Síguenos
Eloisa Lombarte de La Orden, pintora, pianista y profesora de música: “La gente es esclava de su teléfono móvil  y yo, por suerte o por desgracia, soy libre” Eloisa Lombarte de La Orden, pintora, pianista y profesora de música: “La gente es esclava de su teléfono móvil  y yo, por suerte o por desgracia, soy libre”
La artista bajoragonesa, durante un taller de acuarela que impartió a estudiantes de Bellas Artes en Teruel en 2023

Eloisa Lombarte de La Orden, pintora, pianista y profesora de música: “La gente es esclava de su teléfono móvil y yo, por suerte o por desgracia, soy libre”

La turolense padece hipersensibilidad electromagnética, cuyo Día Mundial se celebra este martes
banner click 236 banner 236

La hipersensibilidad electromagnética (HSE) es un trastorno ocasionado por la exposición a campos electromagnéticos con una casuística y una sintomatología muy diversa, que va desde molestias ligeras al manipular dispositivos tecnológicos hasta afecciones al sistema nervioso incapacitantes, como mareos, cefaleas o incapacidad para mantener el equilibrio o, en general, llevar una vida normal.

En el caso de la alcañizana Eloisa Lombarte de la Orden, reconocida acuarelista, pianista y profesora de música en la Escuela de Música de Andorra, no solo no puede utilizar teléfonos móviles o tablets sino que tampoco puede conducir o viajar en transportes colectivos, acudir a un concierto o cenar en un restaurante iluminado con luces LED. En su hogar tiene que utilizar lámparas convencionales y utilizar una televisión de tubo, y sabe que visitar un cine, una sala de conciertos o cualquier otro lugar con muchas personas a su alrededor, cada una con su móvil en el bolsillo, es garantía de sufrir un brote poco tiempo después.

La HSE no es una enfermedad reconocida por la OMS, según la cual las pruebas científicas no han demostrado una relación causal entre la exposición a campos electromagnéticos y los síntomas descritos, pero la Plataforma Estatal contra la Contaminación Electromagnética reúne a investigadores y colectivos que cada vez más advierten de que un mayor número de personas están viéndose afectadas. Desde hace poco más de una década celebra cada 24 de junio el Día Internacional contra la Contaminación Electromagnética -también conocido como el Día Internacional contra la Hipersensibilidad Electromagnética-, con el que intenta divulgar y dar a conocer el problema. Algunas fuentes han cifrado entre el 0,1% y hasta el 5%-10% la prevalencia en la población de esta dolencia, aunque todavía no existen estudios al respecto aceptados por la mayoría de la comunidad científica.

-¿Cuándo comenzó a notar los primeros síntomas de la HSE y en qué circunstancias?

-Durante el año 2010. Tenía ilusión por tener una Nintendo DS -una videoconsola-, la compre y cuando comencé a configurarla note que ese proceso de manejarla y utilizarla me ocasionaba un malestar general que hasta ese momento no conocía y que desaparecía si dejaba de manipular la máquina. Al final tuve que devolverla. En cuanto a la telefonía móvil y los diferentes tipos de dispositivos electrónicos, me han ido afectando progresivamente y cada vez más. En un principio no era significativo, pero los grandes adelantos y la rapidez de los mismos han hecho que sus efectos fueran intensificándose en mí, hasta que estas tecnologías se han convertido en algo insostenible para mi salud ahora mismo. Otro aspecto añadido a todo esto es mi hipersensibilidad a la luz LED, que me afecta de un modo inmediato y de forma mucho más agresiva a mi sistema nervioso. Esto me provoca importantes dificultades en la vida cotidiana, ya que actualmente la luz LED se encuentra absolutamente en todas partes.

-¿Cómo le afecta la exposición, qué síntomas presenta?

