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Raúl Márquez, violinista zaragozano de ascendencia turolense: “El streaming de pago ha llegado para quedarse, pero yo me quedo con el calor del público” Raúl Márquez, violinista zaragozano de ascendencia turolense: “El streaming de pago ha llegado para quedarse, pero yo me quedo con el calor del público”
El violinista Raúl Márquez, en una fotografía promocional

Raúl Márquez, violinista zaragozano de ascendencia turolense: “El streaming de pago ha llegado para quedarse, pero yo me quedo con el calor del público”

El músico tuvo que cancelar el festival Folclore Vivo de Las Parras de Martín, pero no ha parado ni un instante a pesar de la pandemia
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Raúl Márquez es un violinista zaragozano que desciende de Palomar de Arroyos y Las Parras de Martín, donde desde 2018 organiza, junto a la asociación El Chorredero, el Festival Folclore Vivo, una cita joven y muy ambiciosa, que en sus dos primeras ediciones  reunió jotas tradicionales, folk, jazz y hasta un concierto aéreo en globo. El Covid-19 ha obligado a cancelar la edición de este mes de agosto y todas las giras de verano en las que Márquez iba a participar con Menil, Tributo a Grapelli, Swing Machine Orchestra o acompañando a Zenet. Sin embargo no pierde el optimismo y sostiene que de este terrible paréntesis cada cual debe obtener reflexiones que sirvan para mejorar nuestro futuro. Y también que el tiempo de lamentarse ya ha pasado. Con las medidas higiénico-sanitarias que sean necesarias, Márquez sostiene que ya es tiempo para actuar y para reconstruir. 

-El pasado año el Festival Folclore Vivo celebró su segunda edición entre Utrillas y Las Parras de Martín con un programa original y muy valiente. Este año se pospondrá con respecto a mediados de agosto, cuando estaba previsto, o tendrá que cancelarse definitivamente hasta 2021?

-Este año no vamos a hacer el festival. Tenemos muchas ideas e ilusión para realizar programaciones alternativas, pero queremos demostrar responsabilidad y respeto ante las personas mayores y del ámbito rural que se pueden sentir incomodas ante la llegada de turistas o vecinos de otras comunidades. Además este festival es muy joven y no tiene todavía infraestructura para hacer frente a esta situación, en la que se ha cortado la línea de subvenciones de la Diputación.

-Hay programadores que opinan que quizá los festivales de pequeño formato tuvieran una pequeña ventaja comparativa, porque podrán salir adelante mucho antes que las grandes citas. ¿Está de acuerdo?

-Sí, quizás sí, pero sin subvenciones, como es el caso, y sin medios para poder asegurar unas medidas sanitarias adecuadas, la realidad es que lo tenemos complicado. Y la limitación de aforos tampoco lo pone fácil. Yo entiendo que los festivales que podrán realizarse serán los que ya tengan muchas ediciones y cuenten con un fondo o con la ayuda incondicional de sus ayuntamientos. El resto, todo lo más que estamos haciendo es repensar el festival para futuras ediciones, creo que en un entorno natural, como el que rodea a Las Parras de Martín y Utrillas. Hay muchas cosas que se nos pasan por alto y que podríamos implementar para próximos años. Quizás este parón es positivo para repensar y reinventarse.

-Se atrevería a especular sobre cuándo regresará la total normalidad, en cuanto a conciertos, festivales y actividad escénica?

-Ya estamos viendo que la “normalidad” en lo que se refiere a actuaciones vuelve en julio, pero serán actuaciones sobre todo en lugares al aire libre en los que se pueda garantizar un control de los aforos. La verdad que en estos momentos estamos viendo a los programadores e instituciones que apuestan por la cultura y le dan valor porque trabajan día a día y se reinventan para llevar a acabo estas actuaciones con las medidas sanitarias consecuentes, y por otro lado vemos con asombro a otros programadores que no mueven un dedo y dejan morir el entramado cultural excusándose en que no pueden asumir esta responsabilidad. El Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, se aferra a un decreto que publicó en abril para prohibir todas las actividades culturales en la vía pública hasta el 1 de noviembre. Mientras ciudades como Getafe están dando ejemplo y han programado 108 actuaciones con rigurosas medidas sanitarias al aire libre durante los meses de julio y agosto. 

