

Han pasado más de 70 años desde la inauguración del Hospital Obispo Polanco y el final de sus días como centro sanitario de referencia en Teruel está cada vez más próximo. Por este motivo y con estas líneas queremos recordar tanto a su arquitecto como a los orígenes del edificio que lo alberga.
El marco histórico
Concluida la guerra civil, el nuevo régimen creó mediante la Ley de 14 de diciembre de 1942, el Seguro Obligatorio de Enfermedad (SOE), destinado a agrupar los seguros médicos existentes en uno de carácter público que diera cobertura a la mayor parte de la población. En su articulado establecía que su fin principal era la prestación de asistencia sanitaria en caso de enfermedad, y determinaba la creación de un nuevo organismo, el Instituto Nacional de Previsión (INP).
Dicha Ley hacía referencia a un Plan Nacional de Instalaciones que debería ser elaborado por una Comisión. Ésta, comenzó realizando estudios preliminares centrados, por un lado, en las infraestructuras sanitarias existentes y su capacidad para ser utilizada por el SOE, y, por otro, en las necesidades de la población. En sus conclusiones expresó la necesidad de elaborar un Plan de Instalaciones del Seguro de Enfermedad cuya competencia recaería en el INP.
Igual que en el resto de España, en torno a la mitad del siglo XX, fueron consecuencia de este plan -vigente durante 35 años- en Aragón las instalaciones sanitarias, suponiendo la puesta en marcha de un sistema sanitario público hasta entonces prácticamente inexistente.
Para denominar a las nuevas instalaciones, se descartaron los términos hospital y dispensario, pues tanto uno como el otro se habían asociado siempre a estructuras de la beneficencia. Así, en vez de utilizar esos términos, eligieron otros alusivos al régimen ambulatorio o al de ingreso en las instituciones. Así nacieron los ambulatorios y residencias sanitarias.
El arquitecto
Fernando García Mercadal acababa de cumplir 50 años cuando el INP puso en marcha su plan de construcciones sanitarias y resultó ser uno de los seis arquitectos seleccionados para llevarlo a cabo. Entre los proyectos sanitarios realizados en Aragón por Mercadal, se encuentran el Hospital Miguel Servet de Zaragoza y el Hospital Obispo Polanco de Teruel.
Nacido en Zaragoza el 5 de abril de 1896, en 1921 culminó sus estudios en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid. En 1923 obtuvo la pensión para la Academia de España en Roma, ciudad en la que permaneció cuatro años durante los cuales viajó a Berlín, Viena y París, trabajando con Hans Poelzig y entablando contactos con prestigiosos arquitectos como Le Corbusier, Erich Mendelsohn o Hermann Jansen.
En 1927 regresó a España y proyectó el «Rincón de Goya» en Zaragoza, primer ejemplo de la arquitectura racionalista en España. Representante de la llamada Generación de 1925 fue impulsor del Grupo de Artistas y Técnicos Españoles para la Arquitectura Contemporánea (GATEPAC) en cuya reunión fundacional, celebrada el 26 de octubre de 1930 en el Gran Hotel de Zaragoza, participó junto con 12 arquitectos de distintos lugares de España, que tenía entre sus objetivos promover la arquitectura racionalista.

Residencia Sanitaria de Teruel
A diferencia de otras obras del INP, la creación y ejecución de la Residencia Sanitaria de Teruel se inscribe en la actividad de Regiones Devastadas, organismo creado en la postguerra para la reconstrucción de localidades y edificios dañados en la contienda.
Un solar amplio y despejado, pero apartado del centro urbano resultó elegido para ubicarlo. Decisión similar se ha tomado varias décadas después para el emplazamiento del nuevo hospital. Su capacidad teórica era de 175 camas que quedaron reducidas a 150 en la obra acabada. Los trabajos de construcción, que corrieron a cargo de Huarte S.L. se prolongaron hasta abril de 1952, retrasándose su puesta en marcha algo más de dos años sobre lo inicialmente previsto.