-En mi caso, que tengo otras enfermedades diagnosticadas como fibromialgia, cansancio crónico y cefaleas, la forma de afectarme puede variar dependiendo de otros factores. Por explicarlo con una metáfora hay que imaginarse un vaso que se va llenando poco a poco. Cuando mi salud es más débil se llena enseguida, y si me encuentro más fuerte tarda más tiempo en llenarse. Y en el momento en que rebosa me produce un desajuste nervioso diario que me provoca crisis nerviosas, cefaleas, parestesias y hormigueos por gran parte del cuerpo, calambres y pinchazos en las piernas y brazos que me impiden dormir, entumecimiento y agarrotamiento de manos y pies, dolores de dientes, mandíbula y ojos, arritmias, recalentamiento del cuerpo como si me quemara, dolores musculares por todo el cuerpo, trastornos intestinales y digestivos, diversos tipos de inflamaciones, sensación de electricidad en el cuerpo que me produce falta de aire en los pulmones, nerviosismo y ansiedad.

Muchos de estos síntomas están relacionados con la fibromialgia, los cuales se acentúan con la exposición a la tecnología y otras variables.

-¿Qué dispositivos le afectan y cuáles no? ¿Tiene identificado un patrón?

-No me afectan a mi salud todas las luces antiguas, como la luz halógena, la de bajo consumo, etcétera. En nuestra casa y en los hogares de nuestros familiares continuamos viendo televisiones antiguas, de las de tubo, porque a diferencia de las TV LED, no me afectan. No podemos tener plataformas digitales y seguimos utilizando un receptor TDT para poder ver la televisión.

-¿Hasta qué punto los síntomas pueden ser objetivables en un diagnóstico médico?

-En mi caso personal la HSE no se manifiesta exteriormente de un modo ostensible cuando me veo afectada. Destaca quizá que se me desencaja el rostro y que puedo llegar a perder la estabilidad y tener incluso incapacidad de mantenerme erguida. También puedo presentar reacciones inflamatorias, sobre todo en el rostro, que son más visibles. Pero mi sintomatología afecta sobre todo al sistema nervioso y, por tanto, no es claramente visible.

-¿Conoce otros casos de personas afectadas por HSE?

-Mi primer contacto fue con Joaquín Sanz, que es de Samper de Calanda y se dedica a dar charlas para dar a conocer esta enfermedad. Sí que tengo conocimiento de otras personas que tienen problemáticas de este tipo aunque no he llegado a conocerlas personalmente. Pero por ejemplo no he oído hablar nunca de ningún caso al que le afecte de un modo tan negativo e inmediato la luz LED como a mí. El Hospital Clinic de Barcelona es donde está uno de los mayores especialistas en este tema, el doctor Fernández Solá, y fue él quien nos comentó que cada vez había más personas afectadas por la electrosensibilidad, y que será una de las enfermedades del futuro.

-¿Cómo se combate la electrosensibilidad o HSE? ¿Que tratamientos, medicamentos o rutinas pueden combatir o paliar sus síntomas?

-La mejor y única manera de no sufrir los síntomas es evitar la exposición a lo que te hace daño. Evitando la exposición me encuentro mejor y consigo no dañar mi cuerpo. Por tanto yo no tengo móvil y mi marido, Santi, hace por mí todo lo que el resto de personas hacen con los aparatos tecnológicos. Eso me ayuda muchísimo. Lo cierto es que he tenido que acostumbrarme a esto a la fuerza, y en la actualidad me da mucha tranquilidad, porque, por otro lado, pienso que la gente es esclava de la tecnología, de las pantallas y de los móviles, y de algún modo, por suerte o por desgracia, yo soy libre.

Y en mi casa, por supuesto, no puedo tener luces LED y utilizo televisiones de tubos catódicos, ordenadores antiguos... todo es tecnología antigua -y escasa-.

A todo lo anterior hay que añadir la importancia de una vida sana, una buena alimentación y mantener controlado el estrés, puesto que todo eso también ayuda a mejorar los síntomas de la hipersensibilidad y también de la fibromialgia, puesto que buena parte de los días del año estoy enferma. También ayuda muchísimo vivir en un pueblo, rodeada de árboles, con pocos vecinos e intrusiones electromagnéticas que vengan de otros lugares, como ocurriría si viviéramos en un bloque de viviendas en una ciudad.
 

