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Francisco Sobrino: la fuerza expresiva de la geometría en blanco y negro Francisco Sobrino: la fuerza expresiva de la geometría en blanco y negro
‘Spheres Pulsations’, en primer término, una de las piezas más características de Francisco Sobrino que se exponen en las salas del Salvador Victoria de Rubielos de Mora

Francisco Sobrino: la fuerza expresiva de la geometría en blanco y negro

El Museo Salvador Victoria acoge una retrospectiva sobre el artista castellano
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En tiempos en los que la saturación cromática de la imagen parece norma, el Museo Salvador Victoria propone revisitar la decisión contraria y contundente que tomó Francisco Sobrino (Guadalajara, 1932, Bernay - Francia, 2014): reducir la paleta a la tensión primigenia del blanco y el negro para dejar que la forma, el ritmo y el movimiento cuenten la historia.

Bajo el título Modulaciones en blanco y negro, la exposición que se inauguró este sábado en el museo de Rubielos de Mora reúne 18 piezas representativas de la trayectoria del artista y plantea una lectura experimental y transversal de su trabajo, más preocupada por las constelaciones temáticas que por una cronología convencional.

La exposición, comisariada por Ricardo García Prats y coordinada por Silvia Redón, abre sus puertas en Rubielos de Mora con montaje de Celia Sobrino, Ricardo García Prats, María J. Bou y Rafael Beltrán. Permanecerá abierta al público hasta el 22 de febrero, en los horarios habituales de la sala, que son los jueves, viernes y sábados de 11:00 a 14:00 horas y de 16:00 a 19:00 horas; domingos y festivos: de 11:00 a 14:00 horas; y lunes, martes y miércoles cerrado. Entrada gratuita.

Como explica en el catálogo editado el arquitecto y profesor de la Politécnica de Madrid, Gonzalo Sotelo Calvillo, la exposición se configura como una retrospectiva de Sobrino pero no al modo convencional. En lugar de abordar la trayectoria del artista desde un punto de vista cronológico, lo hace desde la observación de sus proyectos experimentales, que se fueron superponiendo unos a otros.

La obra se distribuye a través de bloques temáticos que permiten comprobar cómo Sobrino entendió su práctica como un laboratorio plástico, donde la geometría, la repetición y el mecanismo se convertían en herramientas de exploración, que iban desde formas repetitivas hasta esculturas móviles, tanto a través de mecanismos de motorización hasta la propia interactuación con el espectador. Esa curiosidad por el movimiento se refiere en su obra tanto al real como el que se produce a través de los efectos ópticos y las ilusiones.

La muestra recoge obras que atraviesan buena parte de su carrera: desde un acrílico sobre tela de 1959 hasta piezas de metacrilato y esculturas móviles de las décadas siguientes.
 

‘Rotation deux boules’ pertenecen al grupo de esculturas motorizadas

Geometría e inestabilidad

En su conjunto, las obras ilustran dos constantes en la obra de Sobrino: la sistematización geométrica y la búsqueda de la inestabilidad -esa sensación de que la pieza puede moverse, cambiar o hacer que se mueva la mirada del espectador-. El catálogo facilita un inventario claro de las obras presentes, 18 en total, que permiten trazar un itinerario por las distintas estrategias formales del artista. Entre las piezas que sobresalen en la muestra podría destacarse Sans titre (1959), un acrílico sobre tela de 100 x 100 cm, que testimonia las primeras exploraciones pictóricas de Sobrino y la influencia inicial de la óptica cinética; Sphères Pulsations (1970), una impactante escultura formada bolas de plástico negro sobre una estructura móvil de grandes dimensiones (262 x 97 x 97 cm) que funcionan como un sistema de resonancias y tensiones perceptivas, y que están conceptualmente relacionadas con algunas piezas motorizadas como Rotation deux boules (1965) o el diseño de las piezas de ajedrez de Jeu d’echecs (1970).

Numerosas esculturas en metacrilato blanco y negro -desde pequeños módulos hasta maquetas de formatos más verticales- anticipan proyectos de escala urbana y la aspiración arquitectónica de su trabajo, con piezas que remiten a Aguja Serial, una obra pública que da la bienvenida a la loalidad de Peñalver
 

‘Sans titre (1959)’ muestra la potencia que Sobrino buscó en el contraste

Ritmo y proporción

Si en otras ocasiones el color fue herramienta de Sobrino, la presente exposición limita deliberadamente la gama cromática para subrayar cuestiones de ritmo, contraste y proporción, que obsesionaron en muchas de las investigaciones artísticas que emprendió el castellano. Según los textos del catálogo, esa restricción no es un acto de austeridad formal sino una estrategia de amplificación: al prescindir del color, las variaciones tonales y las permutaciones geométricas se vuelven perceptivamente más contundentes, permitiendo que la ilusión de movimiento emerja con mayor intensidad.

La alternancia binaria entre blanco y negro opera como un sistema combinatorio que Sobrino utiliza para modular efectos de profundidad, vibración y transparencia -especialmente en piezas de metacrilato donde la luz y la sombra activan capas invisibles de lectura-. Además, en las esculturas verticales y las soluciones modulares, la repetición y la torsión crean una sensación de ascenso que remite inevitablemente a la arquitectura.

De hecho este es uno de los rasgos más repetidos y característicos en su trabajo: pensar su obra en clave pública y arquitectónica: desde piezas concebidas como maquetas hasta intervenciones urbanas (la instalación en Sarcelles en 1965, la escultura en la entrada de Guadalajara o proyectos como la Banca cinética), su trabajo busca ocupar el espacio social. En Rubielos de Mora, las versiones de reducido formato permiten leer esos proyectos a escala humana y comprender el procedimiento intelectual que los alimentó: la serie como prueba, la torsión como gesto de elevación o el módulo como unidad de ciudad.

La muestra invita a la mirada activa. No se trata de permanecer ante un cuadro estático, sino de desplazarse, de buscar la secuencia de paneles, de acercarse a los módulos de metacrilato para captar la transparencia y las sombras, o de observar el funcionamiento mecánico de las piezas motorizadas. El hecho de que muchas obras conserven su capacidad de movimiento -por impulso manual, por efecto del viento o por motorización- convierte la visita en una experiencia participativa y de descubrimiento.
 

 ‘Sans titre 1975’

Uno de los grandes referentes en el arte contemporáneo español

Nacido en Guadalajara en 1932, Francisco Sobrino estudió en Madrid y en la Escuela de Bellas Artes de Buenos Aires; gracias a una beca -y junto a artistas como Julio Le Parc o Horacio García Rossi- se trasladó a París, donde fue uno de los fundadores en 1960 del Groupe de Recherche d’Art Visuel (GRAV). El trabajo en colectivo fue decisivo para definir su carácter experimental y su interés por integrar el arte en la vida pública, una inquietud que el GRAV plasmó en acciones como Une Journée dans la rue.

El regreso a España, la instalación de talleres en Utande y Guadalajara, y la realización de proyectos públicos -desde piezas instaladas en Madrid hasta tótems a la entrada de Guadalajara- muestran a un artista que transitó sin contradicciones entre el espacio íntimo del taller y la ambición monumental del encargo público. En 2015 se abrió definitivamente el Museo Francisco Sobrino en Guadalajara, para honrar la memoria de un artista que vivió sus últimos años y falleció en España.

Su obra se ha expuesto en las salas más prestigiosas de todo el mundo, especialmente Nueva York o París.