-Al calor del Festival Folclore Vivo de Las Parras de Martín, el año pasado se creó un grupo de gente recuperando canciones antiguas de la zona para recopilarlas en un audiovisual, y otros proyectos como la restauración de la iglesia… ¿cómo van esas iniciativas? ¿Están avanzando?  

-Esas iniciativas son un germen que dará sus frutos tras varias ediciones del festival. Este año teníamos ideado un grupo de trabajo con varios músicos y sociólogos especialistas en la recuperación de tradiciones. Algunos de los músicos con los que habíamos hablado pertenecen a grupos como Zascandil Folk, que ya han realizado trabajos de este tipo en la provincia de Cuenca. Creo que es una labor que merece respeto y sobre la que se puede reconstruir la identidad de un pueblo que está ya muy cerca de perderla. La restauración completa de la iglesia y el uso de la misma para el pueblo es otro objetivo a medio plazo que necesita el apoyo de instituciones y el trabajo en equipo de todo el pueblo. Habíamos pensado que parte de los beneficios del festival sirvieran para financiar la misma y para llamar la atención sobre este problema. Pero de momento tendrá que esperar.

-Usted pertenece a varios proyectos musicales (Menil, Swing Machine y Tributo a Grapelli, entre otros)). ¿Cuántos conciertos le han sido cancelados por culpa de la pandemia? 

-Se canceló todo el año 2020 y teníamos giras hasta noviembre. Y el trabajo añadido ha sido gestionar todas estas cancelaciones durante el confinamiento, porque no se sabía si serían cancelaciones o si se iban a recuperar en posteriores fechas… Ahora estamos tratando de fijar algunas de esas nuevas fechas y lo curioso es que todas están coincidiendo en los mismos días… así que ya veremos como queda la cosa. 

-Se preveían, o se prevén, lanzamientos o novedades en alguno de esos proyectos musicales, en forma de nuevos discos, nuevos proyectos…? 

-Tenemos el lanzamiento del nuevo disco de Swing Machine Orchestra, que presentábamos en marzo y hemos retrasado seguramente para noviembre.  Y con Zenet estamos siempre en movimiento preparando nuevo material. 

-En su caso, el de un músico profesional… hasta cuánto tiempo es sostenible económicamente una situación de paro forzoso?

-En mi caso no soy capaz de ahorrar. Todo lo que tengo lo invierto en nuevos proyectos y nuevas ideas. No elegí ser músico para ganar mucho dinero sino para generar valor cultural que me haga sentir bien a mí y a los demás. Así que con eso puedes imaginar. Pero no creo que estemos peor que en muchas otras profesiones; simplemente toca agudizar el ingenio. Y como decía un amigo: “mejor una pandemia que una guerra nuclear”.   

-Las medidas que el Gobierno puso en marcha en el ámbito de la cultura generaron reacciones muy dispares. Los músicos en general se veían bastante desasistidos. ¿Cuál es su opinión particular sobre el paquete de medidas?

-La cultura en nuestro país esta muy por detrás de Europa, no se valora como se debiera.

-Durante el confinamiento y después de él, se ha mostrado muy activo en Facebook, a través del cual ha publicado numerosos vídeos musicales y colaboraciones de gran calidad. ¿Cómo y cuándo se le ocurrió comenzar con ello, y qué temas elige para interpretar?

-Quise aprovechar el confinamiento para impulsar mi proyecto propio y comenzar a colgar en las redes mi música original. He visto como las redes se han ido incendiando con opiniones muy subjetivas, y que todos ahora se han especializado en epidemiología y política para estados de alarma, así que mi decisión fue no entrar en esa dinámica y colgar solo mi música original. Que cada uno lo entienda como quiera. Que lo disfrute, que lo sienta o que lo perciba como necesite. Ahora estoy trabajando,  dando forma a esas ideas para lo que será mi próximo disco. 