Eloisa Lombarte, junto a su piano acústico y su metrónomo tradicional


-Se han intentando comercializar aparatos o filtros para paliar los efectos de la HSE, pero tengo entendido que, al menos la mayor parte de ellos, son poco menos que fraudes...

-Hasta el día de hoy yo no he conocido nada que proporcione una mejora o palie los efectos de la electrosensibilidad. La única mejora que conozco viene de evitar lo que te genera el mal en la medida de tus posibilidades.

-Usted puede adaptar su hogar y el de sus familiares, pero no el resto del mundo... ¿puede viajar, visitar lugares o llevar en ese sentido una vida cotidiana normal?

-No. La fibromialgia junto con la llegada de todas las tecnologías que manejamos en la actualidad me hacen imposible llevar una vida normal. He tenido que cambiar muchas de las cosas que para mí eran importantes, como la música, dar clases de piano, dirigir coros, ofrecer conciertos…

En general no puedo estar en los lugares frecuentados por personas que van con sus móviles, hacen fotos, graban, y donde hay luces LED, que es prácticamente en todos los espacios comunes. Todo esto me hacía enfermar cada día, incrementando todos mis problemas. En resumen, he tenido que dejar de ir a sitios públicos cerrados, a lugares con iluminación artificial, etcétera. No puedo viajar por medios públicos o privados donde vayan más personas, no puedo ir al cine, no puedo cenar en un restaurante, salir a tomar algo en horario nocturno o simplemente comprarme o montar en un coche nuevo que tenga luz LED y ordenador de a bordo. Mi vida a nivel social se ha reducido mucho.

-¿Es posible reducir a cero la exposición? Es difícil imaginarlo en este mundo, por mucho que uno quiera...

-En muchas ocasiones no me queda otro remedio que ir al médico, comprar algo que necesito u otras situaciones que, sencillamente, no se pueden evitar. Cuando ocurre eso soy consciente de que voy a tener un brote de fibromialgia acompañado por todos los síntomas que conlleva la hipersensibilidad. Pocas, muy pocas veces, tengo tantas ganas de hacer algo como para hacerlo pese a que sé que acabara afectándome. Y siempre acabo arrepintiéndome cuando comienza el malestar, porque nunca compensa.

-Aún así no debe de ser fácil renunciar a cosas que para la mayor parte de la población son completamente inocuas...

-A nivel psicológico me ha costado aceptar no poder hacer lo que hace todo el mundo, pero con el tiempo te das cuenta de que lo que más importante es sufrir lo menos posible, y tener una salud estable. No puedo ir al cine, conciertos, turismo o lugares donde se acumula gente, ir a comer o cenar en un interior, salir por la noche, comprar tranquilamente en una tienda y todas esas cuestiones tan cotidianas que hace todo el mundo, así que tengo que asumir que mi vida ha cambiado mucho y que tiene una normalidad diferente a la del resto de la gente.

-¿Incurre en gastos económicos especialmente elevados por culpa de la HSE?

-En un principio sí que tuve que gastar más dinero del necesario para hacer acopio de repuestos de luces que no fueran LED, ya que no son tan comunes, pero por otro lado no tenemos apenas gastos en nuevas tecnologías, puesto que no renovamos televisiones ni otros medios tecnológicos. Y para algunas familias estos gastos son importantes.

-¿Percibe comprensión o incomprensión por parte del resto de la sociedad?

