Sala Lapayese de Calamocha, con obras de estos dos artistas, que permanecerá abierta hasta el próximo 15 de septiembre.

Tándem creativo

Pareja en su vida personal además de formar un tándem creativo en su faceta profesional, Ritamarindo y Lalo viven a caballo entre México y España, y son auténticos nómadas porque sus creaciones las llevan por todo tipo de mercados artesanales durante los fines de semana.

La exposición que acoge la Sala Lapayese de la biblioteca municipal de Calamocha muestra 32 obras pictóricas de ella y más de 60 piezas de joyería de autor realizadas artesanalmente por ambos siguiendo las técnicas de orfebrería precolombinas.

Los cuadros de Ritamarindo, seudónimo de Maryan Núñez, son obras de inspiración mexicana y turolense, en la que la artista cuenta que mezcla “conceptos y simbología de ambas tierras como la muerte, la despoblación y la naturaleza mezcladas con un toque de colorismo donde se aprecian mensajes esperanzadores de renacimiento y lucha por una tierra que no muere, que está viva”.

Las piezas de joyería son artesanales, creadas con las mismas técnicas rudimentarias prehispánicas empleadas antes de la invasión española, que han aprendido de maestros orfebres mexicanos, aplicando desde la cera perdida a la propulsión manual, el cincelado y la fundición mezclando plata, bronce, latón y alpaca.

Ritamarindo cuenta  que llevan tres años aprendiendo estas técnicas y experimentando, convirtiendo sus piezas de joyería en objetos que evocan los conceptos de sus respectivas tierras de nacimiento. En México introducen piedras naturales que ellos mismos buscan en minas, y en España han empezado a hacer resinas con azafrán atrapado en su interior, como un elemento muy característico del Jiloca.

Se trata de encapsular un trocito de naturaleza muerta en sus creaciones, no solo azafrán sino todo tipo de plantas de la comarca, al igual que las piedras semipreciosas que buscan en las minas de México.

Actualmente tienen un taller en Querétaro, uno de los estados más ricos culturalmente del país mesoamericano con pueblos mágicos como Bernal. Allí residen y producen durante cuatro o cinco meses, los de la época del frío en Calamocha, para regresar después a vender sus piezas en España.

En Calamocha cuentan con otro taller en una antigua paridera, donde están incorporando también a sus creaciones la estrella mudéjar, además de plumas de aves y próximamente tienen previsto poder presentar una colección hecha con alabastro.

Ritamarindo cuenta que viven “como en un eterno verano, en una eterna primavera”, viajando a México entre diciembre o enero y mayo, para trabajar allí en su taller. En esos cuatro o cinco meses que pasan en tierras mesoamericanas buscan los materiales que darán forma después a sus creaciones y se forman en un país de una riqueza cultural muchas veces ignorada en España. “Es un país con una rica orfebrería y buscamos empaparnos todo lo posible”, afirma.

Por eso definen su proyecto como Creaciones Nómadas, porque aunque tienen una base de operaciones en Calamocha, a donde regresan, en México han movido su taller por otros sitios como Puebla o Jalisco, y en España los fines de semana los dedican a recorrer mercados de artesanía para vender sus creaciones.

Sobre su faceta pictórica, Ritamarindo comenta que en la exposición “Nuestra tierra vive” se puede ver un poco de todo, desde cráneos de animales pintados y transformados en cuadros, hasta acrílicos sobre madera y lienzos de trazos surrealistas, para lo cual no puede haber otra tierra más inspiradora que México.

Amor a sus tierras

Es en la orfebrería con lo que han querido expresar ambos su amor por sus respectivas tierras. Una relación que traspasa lo artístico para penetrar en lo personal, puesto que ambos son pareja. “Queríamos dedicar nuestras obras a las tierras que tanto amamos”, cuenta Ritamarindo, quien sostiene que ambos territorios están sometidos a un proceso “muy fuerte de muerte y desaparición”.

Se refiere en este sentido a la despoblación que existe en ambos medios rurales, al éxodo de los jóvenes hacia ciudades gigantes que devoran su identidad, y a la lucha que en ambos sitios se produce para reivindicar su existencia. El arte lo han convertido así en su forma de lucha para  combatir todo aquello que amenaza a sus territorios de origen.

Ritamarindo considera que su trabajo también supone “poner un granito de arena para colaborar con el renacimiento de estas tierras”. Recuerda en este sentido que si en Teruel la despoblación y el éxodo de los jóvenes amenaza con la desaparición de sus pueblos, en el caso de México asegura que el país “está viviendo un momento de muerte en otro contexto, por la corrupción, los asesinatos de mujeres y la delincuencia que existe”.

Con sus obras quieren dar “color, fuerza y vida” a ese proceso para revertirlo. “Queremos expresar que pese a que se está viviendo un momento fuerte y doloroso, nuestra tierra está viva”, apunta.

En el caso de Calamocha y del Jiloca, Ritamarindo sostiene que está surgiendo un “movimiento cultural importante”, no solo en la cabecera comarcal sino en los pueblos, con gente que “se está dedicando al arte, que se está involucrando y que está teniendo una respuesta bastante fuerte”. Pone como ejemplo a la poeta de Monreal del Campo Vega Latorre, en la que se inspiró al leer una composición suya sobre la mujer en el mundo rural, y cuya poesía también se expone en “Nuestra tierra vive”.

Ritamarindo y Lalo están muy satisfechos de la acogida que ha tenido la exposición, tanto en Calamocha como en toda la comarca, que se clausurará el próximo día 15 de septiembre con el sorteo de una obra pictórica.

Su deseo es poder hacer una exposición itinerante cada año, pero quienes quieran conocer sus trabajos pueden buscarlos en Instagram y Facebook como “creaciones nómadas”, a la espera de que en el futuro abran una página web propia.