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Los 155 clásicos reunidos en Teruel encierran otras tantas historias Los 155 clásicos reunidos en Teruel encierran otras tantas historias
Los miembros de la Asociación de Cadillac de España presentaron varios, como el Cadillac Calais. Bykofoto / Antonio García

Los 155 clásicos reunidos en Teruel encierran otras tantas historias

Entre los propietarios hay personas que compran por motivos sentimentales
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La historia de cada uno de los 155 vehículos que este domingo tomaron parte en la décimo primera edición de la concentración organizada por la Asociación de Auto Clásicos Mudéjar es única. Por ejemplo, Miguel Hernández Asensio no paró hasta encontrar en un desguace de Burgos un camión de bomberos Pegaso, mientras que Juan Manuel Choclán buscó igualmente un Pegaso para restaurarlo y pintarlo como el que conducía su padre.

El presidente de la asociación organizadora, Javier Guillén, aseguró que entre los participantes había “coches bonitos y espectaculares”, y añadió que algún otro no había podido llegar por fallos mecánicos, como el anunciado Pontiac de 1941.

Fueron muchas las personas que durante toda la mañana pasaron por el aparcamiento de la Renfe para admirar y fotografiar los vehículos, entre los que un año más se encontraba el DeLorean del valenciano Jesús Saiz o un Ford Prefect. Los participantes realizaron un desfile por varias calles de la ciudad que terminó en el restaurante El Milagro, donde celebraron una comida de hermandad.

Numerosas personas caminan en torno a un Panther Kallista. Bykofoto / A. G.

El transportista turolense afincado en Zaragoza Juan Manuel Choclán también adquirió un Pegaso 1083/10 de 1975 por motivos sentimentales dado que ese era el que conducía su padre, que también le enseñó a conducirlo.

Aunque el camión estaba bastante deteriorado, consiguió repararlo, lo que incluyó pintarlo con los mismos colores que el de su padre.

Miguel Hernández Asensio trajo desde Los Santos, en el Rincón de Ademuz, un Pegaso 1135/1, un camión de bomberos del parque de la Diputación de Burgos que estuvo en servicio desde 1983 hasta 2018.

El Citroën 2 CV fue el modelo de coche más representado en la concentración. Bykofoto / A. G.

Hernández es bombero del Ayuntamiento de Valencia y su deseo era tener un camión de bomberos, “que escasean bastante”. Y aunque le costó encontrar uno, al final lo vio un jueves en un desguace de Burgos y al día siguiente lo compró.

Varios miembros de la Asociación de Cadillac de España trajeron hasta Teruel varios modelos de estos coches americanos de lujo. En concreto, el presidente del club, Rubén Gil, presentó tres. Del valenciano Antonio Teruel es el Cadillac Devill de 1964. Este mecánico llegó a contar con 30 unidades de la marca, de los que conserva 10.

Todavía más, hasta un centenar, atesoró su compañero José Cubells, de la localidad valenciana de Torrent. En la actualidad mantiene en perfecto estado de revista 70 repartidos entre varias naves y garajes.

Un Ebro C-150, detrás de una Bultaco Mercurio y varias Vespas. Bykofoto / A. G.

Cubells cuenta que a finales de los años 70 no le permitieron participar en el Rally de Fallas porque el Citroën 11 berlina con el que se presentó era de 1952 y solo admitían vehículos anteriores a 1945. “Al año siguiente, ya tenía 5 con los que participar”, explicó. Además de en Norteamérica, los ha comprado en Nueva Zelanda, Reino Unido, Francia y Alemania.

Los vehículos más antiguos que participaron en la décimo primera Concentración de Clásicos fueron un coche Ford A de 1929, una moto Vespa de 1958 y un camión Leyland Comet 90 de ese mismo año. El premio al club más numeroso fue para la Escudería Motor Clásico La Plana de Utiel, y el de más lejano para el Club de Vehículos Históricos de Huesca. Y el vehículo que hizo más kilómetros para llegar a Teruel procedía de Jaca.