El proyecto original diferenciaba dos volúmenes principales: el ambulatorio, que incluía en sus niveles superiores los quirófanos y ocupaba la fachada principal, y el de hospitalización que se ubicaba en la parte posterior, ambos unidos por el cuerpo de las comunicaciones verticales. Se contemplaba además una amplia zona ajardinada rodeando todo el edificio.
Las 3 plantas de hospitalización se diseñaron orientadas al sur. Tenían una capacidad de entre una y cuatro camas, y sólo una por cada nivel disponía de baño independiente. Cada una de estas zonas disponía de sala de estar y solarium para uso de los convalecientes.
Los quirófanos se ubicaron al norte, compartiendo instalaciones de esterilización y depósito de material. Cocina, cafetería, despensa, vestuarios, lencería, etc., se alojaron en el semisótano.
Teruel se situaba así a la cabeza de las poblaciones con mejores instalaciones hospitalarias de España.
Inicialmente, la extensión construida pareció excesiva para las necesidades de los turolenses, si bien se había concebido previendo necesidades futuras, lo que supondría evitar costosas ampliaciones y reformas posteriores. Por este motivo, en sus primeros años de funcionamiento solo se utilizan las dos primeras plantas.
La inauguración oficial se fijó para el 15 de junio de 1953, con el nombre de Residencia Sanitaria del Seguro de Enfermedad, aunque dio sus primeros pasos en septiembre de 1954. Posteriormente se decidió cambiar el nombre por el de “Obispo Polanco”, que mantiene en la actualidad. El acto inaugural, no exento del boato propio de los usos de aquella época estuvo presidido por Francisco Franco.
El escaso personal facultativo que inauguró la Residencia repartía su tiempo entre el hospital y el ambulatorio. Las urgencias eran atendidas por un solo médico de guardia.
Algunas reformas
Desde su inauguración, el Hospital ha sufrido varias reformas. El año 1968 se inauguran las Urgencias. A mediados de los años 80, con la incorporación de más especialistas, se hace necesario abrir las otras dos plantas de hospitalización que permanecían cerradas.
En el año 1981, se anunció la construcción de una nueva Residencia Sanitaria, más moderna y amplia, y aún incluso colocado la primera piedra, proyecto que no llegó a buen puerto. Como consecuencia de esto, se decidió una profunda remodelación interna del centro. En 1986 se iniciaron las obras que finalizaron en el 1992. La zona destinada a Consultas Externas sufría problemas de masificación en muchas de las especialidades, lo que unido a la necesidad de reubicar algunas pruebas funcionales desencadena la ampliación y remodelación de esa área, que concluyó en 2001. Además de la instalación de aire acondicionado en todo el centro, desde el año 2004 la tercera planta, ala derecha, alberga la Unidad de Corta Estancia de Psiquiatría y en 2006 se instaló una Unidad de Resonancia Magnética.
El futuro
El diciembre pasado, el Hospital Obispo Polanco se acreditó como hospital universitario, convirtiéndose en el quinto de la red aragonesa. Este acuerdo supone que a corto plazo se podrá estudiar Medicina en el campus turolense.
Queremos hacer nuestras las palabras del arquitecto turolense Antonio Pérez, en este mismo medio: “Con la construcción del nuevo Hospital en nuestra ciudad, que no tardará en entrar en servicio, es posible que alguien ya esté pensando en cometer un crimen similar. Si así fuera, para no tener que lamentarlo en el futuro, habría que proteger la antigua Residencia, impedir el derribo y empezar a pensar un nuevo uso adecuado para la zona, que sea compatible con las características arquitectónicas y funcionales del edificio”.
La mejor forma de preservar un edificio es encontrar un uso para él. Ahora que el Hospital Obispo Polanco termina un camino, es nuestro deber encontrárselo -con respeto, imaginación y eficacia de medios- de forma que este legado de la historia sanitaria de nuestra ciudad permanezca vivo.