El belén de San Pedro recibió este viernes sus primeros visitantes. Javier Escriche
Inaugurado el belén de San Pedro, que supera ya las 1.150 figuras y los 170 edificios
Podrá visitarse en el Seminario hasta el 6 de enero, todos los días de 18 a 20.30 horas
La iglesia del Seminario de Teruel vuelve a acoger el monumental belén de San Pedro, que con sus 1.167 figuras y 171 casas, la mayor parte de ellas creadas artesanalmente por el equipo responsable del montaje, aspira a superar las 15.000 visitas de aquí al 6 de enero, último día en el que se podrá visitar. Estará abierto todos los días hasta entonces entre las 18 y las 20.30 horas.
El belemnita Juan Cercas Segura y Blas Sanz Yagüe dirigen la monumental instalación que por cuarto año consecutivo se ubica en la iglesia del Seminario. Aunque el belén conserva la denominación de San Pedro, donde originalmente se instalaba, el actual espacio es mucho más adecuado porque la instalación en el Claustro ofrecía dificultades por las bajas temperaturas y por el espacio.
Y es que el belén no hace sino crecer año a año. En esta ocasión se han incorporado nuevas figuras, entre ellas una Virgen lavando al niño o la de San Francisco de Asís, con motivo de la conmemoración del 800 aniversario del primer belén. Se ha modificado el portal del nacimiento, situándolo en un cueva con un pajar de piedra, precisamente según la inspiración de aquellas primeras representaciones originales, y se ha colocado una estrella de Belén iluminada.
Pero además se han ampliado las murallas, y la zona correspondiente al desierto y a Egipto, con nuevas palmeras, beduinos y una haima, ampliando además el palacio del Faraón y su séquito. En diferentes partes interiores del belén, que quedan más lejos del borde, se han creado diferentes juegos de espejos que son casi indetectable por el observador, y que sin embargo proporcionan la sensación de que los espacios son mucho más grandes. También se ha modificado y ampliado la decoración exterior de la ciudad de Belén así como las faldas de las montañas que la rodean, más altas que un adulto de pie.
También se han ocultado algunos de los cables que podían verse, y que proporcionan movimiento a 40 de las figuras del belén, a la bomba que mueve el agua del río, y a la iluminación, que también ha sido renovada.
Lo más espectacular de esta, además del gran nivel de detalle con el que está construida -es casi imposible saber el número de bombillas y leds proporcionan luz a cada ventana, casa o balcón del belén, es que recrea el ciclo completos día-noche, de forma que cada pocos minutos amanece, llega el mediodía, atardece y se hace de noche. Esto hace al belén particularmente vistoso, ya que cuando cae la noche cambia la iluminación de las casas y las calles, y la instalación ofrece un aspecto completamente diferente.
Mención aparte merece la colocación de algunos edificios nuevos de la serie que recrea alguno de los espacios de la capital turolense, en los que los belenistas echan siempre el resto. Este año se ha incorporado a esa serie la Casa de Doña Blanca, las Cuatro Esquinas, la Casa Bayo o Casa de los Retales, y otra de las casas de San Juan. Se unen así a las ya existentes del conjunto arquitectónico de la Catedral, con la torre y su cimborrio, plaza del Torico, calle del Tozal, Seminario, la Escalinata, las torres mudéjares de San Marín y el Salvador, el Claustro de la Torre de San Pedro, las fachadas del convento de las Claras y las Carmelitas, la casa de la Parra, la Nevera, el Torreón de la Bombardera, Museo Provincial, los Arcos, la Andaquilla, la fuente de la plaza de la Catedral, la casa del Francés, el Punte de la Equivocación, la muralla, los huertos, el mercado o la plaza de Toros.
Además en la instalación se encuentran escenificados todos los Misterios de la Vida de Jesús, desde los desposorios de María y José hasta el hallazgo del niño perdido en el Templo con los Doctores, pasando por la Anunciación.
Una de las zonas del belén que más siguen llamando la atención es el estanque-pecera que cuenta con 21 peces vivos, doce cometas rojo, siete cometas amarillo y dos sarasas.
Además de este estanque el belén de San Pedro cuenta además con un río, una acequia, una balsa de riego, tres fuentes, dos cascadas y un remanso, todos con agua auténtica, y una ambientación musical navideña.
La mayor parte de las casas y edificios no son comprados, sino que están fabricados en madera o poliestireno expandido por los belenistas, incluidas las instalaciones eléctricas. Los diferentes ambientes que recrea el belén están cuidadosamente colocados para que no resulte un pastiche de tópicos, sino que cada figura está situado en su ambiente correspondiente, y estos guardan plena cohesión entre ellos. Las figuras están colocadas con las de mayor tamaño más cerca del observador para que la sensación de perspectiva sea la adecuada, y hay infinidad de detalles que podrían pasar desapercibida en una primera visita al belén de San Pedro, incluso a una segunda o tercera.
El año pasado cerca de 14.000 personas visitaron la instalación, y la cifra podría ir en aumento para este año, dada la gran cantidad de gente que acudió ayer, durante la apertura oficial. Como es tradicional, con cada visita se realizará una encuesta para los niños, entre quienes se sortearán una serie de regalos.
