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Santiago Martínez, historiador del arte, crítico y comisario: “Hay mujeres que han abanderado el feminismo a través del arte, pero Frida Khalo no es una de ellas” Santiago Martínez, historiador del arte, crítico y comisario: “Hay mujeres que han abanderado el feminismo a través del arte, pero Frida Khalo no es una de ellas”
Santiago Martínez será el encargado de impartir el curso de arte en Teruel

Santiago Martínez, historiador del arte, crítico y comisario: “Hay mujeres que han abanderado el feminismo a través del arte, pero Frida Khalo no es una de ellas”

Ibercaja Teruel organiza un curso de arte en el que el especialista ahondará en artistas silenciadas sin las que no se entienden las vanguardias del s. XX
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Santiago Martínez es licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Salamanca y doctor por la de Oviedo. Crítico de arte en el Suplemento Cultural del diario asturiano La Nueva España y habitual comisario de exposiciones, trabajó durante varios años en la Escuela de Arte de Teruel, además de la de Pamplona y Oviedo.

A partir del 16 de enero regresará a Teruel cada martes, hasta el 13 de febrero, para impartir el curso Creadoras. Un acercamiento al arte del s. XX, en el Centro Ibercaja Teruel. Es posible inscribirse en la web de la Fundación Ibercaja por 25 euros, 20 euros en el caso de clientes de Ibercaja. El curso se celebrará durante cinco martes de 19 a 20.30 horas.

-¿Por qué es apropiado plantear un curso sobre el arte del siglo XX desde la perspectiva de las mujeres creadoras?

-En realidad no se trata de sustituir una perspectiva por otra, sino de dar una visión más completa de una corriente estética contando con la perspectiva femenina. Dice la artista norteamericana Jenny Holzer que “son las mujeres las que siempre hacen un arte más desafiante, sus trabajos son más extremos que los de los hombres”. Comparto esta reflexión tanto hacia las artistas históricas como hacia las contemporáneas. Hay varias circunstancias que lo motivan, pero es obvio que la dificultad de la mujer para acceder primero a los estudios, después a la exhibición de sus obras, y luego a conseguir un espacio propio, ha favorecido que sus trabajos sean más radicales, reivindicativos y, sin duda, complementarios. Si para explicar o profundizar en una corriente estética recurrimos a manuales de referencia, siempre aparecen los mismos protagonistas y los mismos patrones estéticos que se repiten y adoptamos sin cuestionarlos. No nos paramos a analizar cómo, en esa misma corriente de vanguardia, hay propuestas de mujeres que por circunstancias diversas quedaron silenciadas. Si las recuperamos, a través de su visión y su personalidad, tendremos una panorámica de cada época y de cada estilo más enriquecedora.

Por ejemplo, para analizar las aportaciones de la Bauhaus nos centramos de Walter Gropius y sus compañeros profesores, pero no se obtendría una visión completa sin las propuestas de Anni Albers o de Marianne Brandt. O, sería imposible entender las posibilidades del Expresionismo Abstracto estadounidense sin valorar las aportaciones de pinturas como Lee Krasner, entre otras.

-Como dice, a lo largo de la historia la invisibilidad de las mujeres con respecto a los hombres ha sido lacerante en ámbitos como el arte, con autoras invisibilizadas o que incluso han llegado a firmar con seudónimos masculinos para ser tenidas en cuenta. ¿Hemos avanzado? ¿Hasta qué punto en el siglo XX disminuyeron o se mantuvieron estas desigualdades?

-Se mantuvieron. Todos conocemos las dificultades de acceso y promoción de las estudiantes de arte, primero prohibiéndolas el acceso a las Academias de Bellas Artes y, ya en el siglo XX, en cualquier centro formativo. Así les ocurrió a las aspirantes a ciertas especialidades en la Bauhaus, por ejemplo.

En algunos cuadros de María Blanchard se borraba su firma para sustituirla por la de algún varón y de esta forma revalorizar la obra, o cómo Anni Albers quedó en un segundo plano ante el peso de su marido, igual que Lee Krasner, o Sonia Delaunay.

-¿Qué otros ejemplos de mujeres artistas del siglo XX invisibilizadas o menospreciadas le parecen especialmente significativos?.

