Javier Andrés, Ernest Nabàs y Manuel Navarro (de izda. a dcha.) durante la presentación de la trilogía sobre la Estrella de Mosqueruela que se celebró recientemente en Castellón
Hay pocos lugares tan sugerentes y magnéticos como el barrio de La Estrella de Mosqueruela, en la vertiente oriental de la sierra de Gúdar. Hace tiempo que sus dos últimos habitantes, Juan y Sinforosa, los que protagonizaron el anuncio navideño de Land Rover en 2018, viven en la residencia de Morella, pero el lugar sigue respirando magia. La misma que impulsó a los periodistas de Castellón Ernest Nabàs Orenga, Javier Andrés Beltrán y Manuel F. Navarro del Alar a visitarlo reiteradamente durante años y, finalmente, a escribir sendos libros sobre este singular emplazamiento. La Estrella recuperará hoy parte del trajín que tuvo con la presentación de la trilogía formada por Aunque solo una fuera, La Estrella, y El diluvio de La Estrella. El acto tendrá lugar a partir de las 12 horas en el Santuario de La Estrella, y contará con la presencia de Alba Lucea, alcaldesa de Mosqueruela.
Se trata de una edición de tres libros que, aunque no pueden adquirirse por separado, formar tres cuerpos completamente independientes. Los tres autores son amigos y visitantes asiduos de La Estrella -Nabàs residió durante una temporada en la cercana Villafranca del Cid, y entabló amistad con Juan y Sinforosa-. Se consideran enamorados del emplazamiento y lloran como cualquiera su progresivo abandono. Esta trilogía forma parte del homenaje que le rinden.
Ernest Nabàs publica diferentes historias y leyendas ambientadas en La Estrella
La Paridera y otras historias
El libro de Ernest Nabàs, titulado La Estrella. La Paridera Real y otras historias y conversaciones, se centra precisamente en las charradas que mantuvo con Juan y Sinforosa a lo largo de los años, en los cuentos, sucesos y leyendas que se han contado siempre sobre el lugar y que ellos le transmitieron pacientemente. Muchos de esos cuentos son invenciones y desde luego no están documentalmente respaldados, pero eso no les resta interés, sino más bien al contrario.
Entre otras, el libro aborda la existencia de una supuesta Paridera Real que hubo allí entre los siglos XVIII y XIX. Lo explica otro de los autores de la trilogía de La Estrella, Javier Andrés Beltrán, castellonense con raíces en Argente y Rubielos de Mora. “Siempre se ha contado que en La Estrella había una casa destinada al parto de hijos ilegítimos de la corte madrileña”, un lugar lo suficientemente discreto como para que las doncellas nobles dieran a luz sin formar escándalo, para ser después despojados de sus criaturas. “No hay nada documentado, pero eso explicaría la grandiosidad de la Casa Nueva, y que eso siempre se haya contado en La Estrella”, explica Andrés. “Se mencionan también los indicios de un túnel, actualmente tapado, que comunicaría esa casa con la iglesia, y la existencia de una celosía que aún puede verse a través de la cual estas mujeres nobles podían asistir a misa sin ser identificadas”.
Manuel Navarro documenta el desastre de La Estrella, que costó la vida a 27 vecinos en 1883
El diluvio de La Estrella
Una leyenda relativa a este paritorio clandestino está ligada precisamente a uno de los eventos más conocidos de la Estrella, el desastre de 1883. El 9 de octubre de ese año se registró una enorme tormenta torrencial, que provocó el derrumbe de 17 casas y se llevó a 26 personas por delante. “Pues en el pueblo se contaba la leyenda de que ese desastre lo provocó una de las mujeres de cuyo hijo fue separada en La Estrella. Se cuenta que, presa de la desesperación, subió al monte y pactó con el diablo para vengarse del pueblo”.
Obviamente no hay documentación que dé cuenta de semejante contrato, pero sí la hay, abundante, de aquel diluvio que arrasó La Estrella. “La prensa habló mucho sobre aquello, porque fue un auténtico desastre”, explica Andrés. “No fue una simple crecida del río provocada por una inundación, sino un desprendimiento de uno de los barrancos que destruyó 17 casas y mató a 26 personas”. “En ese momento La Estrella tenía unos 300 habitantes, así que fue una enorme tragedia en la que murió el 10% de la población”. “De hecho”, apunta el periodista jubilado, “esa catástrofe marcó de algún modo el declive de la aldea, que había llegado a tener 500 habitantes en su época de esplendor”.
El diluvio de La Estrella es el libro que trata sobre aquel suceso de 1883, escrito por Manuel F. Navarro, donde se refiere todo lo que significó aquella tormenta, con abundantes referencias a la prensa de la época.
