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Julián Casanova, premio de las Letras Aragonesas: “La Historia es interpretable, pero hay un desprecio total hacia el conocimiento” Julián Casanova, premio de las Letras Aragonesas: “La Historia es interpretable, pero hay un desprecio total hacia el conocimiento”
Julián Casanova, este viernes en el Teatro de Alcañiz

Julián Casanova, premio de las Letras Aragonesas: “La Historia es interpretable, pero hay un desprecio total hacia el conocimiento”

Presentó en el ciclo Alcañiz Lee el libro ‘Una violencia indómita’
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El Premio de las Letras Aragonesas 2021, Julián Casanova, participó este viernes en el ciclo Alcañiz Lee, en donde presentó Una violencia indómita. El siglo XX europeo. El historiador y escritor, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza detalla cómo los acontecimientos el último siglo han marcado algunos de los conflictos actuales.
-¿Cómo valora la concesión del Premio de las Letras aragonesas?
-Creo que es un reconocimiento de una tradición de escribir, no como la gente cree que son las letras, esto es, ficción y literatura, sino escribir en investigación histórica y siempre teniendo en cuenta la necesidad de hacer una narrativa elegante y atractiva para la gente, difundiendo la Historia con rigor, simplificando lo complejo sin perder eso, el rigor. Creo que alguien se ha dado cuenta de que no sólo se escribe literatura. Este Premio a las Letras Aragonesas es un premio a una persona que no necesariamente hace ficción.
-¿Se ha planteado alguna vez escribir ficción?
-Aunque me lo planteé hace mucho, estoy muy a gusto en este momento escribiendo este tipo de libros como ‘Una violencia indómita’.
- ‘Una violencia indómita’ habla de un siglo XX dramático y sangriento, de principio a fin, la violencia de masas.
-Antes de escribir este libro ya se sabía que el siglo XX había sido violento. Lo que pasa es que todo el mundo se ha centrado entre 1914 y 1945, y lo que yo hago son dos cosas: por un lado, indago en la violencia colonial de finales del siglo XIX que rebota después en el continente. Y, por otro lado, traslado una mirada al centro y oeste de Europa, donde la violencia es mucho más grande y más larga. Cuando todo el mundo creyó que en 1945 se había acabado la violencia, en el centro y este de Europa la invasión de las tropas soviéticas someten a naciones, pasa también con la Península Ibérica y en Grecia. La mirada franco-británica, que divide el siglo en dos mitades, una primera mitad muy violenta y otra no violenta no vale para una parte de Europa. Además, cuando cae el bloque soviético y vienen las revoluciones y el Muro de Berlín, cuando ha caído el Franquismo, el Salazarismo y pensamos que ya nos podemos juntar todos en una Europa democrática, aparece la guerra de Bosnia, que nos recuerda a la limpieza étnica, a los genocidios, la violencia sexual, etc. Es un siglo largo y no desde una mirada francobritánica, sino muy diversa y muy plural, buscando las carreteras secundarias, donde hay otra gente, otros paisajes y otros problemas. 
-Nos sorprendemos hoy y causa pavor la violencia que vemos en algunos países de África.¿Sería comparable con esa violencia europea del siglo XX?
-Son legados y aprendizajes. Lo que más sorprende de la violencia en el siglo XX con respecto a la de siglos anteriores es que había habido una revolución industrial, revoluciones científicas y tecnológicas y, lo más dañino que puede aplicarse desde el punto de la ciencia, se aplica con la violencia. Es decir, no es posible tener un horno crematorio si no hay detrás un Estado organizadísimo y una tecnología al servicio de la muerte. Todo eso después se puede copiar en cualquier país. En Asia hubo guerras muy crueles en la segunda mitad del siglo XX, en África también. Sí que hay paradojas como la de que África, que se había liberado de los Imperios, tiene países como Nigeria, con un PIB importantísimo y con desigualdades profundas, y allí aparecen ramalazos de violencia que son rebotes de la violencia colonial. Es difícil controlar la violencia. En Europa mucha gente piensa que la violencia viene por el terrorismo. África es uno de los continentes que más están creciendo de manera desigual.
-La Europa de 1914 era próspera, como hoy.¿Sería posible repetir aquella historia en la Europa actual?
