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Ocho alumnos de Bellas Artes presentan la muestra Ocho alumnos de Bellas Artes presentan la muestra
Elena Barroso durante la presentación de su pieza "Reconexión". M.A.

Ocho alumnos de Bellas Artes presentan la muestra "Reconstruyendo mundos vacíos"

La exposición forma parte del ciclo Especies de Espacios y podrá verse hasta hoy
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Ocho estudiantes del grado de Bellas Artes del campus universitario de Teruel inauguraron este lunes Reconstruyendo puntos vacíos, la cuarta de las seis exposiciones previstas en el ciclo Especies de Espacios 2020-21, que comisaría Silvia Martí Marí, profesora de Metodología de proyecto: Espacio. 
La muestra, que reúne piezas de Ángel Celiméndiz, Valentina Arias, Lydia Ruiz, Eneko de Blas, Pablo Rivera, Guillermo Garza, Elena Barroso y Mireia Olmos podrá verse hasta hoy jueves en la sala del vestíbulo del Edificio de Bellas Artes de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de Teruel. Los ocho proyectos comparten el elemento espacial, situando al espectador y al artista en un lugar determinado que se representa a través de diferentes manifestaciones, con alusiones a la historia, el pasado, la muerte, el hogar, el trastorno o el abandono.
Cada una de las piezas está marcada por un gran punto rojo en el suelo, similar ­-aunque más grande- que los que suelen colocarse junto a los cuadros vendidos en las exposiciones de pintura, aunque en este caso representan las diferentes localizaciones de cada pieza, como si de un mapa de puntos se tratara, dado que ese factor espacial es uno de los elementos característicos que comparten todas las piezas incluidas en la muestra colectiva. 
En el vestíbulo del edificio donde se cursa el grado de Bellas Artes sorprende Adflictus infra terra, de Ángel Celiméndiz, una instalación escultórica que muestra una estructura similar a los monumentos funerarios megalíticos, con varias piezas verticales en torno a una semiesfera que emite un sonido que identificamos con el fuego. La representación alude a una alegoría a la muerte bajo la que subyace una pulsión de vida interna, latente y bajo la tierra; algo así como una suerte de promesa de vida vegetativa, o de tiempo límite con todo a punto de saltar por los aires. La pieza, según el autor, responde a “una imagen recurrente que tengo desde que comenzó la pandemia, y que de alguna manera identifico con el estado de ánimo que me provoca”. 
Por su parte Valentina Arias Aguirre apela al arte performático para compartir Detrasdelapared, una acción poética apoyada por la danza y el audiovisual basada de forma metafórica en el arte mural y el graffiti. “La pared es la imprenta de los oprimidos”, dice uno de los lemas se pueden escucharse en la performance. La pared que recoge todas las reivindicaciones de las víctimas se metamorfosea en la piel de un cuerpo social, y la artista apela al espectador que no traspasa esa piel y se queda en la superficie, poco interesado en tomar partido por una sociedad en crisis y declive.
Mireia Olmos, por su parte, presenta Crecer con recuerdos, raíces, una instalación que reconstruye un mapa emocional que refleja el desarrollo vital de la creadora desde la infancia en su localidad natal de Hellín (Albacete). Consta de dos partes; un audiovisual que recoge su pasado y su infancia a través de testimonios de personas cercanas que lo vivieron de primera mano y que, de algún modo, fueron creadores y responsables de él, y una instalación formada por objetos de su infancia que describen una trayectoria a través del suelo. El montaje apela a la memoria y también a la ausencia de ella: “Mi abuela no pudo aportar sus recuerdos porque sufre Alzheimer”, explicó durante la presentación Olmos, “pero su testimonio está en la pieza a través de las flores de su patio”, que son las que delimitan y describen la trayectoria que siguen el resto de objetos. 