El propio autor encontró en la pared de entrada al cementerio un grafiti esquemático donde observa determinadas figuras que aluden al diluvio, y está convencido de que se trata de un símbolo en su recuerdo que alguien dibujó a finales del XIX.
Javier Andrés explica en su libro la biografía del Niño de La Estrella, torero prominente nacido allí
Un torero relevante
Por su parte, Javier Andrés Beltrán aborda en su libro perteneciente a esta trilogía la biografía de uno de los habitantes más relevantes que nacieron en La Estrella de Mosqueruela, el torero Silvino Zafón Colomer, el Niño de la Estrella. “Junto a Juan Martín y Sinforosa es uno de los vecinos más conocidos del lugar”, explica Andrés. Y de hecho no solo hay una placa en la plaza de La Estrella que le recuerda, sino que además una escultura suya en bronce preside la plaza de toros de Villafranca del Cid (Castellón), “que se construyó en los años 30 a propósito para que él pudiera torear allí”, siendo todavía novillero, explica Andrés, que añade que esa escultura se levantó con motivo de 75 aniversario de la construcción del coso.
Silvino Zafón tiene una historia apasionante y rocambolesca. Nació en La Estrella en 1908 pero al poco tiempo su familia lo envió a Sant Boi del Llobregat para aprender a ser panadero. “Pero en lugar de eso se convirtió en torero”, explica Javier Andrés en su libro. Según la biografía que ha escrito el periodista, Zafón debutó como novillero en 1928 en Vinaroz y tuvo una exitosa carrera en España y el sur de Francia, esquivando la muerte en 1934 tras una mala cornada en Valencia. Al año siguiente, sin embargo, llegó a ocupar el tercer puesto del escalafón de novilleros. Tomó la alternativa como matador en la plaza de toros de Barcelona el 16 de mayo 1937, en una corrida a la que asistió Ernst Hemingway. De hecho, según el autor fue el último torero en tomar la alternativa antes del franquismo, pues la Guerra Civil ya había comenzado.
De convicciones demócratas, Silvino Zafón se integró en la Brigada de los Toreros, una unidad militar que reunió a muchos mandos y soldados del mundo de la tauromaquia, integrada dentro de la 96ª Brigada Mixta del Ejército Popular, y que luchó en Teruel entre otros frentes.
“Acabada la guerra estuvo en la cárcel de Zaragoza, pero como no tenía delitos de sangre fue puesto en libertad”, explica Andrés. “Pero como represalia por haber servido en el ejército republicano no se le permitió confirmar la alternativa como matador en Madrid, por lo que se le relegó de nuevo al escalafón de novilleros”.
Zafón volvió a la cárcel porque fue acusado por un vecino de La Estrella de pertenecer al maquis que operaba entre las sierras de Teruel y Castellón. “Se demostró que era una acusación falsa, que se basaba solo en que tenía una escopeta de caza, como tantísima gente en esa época. Pero tras ser puesto en libertad la vida para él se fue haciendo cada vez más difícil, continuamente vigilado por la Policía y los servicios secretos”.
En 1948 decidió abandonar España y emigrar al sur de Francia, donde sí pudo ejercer de nuevo su profesión de matador de toros. “Allí obtuvo mucho reconocimiento y tuvo una buena vida como torero, pero la vida le reservaba un triste final”, subraya el periodista. “Lo que no habían conseguido ni los toros, ni la guerra ni la cárcel lo consiguió un tonto accidente de tráfico”. “En 1963 conducía una Mobilette por las calles de Orange, y tratando de esquivar a un grupo de personas cayó, se golpeó la cabeza y murió. Tenía 55 años”.
Además de la placa en La Estrella y de la escultura en bronce frente a la plaza de toros de Villafranca, Silvino Zafón será recordado a través de un pasodoble titulado El niño de La Estrella que compuso nada menos que Jaume Texidor (1884-1957), el autor de Amparito Roca. Además su cara y su nombre figuró en la etiqueta del Anís Niño de la Estrella, una bebida fabricada por Gregorio Fuertes en Sagunto muy popular a lo largo de los años 30.
Los tres libros que forman las tres miradas de diferentes autores sobre La Estrella se presentaron hace pocas semanas en una librería de Castellón reuniendo gran cantidad de público. Este sábado se repetirá la presentación en La Estrella, a partir de las 12 horas, donde podrán adquirirse volúmenes.
Para la gente que no pueda asistir pero esté interesada en las obras, los autores dejarán varios ejemplares en la Oficina de Turismo de Mosqueruela, y también se pueden adquirir a través de la editorial TrecaTimons, o de las librerías Plácido Gómez o Argot, en Castellón.
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