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La Orden de Toledo que fundó el calandino Luis Buñuel cumple 100 años La Orden de Toledo que fundó el calandino Luis Buñuel cumple 100 años
José Bello, José Moreno Villa, Luis Buñuel, Ernestina González y Salvador Dalí, de izda a dcha, junto a José María Hinojosa (sentado) durante la reunión de la Orden de Toledo en la Venta de Aires

La Orden de Toledo que fundó el calandino Luis Buñuel cumple 100 años

Supo atraer a su seno a los intelectuales y artistas más cercanos de la generación del 27
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Este sábado se cumplen cien años de la fundación por un jovencísimo Luis Buñuel de la bautizada como Orden de Toledo, en la Venta de Aires de la capital toledana, un restaurante que, para celebrar esta efemérides, prepara varias actividades, como una "performance" o la recuperación de los platos típicos toledanos preferidos por los integrantes de la orden, como la perdiz estofada, ha informado a EFE los promotores.

 Fue el 18 de marzo de 1923 cuando un grupo de amigos, entonces desconocidos, a cuya cabeza se situaba el aragonés Luis Buñuel, fundaron la Orden de Toledo, que supo atraer a su seno a los intelectuales y artistas más cercanos de la generación del 27, de modo que poco a poco fue creciendo el número de "caballeros" de la Orden con la llegada de Federico García Lorca, Dalí y Rafael Alberti, entre otros, según acreditan documentos históricos.

Ellos supieron "captar la realidad paralela de la ciudad de las tres culturas para dejarse llevar, evadirse, soñar, divertirse, aprender y, sobre todo, disfrutar", en un lugar de especial singularidad por su "halo de misterio, donde pueden suceder cosas inesperadas, un espacio revelador de otras realidades y una ventana abierta a la imaginación".

La centenaria Venta de Aires -este año celebra su 132 aniversario- recuerda también que la Orden de Toledo fue fundada por Buñuel bajo unos preceptos básicos como "vagar durante toda una noche por Toledo, borracho y en completa soledad, no lavarse durante la estancia, acudir a la ciudad una vez al año, amar a Toledo por encima de todas las cosas y velar el sepulcro del cardenal Tavera".

Así, "la historia e incertidumbre de Toledo" fue el ánimo para que estos miembros de la orden recorrieran sus calles bajo lo que Buñuel calificaba como "una belleza que desprende un ambiente indefinible".