-En el entorno Surrealista el grupo liderado por André Breton, todos los iconos masculinos -hay una foto muy significativa de 1930 en París- indica la nula presencia femenina. Además podríamos mencionar mujeres como la cineasta Germaine Dulac, la fotógrafa Claude Cahun, la polifácetica Meret Oppenheim, y todo el grupo de grandes pintoras y escultoras, desde Remedios Varo a Dorothea Tanning…,¿qué fue de ellas? Rastreen en los manuales de arte y en los programas educativos a ver si aparece alguna... Lo mismo advertimos en la famosa fotografía del grupo de los expresionistas abstractos estadounidenses (conocidos como Los irascibles, de 1950), allí están todos: Rothko, Pollock, De Kooning...y una única mujer, Hedda Sterne, ¿conoce alguien la obra pictórica de esta artista?, ella misma ironizó toda su vida: “Todo el mundo me conoce por salir en una fotografía, nadie por mi obra”. Podríamos comentar lo mismo en el contexto de las vanguardias rusas: quién no conoce a Ródchenko, Mayakovski o Málevich.... y ¿qué pasa con las aportaciones pictóricas y escenográficas de Varvara Stepánova o Liubov Popova?

-La imagen popular que tenemos de la mexicana Frida Khalo es de una artista que además es un icono feminista. Sin embargo hay quien opina que vivió muy supeditada a su marido, Diego Rivera, al que idolatraba a pesar de la tumultuosa vida de la pareja. ¿Qué opina usted?

-Frida Kahlo no es para mi ningún referente feminista; eso sí, construyó un icono, el suyo como creadora, perfectamente identificable en sus obras. Construyó un lugar propio en la historia del arte, pero supeditó su proyección al servicio de Rivera. El icono del feminismo lo hemos construido nosotros, entendiendo y valorando su obra, y sacándola de las garras de Rivera.

El ejemplo de Frida me recuerda a veces el de Camille Claudel. El contexto, la época, el lugar llevó a esas mujeres a quedar en segundo plano... y si se resistían a asumirlo, como hizo Camille Claudel, acababan en el manicomio. Recuerdo a Leonora Carrington y Max Ernst.

Hay casos muy llamativos, el caso de Juana Francés, por ejemplo, que quedó subordinada a los varones del grupo artístico El Paso, y de muchas de las que trataremos en este curso en Teruel, como Sonia Delaunay o Anni Albers que, ya hemos comentado.

En cualquier caso me gustaría subrayar que aunque no sea el caso de Frida Khalo, sí hay artistas que han utilizado su propuesta plástica para abanderar el feminismo y que son realmente importantes o referentes para mí: así lo es Judy Chicago y su interés por conectar pedagogía, arte y feminismo; o lo es la transgresora Tracey Emy, capaz de transformar el bordado, el patchwork y todas esas técnicas domésticas y femeninas en una reivindicación y denuncia. Esto me recuerda el libro imprescindible de Rozsinka Parker, La puntada subversiva. Esther Ferrer, María Gimeno, Marina Vargas... estos sí son auténticos iconos del feminismo hablando de artes plásticas.

-¿Existe alguna vanguardia o corriente de la que pueda decirse que esas diferencias de género se diluyeron en alguna medida?

-El Constructivismo ruso lo pretendió. De hecho, muchas de sus creaciones surgen de la igualdad y colectividad. Pero siempre aparecen los líderes que lo monopolizan todo. Obviamente en el contexto de las Segundas Vanguardias, en EEUU todo cambió considerablemente, sobre todo a partir de la fuerte oleada feminista de los años 60-70. Empezaba a haber más concienciación y respeto hacia las aportaciones de las mujeres y, sobre todo, con las acciones y reivindicaciones de grupo feministas como Guerrilla Girls en los 80.

-¿Diría que en lo estético o en lo conceptual -no tanto en la calidad- hay diferencias entre el arte creado por hombres y por mujeres? ¿Un crítico experto podría discernir si un cuadro ha sido pintado por un hombre o una mujer?

