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Los vecinos de Albarracín conocen por dónde va su muralla y las pautas para restaurarla Los vecinos de Albarracín conocen por dónde va su muralla y las pautas para restaurarla
Antonio Jiménez durante la visita realizada por el entorno de la zona este de la muralla

Los vecinos de Albarracín conocen por dónde va su muralla y las pautas para restaurarla

Una visita guiada a cargo de la Fundación Santa María resuelve las dudas de los particulares
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Cruz Aguilar

¿Por qué habéis dejado ese muro de la muralla tan bajo?, ¿Y con el seto qué se va a hacer? ¿Qué es esa tela que sale entre las piedras? Las dudas de los vecinos de Albarracín con respecto al proyecto paisajístico para el entorno amurallado de la ciudad están todas resueltas tras una visita a la zona realizada por el gerente de la Fundación Santa María de Albarracín, Antonio Jiménez.

La entidad está al frente de unos trabajos que están marcando un hito no sólo para Albarracín, sino que servirán de ejemplo en otros entornos amurallados de España. Los albañiles y arqueólogos se han ocupado de recuperar los lienzos ocultos entre los rellenos de la ladera, mientras que un equipo multidisciplinar al que se han sumado también paisajistas, arquitectos y profesionales de la iluminación, entre otros, trabajan en dotar a todo el espacio de luminarias, zonas de protección y un asfalto que permita mantener el tráfico rodado y, a la vez, deje patente que se accede a un núcleo urbano con especial protección.

“El tema no es sencillo, aquí hay muchos aspectos que atender”, comentaba el viernes Jiménez a los casi 40 asistentes a la visita. A todo ello hay que sumar la vegetación, que cambiará sustancialmente puesto que las laderas estaban plagadas de plantas alóctonas, como los aliantos o la viña del Tíbet, que nada tienen que ver con las de la zona y que, además, se habían extendido hasta el último rincón. De hecho, tapaban otros árboles locales que han aparecido tras su retirada, como los tejos, arces o boj, que ahora se pueden ver. También desaparecerán los setos, una moda que se incluyó en muchos espacios urbanos hace unas décadas que ahora ha dejado paso a una apuesta por lo local. “Irá roquedal entre el que crecerán plantas del terreno y colocado de forma desigual”, especificó el gerente de la institución. “La hiedra es de aquí y se queda, pero la madreselva desaparece”, continuó.
 

El recorrido se inició en el patio del Museo de Albarracín, donde hay unos murales explicativos del proyecto

En total han intervenido en 742 metros del tramo de muralla de la zona este, los últimos 147 recientemente. Aunque en principio con estos trabajos se acababa toda la zona, la limpieza de la ladera ha generado varias dudas a los especialistas. Por un lado debajo de los derrubios “aparecen piedras un tanto ordenadas que podrían corresponder a la muralla, algo que en principio se había descartado”, apuntó Jiménez. El responsable añadió que también les inquieta la dirección que siguen algunos tramos.

Por eso, la próxima actuación, que confían acometer en 2026, debe incluir esta zona de muralla que falta por explorar así como la iluminación de la ladera y el acondicionamiento del tramo, para lo que calcula que se necesita, como mínimo, 150.000 euros. Hasta la fecha han invertido un total de 300.000, 150.000 correspondientes a la anualidad de 2024 y otros tantos de la de 2025, y en ambos casos procedentes de la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Aragón.

En cuanto a las dudas planteadas por los asistentes, el muro recuperado no se recrece porque es la tendencia actual en la rehabilitación arqueológica ya que, entre otras cosas, “se desconoce la altura que tenía el original”, apuntó el experto. Una forma de actuar que difiere a la de momentos anteriores en los que se apostaba por completar totalmente la muralla en altura, como se hizo en otras zonas de Albarracín.

En lo que respecta a la tela que se aprecia entre los muros, es la que se coloca para diferenciar los materiales originales de los añadidos para dar homogeneidad. “Esta tela es el límite de lo que encontramos y lo que se ha recrecido, se ve en toda la muralla”, detalló durante la visita Jiménez.

Otra de las preguntas que formularon fue porqué no se habilitaba un mirador en el cortado del río, una propuesta que Jiménez descartó porque la ciudad cuenta con un amplio número de espacios de este tipo. También señaló que hay quien les había planteado la posibilidad de habilitar un nuevo camino de paseo desde la zona de la muralla que ahora se ha recuperado hasta el centro de la ciudad, algo poco factible porque transitaría por lo que antaño fue la judería, cuyos restos de viviendas todavía se adivinan desde la carretera. Además, “sería otra zona a la que atender y mantener limpia, y ya tenemos muchos tajos abiertos”, comentó el responsable haciendo referencia a las diversas zonas que tiene la ciudad transitables para vecinos y turistas.