-Muchas veces la gente no te cree, puesto que esta enfermedad es silenciosa y poco aparente en sus efectos. Cuando lo explicas te miran raro, no te entienden, dado que hay poco información al respecto. En muchas ocasiones te dicen que es psicosomático, pero cuando estás en casa después de haber estado expuesta durante el día y tienes todo tipo de malestares físicos, eres muy consciente de que es real y de que es tu problema. De alguna manera esta enfermedad es invisible para el resto del mundo. Yo tengo una amiga que no creía del todo lo que le decía. Un día entró en la casa de mi suegra y vio que había dos teles en el salón, la LED para ella y su uso diario y otra de tubos para cuando nos reunimos la familia. Eso la hizo empezar a comprender y a ponerse en mi lugar.

-¿Pero la gente con la que se encuentra conoce el término ‘electrosensibilidad’?

-Generalmente no, y en cualquier caso no es un tema que interese porque una gran parte de la sociedad se mueve por y para la tecnología. En ocasiones te encuentras alguna persona que lo conoce o que tiene síntomas ligeros. Como anécdota, en una de las visitas que realicé al Hospital Clinic de Barcelona en la sala de espera, de las 8 o 10 personas que estábamos no había ninguna utilizando el móvil. ¿Dónde te encuentras ahora a diez desconocidos juntos que no esté utilizando ninguno el móvil?

-¿Quienes no sufren estos síntomas pueden hacer algo para mejorar la vida de los que sí lo hacen?

-Sí. Solo es cuestión de voluntad, respeto y aprecio a las personas. Entiendo perfectamente que yo, como persona que padece esta enfermedad, no puedo pedirle al mundo que se pare para que yo esté bien, no puedo pedirle a la gente que deje de utilizar sus dispositivos, y tengo que ser yo la que se salga de la normalidad para que mi mundo sea saludable. Pero cuando se comparte espacio y actividades con personas de las que se sabe que tienen este problema, es muy fácil apagar el móvil, ponerlo en modo avión y no utilizarlo durante un rato. Cuesta muy poco pero no todo el mundo parece dispuesto a hacerlo. El pedir a la gente de forma educada que dejen de utilizar el móvil hace que muchas veces te tropieces con personas poco comprensivas, que pudiendo colaborar para que te encuentres mejor, no lo hacen.

-La HSE no se diagnostica. No es una enfermedad reconocida por la OMS...

-Lo que, por desgracia, no significa que no exista. Hace quince o veinte años tampoco era enfermedad la fibromialgia y ahora está altamente aceptada y se sabe que afecta a muchas personas. Quienes sufrimos la HSE sabemos que viene acompañada en muchos casos de fibromialgia, cansancio crónico o cefaleas, entre otros problemas. Pero nos enfrentamos a la falta de voluntad por parte de la industria, de la economía y la propia sociedad para hablar y sacar a la luz este tema. La salud y el bienestar de las personas parece mucho menos importante que fabricar y vender televisiones, móviles, ordenadores, tablets y todos los dispositivos posibles, y que haya que renovarlos continuamente aunque sigan funcionando, por la rápida evolución tecnológica que experimentan.

Poco a poco ya se va sabiendo que la luz LED afecta al sueño, al sistema nervioso y que el abuso de consolas y otros dispositivos puede generar enfermedades neurológicas como la epilepsia. Todo el mundo conoce y ha experimentado los problemas de adicción o en la visión que genera el uso del móvil. Pero preferimos mirar a otro lado.

-¿Qué prevalencia se calcula que tiene la HSE?

-Según la información de la que dispongo, los expertos dicen que una de cada 8.000 o 10.000 personas padece de hipersensibilidad en diferente grado. La rapidez de los avances en la tecnología, cada vez más potente, hace que el número de afectados vaya en aumento.

-¿Existen asociaciones de afectados?

-Existen, aunque hasta la fecha yo personalmente no he tenido interés en hacerlo público, y he preferido guardarlo para mí y para mi gente más cercana. Pero ahora es un buen momento para ello, y estoy muy agradecida de que se me dé la posibilidad de contar mi experiencia y darla a conocer. Si todo el mundo sintiera los síntomas que sufrimos los que padecemos HSE durante una sola hora, te aseguro que el mundo cambiaría, y todo sería muy diferente.