Homenaje a las pioneras turolenses que desafiaron al heteropatriarcado

Amparo Gómez, Angelines Villarroya y Claudina Domens representarán el próximo 7 de marzo a todas las mujeres pioneras turolenses, y de todo el mundo, que se han abierto camino en un mundo masculinizado donde el elemento femenino, por el mero hecho de serlo, ha tenido que lidiar con dificultades legales, sociales y culturales. 

Las tres mujeres fueron músicos y cantantes durante los años 50 y 60 en diferentes proyectos musicales de la provincia, y poco les importó las miradas desaprobadoras y perdonavidas, en el mejor de los casos, de todo el mundo o que en ocasiones tuvieran que esperar a sus compañeros músicos fuera de la iglesia de tal o cual pueblo porque el cura no les permitía la entrada. 

Serán objeto de un homenaje el próximo 7 de marzo, un día antes del Día Internacional de la Mujer, en un acto que tendrá lugar en el salón del Museo Provincial de Teruel a partir de las 19 horas, y en el que podrá disfrutarse además de un concierto a cargo del aula de canto del Conservatorio Profesional de Música de Teruel.

El acto lo organiza el Instituto Aragonés de la Mujer, la concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Teruel y la unidad de Violencia de Género de la Subdelegación del gobierno, con la colaboración de Miguel Ángel Forner, antiguo compañero de correrías por aquellos escenarios de la provincia de Teruel. 

Junto a sus compañeras, Amparo Gómez fue una de las primeras mujeres en romper la moral pacata del franquismo armada con su acordeón. En 1960 y solo 17 años pasó a formar parte de la orquesta Esparrells y Sus Muchachos, una de las referencias en aquellos años en las fiestas de todos los pueblos. Fue su propio padre quien la animó a tocar con Manolo Esparrells, para sustituir a un acordeón que les había fallado en uno de los bolos. A partir de ahí, y a pesar de la contrariedad que despertaron en no pocos –y pocas–, pasó a formar parte de la plantilla habitual de la orquesta. Y si la sociedad rural de entonces no tenía bastante con tazón, Amparo les dio tazón y medio, ya que además de subirse a un escenario a tocar lo hizo con pantalones, el colmo de la modernidad de entonces. “Era más cómodo y calentico”, le confesó en su día en una entrevista a Miguel Ángel Forner. Amparo Gómez tocó también en Los Calypsos a mediados de los 60, donde coincidió con alguno de los grandes músicos de la época en Teruel. 

Claudina Domens también formó parte de Esparrells y sus Muchachos, y sin duda fue una de sus voces más míticas y recordadas. No solo fue una pionera en Teruel, sino una voz privilegiada que se fue a Madrid a demostrarlo. Formó parte de la plantilla de Radio la Voz de la capital de España, donde se ganó la vida como cantante de contrato en numerosas salas de baile y fiestas madrileñas. 

Angelines Villarroya fue todavía más precoz y, a pesar de que se moría de la vergüenza, debuto en 1952 con solo 12 años, detrás de un enorme acordeón Frontalini que abultaba más que ella. Empezó tocando en alguna boda y lo hizo también con Esparrells y sus Muchachos. También llevaba pantalones y en las fiestas de los pueblos el cura le prohibía entrar en la iglesia a tocar misa por llevar semejante vestimenta. Los músicos de la época recuerdan que en los pueblos recibían a los músicos como héroes, porque llevaban la alegría a todos los rincones. Pero con las mujeres no ocurría lo mismo y no fueron pocos los problemas con los que tuvieron que lidiar por atreverse a hacer lo mismo que los hombres.

Pero gracias a su valentía la sociedad actual es sensiblemente  mejor para las mujeres y para los hombres. A pesar de lo cual todavía queda, por desgracia, muchos 8 de marzo que reivindicar.