Síguenos
José Luis Corral, historiador y novelista: José Luis Corral, historiador y novelista:
José Luis Corral acaba de publicar una novela sobre el rey aragonés Jaime I

José Luis Corral, historiador y novelista: "Si mi libro ataca el pancatalanismo es solo consecuencia de un trabajo riguroso"

El Conquistador relata la peripecia vital de Jaime I como soberano aragonés y ser humano
banner click 244 banner 244

José Luis Corral (Daroca, 1957) es profesor de Historia Medieval de Zaragoza y a través de una prolija obra literaria, que va del ensayo historiográfico a la divulgación, pasando por la novela, nos ha acercado a personajes fundamentales como El Cid, Alfonso I, Abderramán III, Sancho Ramírez, Fernando VII o la dinastía de los Austrias, que protagonizan la exitosa trilogía publicada en Planeta entre 2016 y 2019. En su última novela toca de lleno la provincia de Teruel al recrear, en El Conquistador (Ediciones B), la epopeya vital de Jaime I, uno de los reyes aragoneses más sorprendentes.
-¿Qué narra ‘El Conquistador’ (Ediciones B) y a qué público se dirige?
-Es una novela sobre la vida de Jaime I el Conquistador, rey de Aragón, de Valencia y de Mallorca, conde de Barcelona y de Urgel y señor de Montpelier. Va dirigida a cualquiera que le interese la historia de España, pero también a quien quiera leer una novela de amor y aventuras, porque hay mucho de eso.
- Por la similitud con el título al ‘Batallador’ (Doce Robles)... ¿cabe pensar que ‘El Conquistador’ el es segundo volumen de una serie que tendrá continuidad? 
-No, no, son novelas distintas. Batallador la escribí con mi hijo Alejandro, y el enfoque es distinto. No es una serie.
-¿Cómo caracterizaría a Jaime I? ¿Qué elementos son más relevantes en su forma de ser y de hacer política?
-Como soberano, es un rey mesiánico, que se creía, como alguno de sus antecesores, designado por la mano de Dios para hacer grandes gestas, además de un guerrero, un conquistador y un legislador. Como ser humano era veleidoso y enamoradizo, pero a la vez muy tenaz en la consecución de sus objetivos políticos y militares.
-’El Conquistador’ no es un ensayo, está a caballo entre el libro de divulgación y la novela... ¿qué porcentaje del libro está ficcionado, y qué elementos ficciona?
-Es una novela histórica, pero solo utilizo personajes históricos. No hay ninguno que sea de ficción. Además el relato en tercera persona está escrito todo en presente, para transmitir al lector una sensación de absoluta proximidad.
-¿Cómo consigue meterse en la cabeza de Jaime I, para pensar, actuar y hablar como el soberano?
-Con mucho trabajo. He tenido que meterme en la cabeza de Jaime I analizando como historiador los documentos de la época, y su propia autobiografía, el llamado Libro de los hechos, dictado por el propio rey en primera persona.
-¿En que lengua hablaba Jaime I? ¿Se consideraba a sí mismo aragonés –en el sentido de si ya existía en el siglo XIII una conciencia de lo ‘aragonés’–, u occitano por su nacimiento en Montpellier?
-Hablaba varias lenguas; sin duda, aragonés, catalán, lemosín y latín. Su nombre es distinto en cada una de esas lenguas. Jaime I no se consideraba ni aragonés ni catalán, ni valenciano; era el rey, y como soberano era el señor natural de todos sus dominios. Y sí, en el siglo XIII ya existían una conciencia de lo aragonés, como se puede comprobar en miles de documentos.
-Su libro dispara a la línea de flotación de algunos de los mantras que se repiten entre los sectores ultranacionalistas catalanes. ¿Qué mitos, a ese respecto, cree que son más flagrantes, más falsos y/o más dañinos?
