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Gerardo Sancho, el fotógrafo navarretino que retrató las Fiestas del Pilar en los años 60 Gerardo Sancho, el fotógrafo navarretino que retrató las Fiestas del Pilar en los años 60
A la muerte de Sancho, su viuda Dolores Lafuente Sierra vendió al Ayuntamiento de Zaragoza la mayor parte del trabajo de su vida

Gerardo Sancho, el fotógrafo navarretino que retrató las Fiestas del Pilar en los años 60

La Crónica de Calamocha reivindica la importancia de este fotoperiodista natural de Navarrete
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Jesús Lechón. Calamocha

Gerardo Sancho Ramo, fotoperiodista, fue fotógrafo taurino, deportivo, de guerra, de espectáculos y sucesos de mirada tierna. Familiar cronista de un tiempo en blanco y negro que ansiaba el color. Nació en 1911 en Navarrete del Río. Casado y sin hijos, una vez retirado, tal vez cansado del frío y la niebla zaragozanos, se trasladó a Valencia lugar donde murió en 2006. Siendo prácticamente un niño había dejado el pueblo y marchado a Zaragoza donde, por mediación de un familiar, entró a trabajar en Heraldo de Aragón.

En el Archivo de Calamocha se encuentran depositados algo más de 3.900 negativos suyos, prácticamente todos en blanco y negro. Formarían, tal vez, parte de su colección más personal. Maravillosa tanto en calidad como en contenido. Desde cristal a película en varios formatos, unas pocas diapositivas y alguna foto en papel. Fotos desde los años 20 y 30 en sus comienzos al bloque principal de principios de los 60. Con dos o tres años de la vida zaragozana al detalle y alguna ultima instantánea de los años noventa. A la muerte de Gerardo, su viuda Dolores Lafuente Sierra vendió al Ayuntamiento de Zaragoza la mayor parte del trabajo de su vida, más de cien mil negativos. También consta regaló a pueblos y personas.

La figura de Gerardo Sancho como fotógrafo, hoy casi olvidado, no ha sido reconocida en toda su magnitud. Persona inquieta, fue trabajando de periódico en periódico, agencias, por libre, incluso en la radio. El hecho de que no fuera un “fotógrafo de Heraldo”, pues apenas trabajó en dicho medio, le haría pasar desapercibido frente a otros compañeros más conocidos habituales de los suplementos periódicos. Hora es pues de situarlo en el lugar que se merece y sentirnos orgullosos de su legado.
 

En el Archivo de Calamocha se encuentran depositados algo más de 3.900 negativos de Gerardo Sancho, prácticamente todos en blanco y negro


Por su cámara pasaron el Real Zaragoza, el campo de Torrero, el de la Hípica, la Romareda en construcción, el Valencia, el FC Barcelona, el Español de Zamora, luego de Kubala, el Sevilla, los “alifantes”, el Arenas de Guecho, el Real y Atlético de Madrid. Todos, no falta ni uno, tampoco el fútbol de los años de la guerra brazo en alto. Con posterioridad, el Real Zaragoza de principios de los sesenta. Y, por supuesto, varios equipos femeninos. Y qué decir de sus fotos taurinas y retratos de Manolete, el Cordobés y tantos otros que pasaron por el coso de la Misericordia que un día ardió y fotografió.

Fotos por supuesto de Navarrete antes y después de la guerra. Olalla, Calamocha. Daroca, Cariñena, Fuendetodos, Teruel, Albarracín. Una serie maravillosa de la Zaragoza industrial como Polo de Desarrollo. La capital en obras, la margen izquierda cuando todo eran huertos, el Pilar a medio hacer, la ciudad de las inauguraciones. La niebla, la nieve y las cálidas fotos robadas de un hombre que llevaba la cámara al cuello las veinticuatro horas del día.

La guerra Civil con un centenar de escenas cotidianas y de guerra real, alemanes, italianos. Y lo que llegó después, obviamente, curas y militares aparecen por doquier. Siempre hay algún detalle en el que reparar, y doy por hecho el navarretino se aburriría de lo lindo. Misas, entierros, homenajes brazo en alto, estirados políticos del yugo y las flechas. Y para rematar, la Semana Santa y la Zaragoza real, la de los pobres.

Eva Perón, Franco a quien tuvo a tiro un par de veces o tres, Espartaco Santoni, la boda de Carmen Sevilla desde la habitación al altar, la guapísima Sara Montiel, a buen seguro tras retratarla aquella noche de estreno pensó que ya podía morir tranquilo, infinidad de artistas a los que poner nombre, rodajes de películas, teatro, pintoras, escultoras. Retratos eternos en un segundo, el maestro del ajedrez Pomar, el doctor Barnad quien hizo el primer trasplante de corazón, Bahamontes, Perico Fernandez.