-Además de esos vídeos, ha participado en ciberfestivales, en la preciosa pieza #labordetaconfinado, en la que se rearmoniza El Canto a la Libertad (junto a turolenses como Carolina Paterson, entre otros) ¿Cuáles han sido los proyectos más especiales durante estas semanas de confinamiento? 

-Esta ha sido la mejor manera de afrontar este periodo y tratar de entretener. También hemos hecho varios videos con Zenet también que han sido muy entretenidos… y aunque parezca mentira, he tenido tiempo de hacer más cosas además de tocar.

-A propósito, en alguno de esos vídeos toca un violín extrañísimo llamado 3dVarius cuyos sonidos recuerdan a Jean Michel Jarre. ¿Qué clase de instrumento es ese? 

-Este violín es un instrumento que fabrican unos conocidos en Toulouse. Después de años desencantado con los violines eléctricos he vuelto a tocar este tipo de violines porque me gusta su sonido y es muy fácil de tocar. Además siempre tengo que probar efectos que en un violín acústico suenan muy diferentes y de repente en un violín como este generan unas vibraciones muy diferentes.

- ¿No da miedo que para un violinista clásico ese tipo de instrumento pueda ser poco menos que una blasfemia? 

-Quizá hace años podría pasar eso, pero hoy en día está aceptado que cada uno puede usar los medios que quiera para hacer música, que lo más importante es que el resultado merezca la pena.

-Hábleme de esa gorra virtual que puso en marcha en sus redes sociales y en su web, para colaborar, en la que cualquiera puede poner unas monedas o unos billetes… 

-En este país nos da un poco de vergüenza pedir, o hablar de donaciones, pero en EEUU esta muy aceptado que un músico requiera un proceso de creación y tenga mecenas. Hay aplicaciones como www.patreon.com que funcionan como un crowdfunding para llegar a un futuro del arte sostenible. Digamos que los donantes ayudan a mantener la capacidad y libertad del artista para que se dedique a crear, liberado de los intereses comerciales. En este caso y dado que no hemos tenido la posibilidad de trabajo remunerado en estos meses, opté por habilitar esta gorra virtual a cambió llenar las redes de mi música. Cada uno dona lo que considera en esa gorra, yo mantengo contacto con las personas que ha colaborado y poco a poco voy contestándoles y enviándoles alguna sorpresa.

- ¿Está dando resultado? ¿La gente está por la labor de apoyar al músico… o estamos demasiado acostumbrados al todo gratis por internet?  

-Me ha sorprendido positivamente. Es verdad que a nivel general falta concienciación sobre el valor y la utilidad del arte en nuestra sociedad, pero en lo que se refiere a mis seguidores creo que lo tienen bastante claro. 

- ¿Los festivales online con taquilla, los directos por streaming de pago, o incluso la venta de discos en formato digital… es una alternativa viable a corto plazo para los músicos? ¿U hoy por hoy es impensable obtener ingresos por esa vía?  

-Esa es una fórmula que puede haber llegado para quedarse en lo que se refiere a ampliar el campo de espectadores de un concierto, y no cabe duda que habrá que adoptarla pero yo me quedo con la cercanía, y en cuanto se pueda volveré a tocar en conciertos muy cerca de la gente. 

-El año pasado por estas fechas usted me dijo, hablando sobre el Festival Folclore Vivo, que a veces tratábamos de revertir el problema de la despoblación con fórmulas anticuadas… No vamos a agradecerle nada al Covid-19, desde luego, ¿pero no es todo esto un gran aviso a navegantes? ¿Deberíamos aprender de esta crisis que tenemos que aprender a vivir de otra manera? 

-Esa sería una buena lectura de esto, por eso tenemos que esforzarnos e impulsar los cambios que queramos que tengan lugar a partir de ahora. Hemos tenido unos meses para pensar y quizás ahora es el momento de la acción. Pero para eso hay apagar la televisión y moverse, claro.