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Poika Teatral, otra forma de entender la escena desde Fuentes de Rubielos Poika Teatral, otra forma de entender la escena desde Fuentes de Rubielos
Karla Estopiñá y Pablo Moreno forman Poika Teatral

Poika Teatral, otra forma de entender la escena desde Fuentes de Rubielos

Los organizadores de Titirimora trasladan la cita de teatro familiar al calendario invernal
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El vall de Sant Vito, Darío Piera o Niumpaloal’arte son algunas de las compañías de teatro que ya han confirmado su asistencia a la próxima edición de la Muestra de Teatro Familiar que tendrá lugar a partir de enero en Mora de Rubielos y, posiblemente, en otras localidades de la comarca Gúdar Javalambre. 
La muestra de teatro, guiñol, títeres y clown está organizada por Poika Teatral, que también actuará, y es heredera del festival Titirimora que realiza en Mora esta compañía de Fuentes de Rubielos desde 2017. Está por confirmarse si otros municipios de la comarca, como Rubielos de Mora, se incorporan al programa escénico, que por el momento comienza el 11 de enero y se prolongará hasta el 22 de febrero. 
Poika Teatral cambia la temporada estival por el invierno porque, como explica Karla Estupiñá, actriz de la compañía turolense, así cumplirá mejor su función de atraer gente a la población y sumar propuestas culturales y artísticas. “Durante el verano la oferta cultural es muy intensa con el Festival de los Castillos, y ya hay mucha gente en Mora que está veraneando”. “Nuestro objetivo es que esa oferta siga existiendo también en invierno, y que haya una excusa más para venir a Mora”, afirma Estupiñá. 
El país de Babia de El vall de Sant Vito (11 de enero), Magia y Risas de Darío Piera (25 de enero), Cucalola de Poika Teatral (8 de febrero) y Escuela de baile Billy Elliot de Niumpaloal’arte (22 de febrero) son las cuatro fechas que por el momento están confirmadas para la Muestra de Teatro Familiar. Como indica Karla Estopiñá, esta se ampliará si Rubielos de Mora u otras localidades cercanas confirman su intención de integrarse en la iniciativa y darle carácter comarcal. 

Teatro desde el territorio
El Festival Titirimora se estrenó en Mora de Rubielos en 2017, un año después de que se creara el proyecto escénico Poika Teatral. Poika es un acrónimo formado por las letras iniciales y finales de Pablo Moreno y Karla Estupiñá, que forman la compañía junto a sus cuatro hijos. Ella procede de Vinarós (Castellón) y él es extremeño. Se conocieron en Olba y actualmente están afincados en Fuentes de Rubielos, donde han creado varios espectáculos con los que giran por todo Aragón. 
El eclecticismo derivado de fundir técnicas y disciplinas como el guiñol, los títeres, el clown, el teatro clásico o las artes gráficas, la atipicidad de sus propuestas, que siempre encierran mucha más enjundia de lo que podría esperarse de una simple historia para público familiar, y un compromiso social para con la ecología y la diversidad son algunas de las señas que caracterizan el teatro de Poika. 
La compañía se creó “a raíz de un encargo de un amigo que tenía un proyecto de algas ecológicas y nos pidió un montaje teatral”. Entonces nació Ñam!, que se estrenó en la primavera de 2016 durante el festival Biocultura de Barcelona, y desde entonces han sido varios los proyectos escénicos, algunos de ellos en colaboración con otros artistas, los que han ido desarrollando. Entre ellos destaca El viaje de Estel, una imaginativa aventura por los fondos marinos que ha podido verse en numerosas comarcas turolenses o en Teruel capital; TPF (Tu personaje favorito), que plantea la posibilidad de que el público se meta en el mundo mágico de los cuentos para conocer a su personaje preferido, y que concluye con un taller de títeres de dedos; Cruss-Criss, uno de los espectáculos más especiales de la compañía, basado más que ninguno otro en los sentidos y dirigido a bebés, que se preestrenará este 20 de diciembre en Sabiñánigo; o Cucalola, una de las últimas creaciones de la compañía que se enmarca en su campaña Stop Plastics para concienciar sobre el abuso de los plásticos. 
“El espectáculo pone sobre la mesa la enorme cantidad de plásticos que nos rodean, lo integrados que están en nuestra vida casi sin que nos demos cuenta y las consecuencias negativas que ya están teniendo sobre nuestro entorno, y que seguirán en aumento si no cambiamos nuestros hábitos de consumo”, explica Estupiñá. Cucalola también incluye un taller final en el que “intentamos que el público tome conciencia de lo que estamos haciendo y de los efectos que tiene ese uso masivo del plástico”. 

Educación en valores
Y es que los valores positivos y constructivos están siempre presentes en los montajes de Poika Teatral, que entiende las artes escénicas como algo que va mucho más allá del teatro, que se nutre de muchas y muy variadas técnicas y artes y que “tiene un gran valor como herramienta pedagógica”, según Karla Estopiñá. Herramienta pedagógica entendida como una vía de doble sentido. “No es que queramos enseñar cosas, sino que queremos compartir lo que nosotros aprendemos, en un proceso en el que también nosotros aprendemos y nos enriquecemos tras cada representación”. 
Entre esos valores que se ponen de manifiesto en las fábulas e historias que lleva al escenario la pareja afincada en Fuentes de Rubielos destaca el respeto por el medioambiente o hacia la diversidad. “Y siempre el sentido del humor, que para nosotros es un pilar fundamental”, subraya la actriz. “Las contradicciones propias del ser humano se pueden explicar mucho mejor, y se pueden convertir en algo que nos haga mejorar y crecer gracias al sentido del humor”.
Tanto Karla Estopiñán como Pablo Moreno tienen formación interpretativa y en bellas artes, por lo que coinciden en una visión panorámica y heterodoxa de la escena que integra cuantos más elementos y técnicas mejor. Desde el punto de vista formal sus espectáculos beben del clown, el trabajo con objetos, la expresión corporal, los títeres, danza, canto, dibujo y otras artes plásticas, y casi siempre la improvisación, “porque nos gusta integrarnos en la realidad que tenemos delante cuando actuamos. Nos gusta sentir al público porque entendemos el teatro como un proceso en dos direcciones; del actor a la gente y de la gente al actor”. 
Además tratan de romper con los cánones del teatro clásico, no porque renieguen de él sino porque la ruptura permite descubrir nuevas vías de expresión. “La base es el teatro clásico, nos nutrimos de ahí porque el conflicto y la narración es lo que hace avanzar una historia o cuento, pero nos permitimos la licencia de ir más allá”, explica Estopiñán, “de explotar la capacidad imaginativa del público, que no haya límites, que la poesía y los sentidos estén ahí. No nos da miedo entrar en códigos comunicativos complejos así que integramos y utilizamos cualquier cosa que aparezca por ahí y nos despierte interés”.