El gerente incidió en que el proyecto de paisaje “puede ser excepcional” y convertir a Albarracín, “una vez más, en modelo a seguir”. Detalló que las pautas que se sigan en la zona que va desde la carretera hasta la explanada junto a la Torre Blanca y el Museo de Albarracín se replicarán después en todas las actuaciones que se lleven a cabo en el resto de la ciudad.
 

La zona de la iglesia de Santa María quedará remodelada tanto en pavimento como en iluminación y vegetación

Desde los muros de contención a los puntos de luz, las plantas o el pavimento. Todo se está estudiando al detalle para dar un aspecto homogéneo al entorno. Los puntos de luz se han colocado de forma soterrada y el responsable de la visita aclaró que las hierbas que ahora pueblan la zona de la ladera son importantes “para la regeneración del suelo”, tras años soportando especies alóctonas, y permitirá que las plantas de la zona arraiguen.

Antes de iniciar el recorrido por el espacio de la muralla, Antonio Jiménez explicó en el patio del Museo de Albarracín las actuaciones previstas y aprovechó la introducción para recalcar la singularidad del conjunto histórico, que fue uno de los primeros en ser declarado Monumento Nacional en España, ya en el año 1961. Además, especificó que es el único espacio de Teruel, salvo desde hace muy poco la capital provincial, que cuenta con un Plan Especial de Protección, una medida que aunque en su momento no estuvo exenta de críticas, es la que ha posibilitado que las calles y casas de Albarracín hayan mantenido la fisonomía del medievo.

Una herramienta singular

Destacó que también en materia de iluminación fueron pioneros y ahora pretenden hacer lo mismo con el proyecto de paisaje. Jiménez planteó que en todo ello ha jugado un papel esencial la Fundación Santa María, “la herramienta que todo el mundo quiere copiar”, dijo.

A juicio de los vecinos, la pieza clave de ese recurso es sin duda su gerente: “Esperemos que siga muchos años o que busquen un buen sustituto”, decía Teresa Sáez, una de las vecinas que realizó la visita. “Lo vive, es pasión lo que tiene”, comentaba junto a ella su amiga Milagros.

Teresa Sáez reconocía el viernes durante el recorrido que ella lleva toda su vida preguntándose por dónde iría la muralla original de Albarracín, un secreto desvelado tras la recuperación llevada a cabo por la Fundación. “Como esta zona es el cortado del río no imaginaba que fuera por aquí”, señaló, para añadir la dificultad que han entrañado los trabajos, y matizó que ella “sólo de ver colocado el andamio temblaba”.

Los vecinos, la mayor parte de ellos adultos, comentaban los recuerdos que tenían de esas zonas donde ahora se está trabajando, en las que tanto jugaron de niños, “entre las casas que habia cayéndose” en algunas de las laderas y que, posiblemente, corresponderían con la zona de la antigua judería.

Entre los visitantes también estaba Mari Carmen Picón, quien sí conocía el proyecto porque ya había asistido a otras visitas de la Fundación Santa María. La mujer valoró muy positivamente el trabajo realizado en las últimas décadas en la conservación de Albarracín, aunque lamentó la incomodidad que supone la llegada de aluviones de turistas: “Vivo en la calle de Santiago y como son calles estrellas no dejan casi ni pasar”, matizó.
 

Restos de viviendas de la antigua judería que quedan junto a la carretera

Según María Jesús Giménez, que es de Albarracín pero vive en Castellón, hace años a la ciudad sólo acudían los propietarios de segundas residencias, los veraneantes, y la llegada de turistas ha sido algo paulatino vinculado al cuidado que se ha hecho del patrimonio. “Las redes sociales y toda la promoción que se hace en los medios también atrae a mucha gente”, añadió su marido, Antonio Soler.

Este 8 de septiembre no habrá inauguración de los trabajos realizados durante el año anterior, como la Fundación Santa María acostumbra a hacer cada festividad de Santa María de Oriente, patrona de la ciudad. La envergadura de las actuaciones que están llevando a cabo en el entorno de la muralla situada sobre el río y la necesidad de recabar fondos para concluir toda la remodelación paisajística hace que las obras se hayan alargado más allá de un ejercicio, aunque el objetivo es tenerlas concluidas para 2026, cuando se cumplirá además el 30 aniversario de la Fundación Santa María de Albarracín.