Elena Barroso Fresco, por su parte, muestra una pieza de Land Art, a través de unas fotografías de la pieza in situ y de un audiovisual que muestra su realización. A través de elementos naturales crea unas formas semejantes a estructuras radiculares, que titula Reconexión. La artista se basa en El aroma del tiempo, ensayo del filósofo surcoreano Byung-Chui Han, y comparte su crítica a la sociedad del máximo aprovechamiento del tiempo que esconde la percepción neoliberal del ser humano como instrumento productivo cuya rentabilidad hay que optimizar incluso pagando el precio de la deshumanización. Barroso invita a “parar”, a recuperar el tiempo viviéndolo y a redefinir el concepto de tiempo perdido. 
Guillermo Garza presenta Capital contra patrimonio, una pieza que representa al león del escudo de la ciudad de Zaragoza, en una posición defensiva con un elemento alusivo al peligro, ideado para ser colocado junto a lugares de interés patrimonial degradados o próximos a desaparecer por la especulación o la ampliación de las ciudades, en este caso de la capital del Ebro. La pequeña pieza viene acompañado por varias fotografías de lugares elegidos por el autor donde, de hecho, puede verse colocada la señal. Estos son un banco del parque Labordeta, el antiguo Cuartel de Caballería, la vieja Escuela de Artes de Zaragoza o una villa próxima al Paseo Pignatelli de la capital del Ebro, todos ellos elementos próximos a desaparecer para construir edificios de viviendas. 
Por su parte Pablo Rivera  Sánchez expone Esculturas caminadas. La pieza, en madera, representa el espacio recorrido en varias derivas a pie entre diferentes puntos de Teruel, trasladadas a otro plano para transformarlas desde un estado bidimensional sobre al mapa a otro tridimensional, en forma de escultura construida con listones de madera, que desdoblados y trasladados de nuevo al plano reproducen dichas derivas. 
Además Lydia Ruiz Ibáñez reflexiona sobre el componente espacial del transcurso del tiempo y lo funde con el concepto de cuerpo-casa para hablar del desarrollo, a través del crecimiento de una unidad familiar. La pieza se dispone a partir de tres representaciones iguales de una casa, con una familia en su interior que crece y se desarrolla. En un primer momento los miembros de esa familia se representan a través de esqueletos, en lo que sería una fase inicial de sus vidas. En la segunda cada esqueleto va desarrollándose e incorporando otros elementos de volumen, mientras que en la tercera y última casa las figuras aparecen ya perfectamente formadas y con todos sus detalles. A través de elementos luminosos también se observa la evolución del cuerpo familiar con una referencia a su bienestar creciente, que se identifica con luces cada vez más cálidas. Y aunque en un principio las pequeñas esculturas que representan la última de las familias iban a estar policromadas, Ruiz Ibáñez prefirió finalmente dejarlas en blanco “dando a entender que realmente todavía no han completado su desarrollo, sino que este se prolonga hasta el final”. 
La última de las piezas que forman la exposición colectiva la firma Eneko de Blas Eseberri y lleva por título Disgregar la urbe, una pieza inspirada en Night in the Woods, una de esas pequeñas obras de arte que, bajo la apariencia de inocente videojuego, esconde una manifestación de rebeldía y, como ha sido calificado desde buena parte de la crítica, todo un grito punk. Night in the Woods es un juego de plataformas 2D con animales como protagonistas que recrea el regreso de Mae a su ciudad de origen después de que haya decidido dejar sus estudios universitarios por falta de motivación para continuarlos. Allí se encuentra con que todo ha cambiado, sus amigos de la infancia ya trabajan, ella no tiene un camino definido y es imposible encontrar su sitio en el único lugar donde se creía a salvo, que es una metáfora de su niñez. la obra de Eneko de Blas recrea tridimensionalmente el espacio geográfico del videojuego a través de una reproducción de sus edificios, objetos urbanos y nubes, completamente descompuesta y desorganizada. Con ello Eneko de Blas hace referencia al trastorno disociativo, otro de los elementos que, de forma sutil y casi imperceptible para el jugador, trata Night in the Woods, a través de la desconexión lógica y aparente falta de continuidad entre los recuerdos y las acciones que se dan en el videojuego.
La exposición Reconstruyendo espacios vacíos podrá visitarse hasta el próximo jueves, cuando será inaugurada la quinta muestra colectiva de estudiantes de Bellas Artes del ciclo Especies de Espacios 2020-21.