-El ultranacionalismo es muy dañino para el estudio de la historia, pero no solo el pancatalanista, también el panespañolista o el panbritanista. Lo peor es cuando hacen presentismo con la historia, es decir, cuando estos nacionalistas proyectan una idea presente, inexistente en el pasado, en el tiempo más remoto posible. O en el caso del pancatalanismo cuando se inventan términos como Corona catalanoaragonesa o Países catalanes, que nunca existieron.
-¿Atacar el presentismo nacionalista catalán era uno de sus objetivos al escribir ‘El Conquistador’, o ha sido un efecto colateral?
-No, no es un objetivo en sí, es una mera consecuencia de un trabajo riguroso y honesto, nada más.
-La ONU recoge el derecho de autodeterminación de los pueblos, aplicable a pueblos sin autogobierno y con motivos históricos para hacerlo. ¿Hasta qué punto es necesario para el nacionalismo catalán legitimarse a través de la invención de una Corona Catalana que no existió en los términos que se pretende? ¿No sería posible legitimar políticamente la independencia de Cataluña como estado sin necesidad de manipular esa parte de la historia? 
-La historia no justifica el presente, pero lo explica. El derecho no deja de ser una construcción intelectual de cada tiempo en la que se utilizan la tradición, la costumbre y la historia. Yo creo que la gente debe tener la capacidad para decidir su futuro, pero el problema es dónde colocar el límite de esa decisión. Los pancatalanistas no deberían falsear la historia para reclamar la independencia. Una idea política no debe sustentarse en mentiras.
- Dejando ese tema de lado, ¿qué características, aspectos o episodios curiosos y desconocidos para el gran público sobre Jaime I desvela su novela? 
-Desde luego, las relaciones familiares y afectivas del rey; su relación con las muchas mujeres a las que amó y con las que se relacionó.
-¿Y qué falsos mitos existen sobre su figura,más allá de los comentados anteriormente sobre Cataluña?
-Su fama de conquistador no es un mito; conquistó tres reinos, Mallorca, Valencia y Murcia e inició una cruzada a Jerusalén que fracasó debido a una tempestad en el Mediterráneo. No hay falsos mitos sobre Jaime I; al contrario, algunos de los mitos sobre este rey son historia.
-Durante las Bodas de Isabel de Segura basadas en la Leyenda de los Amantes, se recrea la visita del Rey Jaime I con tan solo 9 años, recién liberado por los Templarios de las garras de Simon de Monfort... ¿esta visita está bien documentada? 
-Bueno, en realidad tenía 12 años, y sí, visitó las tierras de Teruel, y en varias ocasiones. Era un rey que estaba permanentemente viajando por sus dominios. Nunca estaba más de unas pocas semanas en el mismo lugar.
-¿Cómo pesó en la forma de ser, de actuar y de hacer política el hecho de haber sido criado por la Orden Militar del Temple?
-Le confirió a su vida un alto sentido de la disciplina y de la capacidad de organización.
-¿Es cierto que en 2001 se encontraron dos cabezas dentro del féretro de Jaime I en el Monasterio de Poblet? ¿Cómo quedó la cosa, se identificó la falsa?
-Así es. Los huesos de Jaime I y otros reyes e infantes de Aragón sufrieron un saqueo en Poblet, se recogieron en cajas, se llevaron a Tarragona y volvieron a Poblet, donde ahora se guardan. En la caja que iban los atribuidos a Jaime I parece que se colocaron dos cráneos. Habrá que esperar a que se haga un estudio antropológico como se hizo con los primeros reyes de Aragón para ver qué ha ocurrido.
- En tiempos de Jaime I, tras la muerte de su padre defendiendo a los vasallos aragoneses del sur de Francia, a Aragón se le cierra definitivamente la frontera en los Pirineos y mirará a partir de entonces al Levante peninsular... ¿Debería Jaime haber insistido en recuperar y ampliar la influencia de Aragón en Rosellón y Occitania? ¿Cómo hubiera cambiado la historia y nuestro presente de haber sido así?