-Si los estados tienen el monopolio de las Fuerzas Armadas, si no hay paramilitarismo y la sociedad civil legítimamente confía en los estados es difícil que se desencadenen los fenómenos de violencia del siglo XX. Sabemos que hay conflictos políticos, acritud, insultos, que vemos muchos problemas, pero el gran tema del siglo XX es la quiebra de los estados y el paramilitarismo. El gran tema por el que surgen todas las violencias es porque, en lugar de haber un ejército unido frente a un poder, hay paramilitares, hay alternativas terroristas violentísimas. Esto sería impensable en las sociedades democráticas en estos momentos, pero hay ecos que nos indican que puede pasar, como por ejemplo en Estados Unidos, donde hay muchísimos millones de personas que tienen armas que no las deberían de tener. Nos dimos cuenta en el asalto al Capitolio. Si la imagen del Capitolio se ve en el Reichtag, en Berlín, hubiéramos empezado a temblar.
-En cualquier caso, podemos ver que la sociedad se radicaliza más (al menos así lo reflejan los resultados de los comicios electorales), con el surgimiento de extremismos que no tienen ningún reparo en comunicar hechos falsos, tal y como también ocurrió antes de la Segunda Guerra Mundial.
-Ese es un tema interesantísimo. Hay propaganda, hay mentiras, hay conflicto, pero, por ahora, las armas solamente las tienen las fuerzas armadas. No es lo mismo que la gente discuta en un Parlamento, que se pelee, grite,  discuta, se insulte o cuente  mentiras a que en la calle tengan un grupo armado para expresar esto. La salvación de Europa, y esa es la gran enseñanza del siglo XX, es que los ciudadanos confiemos en las Fuerzas Armadas que, a su vez, son representantes de los ciudadanos. Las Fuerzas Armadas protegen la ley y el orden que salen de un Parlamento y nada más. Esa es la base, y en el momento en que se quiebra eso se va todo al garete. El país que más cerca ha estado en los últimos años de eso es Estados Unidos, pero el conflicto fundamental en el futuro pasará por China, India, Japón, las dos Coreas… porque el Capitalismo ya ha cruzado el Pacífico. A principios del siglo XX, el Capitalismo cruzó el Atlántico y ahora ha cruzado al Pacífico, donde es diferente. Hay, además, una sobrepoblación y problemas de ecología importantísimos, con ciudades de más de 30 millones de habitantes cuando, en realidad, la ciudad más importante del siglo XX sólo tenía 14 millones y fue Nueva York. Una ciudad de siete millones de habitantes en Europa era algo impensable en el siglo XX y solamente había dos, Londres y París, y ahora hay ciudades de 20 y 25 millones de habitantes en países donde se está desarrollando ese nuevo Capitalismo y también  en África.
-¿Qué problemas puede traer esa superpoblación de grandes ciudades?
-Es un problema multipolar. Ya no es la Guerra Fría. Hay al menos ocho países que pueden tener armas nucleares. Hacen falta políticos responsables, control, educación y sociedades civiles responsables, es decir, lo que hemos aprendido del siglo XX, aunque a veces es difícil mantener esto. Los historiadores no podemos predecir el futuro, pero sí iluminar el presente con el pasado. Lo que pasa que la gente no se da cuenta.
-¿La Historia es interpretable?
-Sí, lo es, pero la gente que sabe más de Historia son los que la investigan. Todo es interpretable y, si no, fijémonos en el debate que hay ahora sobre las vacunas. Lo que pasa es que hay que ver a quien preferimos escuchar hablar, si a unos virólogos que saben mucho, pero que no se ponen de acuerdo, o a Miguel Bosé. Pues eso mismo pasa con la Historia. Esa es la diferencia. Todo es interpretable, pero hay un desprecio total al conocimiento.
-¿Fomentado por partidos políticos?
-Fomentado por formaciones políticas, medios de comunicación… Hay gente a la que le interesa estimular la ignorancia. El día del aniversario de la República lo que se dijo en el Parlamento sobre la Historia de Europa de los años 30 es de una ignorancia supina, y por gente que tiene una ignorancia voluntaria, porque es gente que ha tenido el privilegio de poder leer libros y no lo ha hecho en su vida. 
-¿Cómo ve la España actual y su futura evolución?
-Si echo la vista atrás veo que esto ha cambiado para bien y mucho. Si echo la vista al presente veo que tenemos problemas que no deberíamos tener después de lo que hemos avanzado, y si la echo al futuro veo que hay problemas, pero que también hay puntos fuertes en la sociedad española. Pero los caminos que hay que recuperar están inventados. Nadie va a inventar nada más.
-¿Cuáles son?
-Son: sociedades civiles fuertes que apoyen a políticos responsables y que sean responsables con los ciudadanos; estados sociales que equilibren la riqueza, políticas fiscales que den beneficios, Sanidad y Educación a los ciudadanos y, el tercero de todos ellos es que nadie tenga armas fuera de las Fuerzas Armadas.