Un importante grupo humano ha trabajado bajo la dirección de Juan Cercós para que el belén de San Pedro vuelva a ser una realidad, desde la escenografía a la electricidad, pasando por la pintura, el trabajo artesano, el montaje o los elementos hidráulicos. Se trata de Miguel García Ferrer, Raúl Monleón Barea, Pepe Hórreo, Eloy Aspas Cutanda, Fernando Tomás, Ana Gómez Royo, Mercedes Trasobares Alcober, Artemio Baselga, Miguel Ángel García Monclús y Alberto García Ferrer, además de Jesús Puerto, que ha colaborado en la sonorización e iluminación del montaje.
El belemnita Juan Cercas Segura y Blas Sanz Yagüe dirigen la monumental instalación que por cuarto año consecutivo se ubica en la iglesia del Seminario. Aunque el belén conserva la denominación de San Pedro, donde originalmente se instalaba, el actual espacio es mucho más adecuado porque la instalación en el Claustro ofrecía dificultades por las bajas temperaturas y por el espacio.
Y es que el belén no hace sino crecer año a año. En esta ocasión se han incorporado nuevas figuras, entre ellas una Virgen lavando al niño o la de San Francisco de Asís, con motivo de la conmemoración del 800 aniversario del primer belén. Se ha modificado el portal del nacimiento, situándolo en un cueva con un pajar de piedra, precisamente según la inspiración de aquellas primeras representaciones originales, y se ha colocado una estrella de Belén iluminada.
Pero además se han ampliado las murallas, y la zona correspondiente al desierto y a Egipto, con nuevas palmeras, beduinos y una haima, ampliando además el palacio del Faraón y su séquito. En diferentes partes interiores del belén, que quedan más lejos del borde, se han creado diferentes juegos de espejos que son casi indetectable por el observador, y que sin embargo proporcionan la sensación de que los espacios son mucho más grandes. También se ha modificado y ampliado la decoración exterior de la ciudad de Belén así como las faldas de las montañas que la rodean, más altas que un adulto de pie.
También se han ocultado algunos de los cables que podían verse, y que proporcionan movimiento a 40 de las figuras del belén, a la bomba que mueve el agua del río, y a la iluminación, que también ha sido renovada.
Lo más espectacular de esta, además del gran nivel de detalle con el que está construida -es casi imposible saber el número de bombillas y leds proporcionan luz a cada ventana, casa o balcón del belén, es que recrea el ciclo completos día-noche, de forma que cada pocos minutos amanece, llega el mediodía, atardece y se hace de noche. Esto hace al belén particularmente vistoso, ya que cuando cae la noche cambia la iluminación de las casas y las calles, y la instalación ofrece un aspecto completamente diferente.
Mención aparte merece la colocación de algunos edificios nuevos de la serie que recrea alguno de los espacios de la capital turolense, en los que los belenistas echan siempre el resto. Este año se ha incorporado a esa serie la Casa de Doña Blanca, las Cuatro Esquinas, la Casa Bayo o Casa de los Retales, y otra de las casas de San Juan. Se unen así a las ya existentes del conjunto arquitectónico de la Catedral, con la torre y su cimborrio, plaza del Torico, calle del Tozal, Seminario, la Escalinata, las torres mudéjares de San Marín y el Salvador, el Claustro de la Torre de San Pedro, las fachadas del convento de las Claras y las Carmelitas, la casa de la Parra, la Nevera, el Torreón de la Bombardera, Museo Provincial, los Arcos, la Andaquilla, la fuente de la plaza de la Catedral, la casa del Francés, el Punte de la Equivocación, la muralla, los huertos, el mercado o la plaza de Toros.
Además en la instalación se encuentran escenificados todos los Misterios de la Vida de Jesús, desde los desposorios de María y José hasta el hallazgo del niño perdido en el Templo con los Doctores, pasando por la Anunciación.
Peces vivos
Una de las zonas del belén que más siguen llamando la atención es el estanque-pecera que cuenta con 21 peces vivos, doce cometas rojo, siete cometas amarillo y dos sarasas.
Además de este estanque el belén de San Pedro cuenta además con un río, una acequia, una balsa de riego, tres fuentes, dos cascadas y un remanso, todos con agua auténtica, y una ambientación musical navideña.
La mayor parte de las casas y edificios no son comprados, sino que están fabricados en madera o poliestireno expandido por los belenistas, incluidas las instalaciones eléctricas. Los diferentes ambientes que recrea el belén están cuidadosamente colocados para que no resulte un pastiche de tópicos, sino que cada figura está situado en su ambiente correspondiente, y estos guardan plena cohesión entre ellos. Las figuras están colocadas con las de mayor tamaño más cerca del observador para que la sensación de perspectiva sea la adecuada, y hay infinidad de detalles que podrían pasar desapercibida en una primera visita al belén de San Pedro, incluso a una segunda o tercera.
El año pasado cerca de 14.000 personas visitaron la instalación, y la cifra podría ir en aumento para este año, dada la gran cantidad de gente que acudió ayer, durante la apertura oficial. Como es tradicional, con cada visita se realizará una encuesta para los niños, entre quienes se sortearán una serie de regalos.
Un importante grupo humano ha trabajado bajo la dirección de Juan Cercós para que el belén de San Pedro vuelva a ser una realidad, desde la escenografía a la electricidad, pasando por la pintura, el trabajo artesano, el montaje o los elementos hidráulicos. Se trata de Miguel García Ferrer, Raúl Monleón Barea, Pepe Hórreo, Eloy Aspas Cutanda, Fernando Tomás, Ana Gómez Royo, Mercedes Trasobares Alcober, Artemio Baselga, Miguel Ángel García Monclús y Alberto García Ferrer, además de Jesús Puerto, que ha colaborado en la sonorización e iluminación del montaje.