-Esto es hacer historia ficción, porque no hay vuelta atrás, pero Jaime I cometió muchos errores políticos. Quizás el más grave fue firmar en 1258 el tratado de Corbeil con el rey Luis IX de Francia y renuncia a los dominios feudales de Occitania, lo que supuso la llegada de Francia al Mediterráneo y grandes pérdidas para la Corona de Aragón. Nunca sabremos qué hubiera ocurrido, pero la historia de Europa no hubiera sido igual.
-Fuera como fuera, Jaime I impulsó un Aragón siempre con vocación mediterránea y volcado hacia la mitad este de la Península Ibérica, frente a una Castilla atlántica y mesetaria, bastante diferenciada cultural y socialmente. Juan Eslava Galán escribió en una ocasión que, si Castilla y Aragón no hubieran unido sus destinos políticos a finales del siglo XV, nos hubiéramos ahorrado varias guerras civiles y hoy en día, quizá, la península ibérica estaría formada por dos estados, uno en levante y otro en poniente, que convivirían en relativa calma, en lugar de tener un país balcanizado y con constantes tensiones territoriales y nacionalistas. ¿Está de acuerdo con esa afirmación? ¿España es, desde ese punto de vista, un engendro gestado en las cortes renacentistas?
-Yo casi siempre estoy de acuerdo con Eslava Galán, que además es un gran amigo. Si eso hubiera ocurrido, es probable que la Península ibérica estuviera dividida en dos países, como ahora, pero de manera diferente; una zona occidental con León, Portugal y Castilla, y otra con Navarra, Aragón, Cataluña y Valencia. Pero vete tú a saber…
-Hablemos de sus futuros proyectos literarios... Entre ellos está un libro sobre la batalla de Covadonga, cuya autenticidad rechaza. ¿Qué ocurrió exactamente en mayo de 722 en Covadonga, si es que realmente ocurrió algo? 
-En mayo del 722 no ocurrió nada. La batalla de Covadonga se inventó en el año 883, cuando Alfonso III de León encargó que se escribieran unas crónicas de reino, en las que la fundación mítica y profética era esencial.
-¿Cómo se llega a la conclusión, desde la historiografía, de que una batalla jamás tuvo lugar, o que en el mejor de los casos está falseada por los cronistas? ¿Es diferente el caso de la Batalla de Cutanda de 1120, por ejemplo, de la que –según creo- todavía no se tiene constancia arqueológica indiscutible?
-Todo eso lo contaré en ese próximo libro. Tanto la ficción de la batalla de Covadonga como la historicidad de la batalla de Cutanda hay que explicarlas en su contexto histórico; y en el caso de Covadonga en su ámbito ideológico. Covadonga fue un mito necesario; Cutanda, un hecho.
-Durante la Feria del Libro ‘online’ de Teruel avanzó que otra de sus próximas obras estará ambientada en la Castilla del siglo XIV, y dijo que “si en Aragón y Cataluña la historia se ha manipulado, en Castilla ni te cuento”. ¿A qué se refería?
-Permítame que lo dejemos ahí.
-De acuerdo... pero una última pregunta... tras una larga trayectoria en Planeta, y después de publicar ‘Batallador ‘en Doce Robles, ‘El Conquistador’ sale con el sello de Ediciones B, ¿por qué este cambio de editorial?
-Yo comencé en 1996 en la editorial Edhasa; fui el primer español que publicó en su prestigiosa colección Narrativas históricas; en 2011 pasé a Planeta, donde he publicado siete novelas y un ensayo sobre las catedrales góticas; en Doce Robles, una editorial aragonesa pequeña pero muy sólida, he publicado por amistad con sus editores, y no solo la novela Batallador, sino los ensayos La Corona de Aragón y Jesucristo y familia. Y ahora publico con Ediciones B porque necesitaba un cambio de aires. ¿El futuro…? Nadie lo sabe.