-Aunque no se puede generalizar, y deberíamos partir de la propia definición de arte que creo está desvirtuada, no creo que formalmente (materiales, técnicas, recursos, soportes...) exista diferencia alguna. Si te refieres estrictamente a discernir si ese cuadro lo pintó hombre o mujer, lo veo irrelevante. Pero sí que considero que conceptualmente hay una deriva mucho más potente en las propuestas de las mujeres, por eso recupero el sentido de la frase de Jenny Holzer con respecto a “un arte más desafiante”, porque la comparto.  Tanto en el contexto actual en el que realizo crítica de arte, en Asturias, como en el ámbito del comisariado en el que tengo bastante experiencia, advierto esa deriva conceptual tan potente, en algunas ocasiones ligadas al compromiso y la concienciación social. Me viene a la cabeza los trabajos de Judy Chicago, de Ana Mendieta o de Doris Salcedo, por ejemplo, o Natalia Pastor en el contexto asturiano, pero también los trabajos de artistas de vuestro entorno en Teruel; como Remedios Clérigues o Ángeles Pérez. Sin cortapisas hay una implicación arte/sociedad /paz/naturaleza/medio ambiente/ y, por otro lado, cuando las artistas trabajan en proyecto de videoarte, creación performática... encuentro un compromiso que trasciende de lo estético a lo personal y de ahí a lo universal. Esther Ferrer, es un ejemplo significativo.

-Ha dicho que la definición de arte está desvirtuada... ¿en qué sentido?

-En Teruel tenéis la suerte de contar con una Escuela de Arte y una Facultad de Bellas Artes. En principio, los estudios que se imparten en esos centros ya indican una diferencia importante, una diferencia heredera de la tradición histórica que separa los estudios con un componente intelectual más acentuado o con un componente técnico. Estas diferencias, que para mí son claras, en el contexto actual están mezcladas. En las Escuelas de Arte no se forman artistas, se forman técnicos profesionales. Sin embargo, más allá de esta apreciación, el arte contemporáneo es reflejo siempre de la situación y del contexto, y lo mismo que en otros ámbitos de la vida -en todos sus ámbitos, en realidad- se han roto las fronteras, en las artes plásticas se han quebrado los límites entre disciplinas. Estas interferencias entre lo que es una escultura o una pintura no es nueva, ya lo anunció Rosalind Krauss en los años 70 con su famoso texto en torno a La Escultura en el campo expandido. ¿Estamos ante una escultura o ante una instalación? La pérdida del pedestal o la pérdida del marco difuminan la diferencia entre disciplinas.

De todos modos, en este mundo actual en el que vivimos, en el que todo vale, y en el que lo banal triunfa, es donde el arte se ve reflejado. Ya lo adelantaba el pensador Guy Debord en su publicación La sociedad del espectáculo: frivolidad y superficialidad. Todo es cíclico, e imagino que tendremos que superar esta época de simplificación de todo, incluso de falta de principios éticos, en algún momento. Para ello, el papel de la educación es clave y los historiadores del arte debemos estar activos, con la escopeta cargada hablando de forma metafórica.

-De eso se trata en el curso que comienza el 16 de enero en Teruel ¿A qué segmento de público quiere dirigirse? ¿Experto, iniciado o por iniciar?

-El curso se ha planteado para el público en general. No hay ningún requisito especial más que tener interés y curiosidad por el arte contemporáneo. Son importantes las charlas divulgativas fuera del contexto académico para que todo el mundo pueda acceder. En las charlas que he estado impartiendo en Gijón recientemente, se ofertaban plazas para el público en general y se reservaban otras para que desde el Centro de Profesores se pudieran apuntar profesionales de la enseñanza. Para mí fue el público perfecto, porque se mezclan distintos intereses y niveles, algo que, por otro lado, se convierte en un reto a la hora de impartirlo. 

Este punto de la formación del profesorado es clave. Que desde la educación más básica se trabaje en el aula con referentes de mujeres artísticos sería lo ideal, y que las programaciones que se imparten en los centros sean más abiertas e incluyan mujeres creadoras sería fundamental.

-La abstracción pictórica es un concepto que no todos los públicos comprenden o incluso aceptan. ¿A qué cree que se debe, y cómo podría solucionarse ese rechazo?

-Es que todo el mundo no tiene por qué entenderlo todo; creo que el arte está en el mundo para enriquecernos, unas veces intelectualmente, otras emocionalmente y otras de manera más trasversal. Es comprensible que muchas personas no tengan ninguna conexión con el arte (en este sentido volvería a hablar de la falta de formación y de la deriva de los estudios que anulan las capacidades creativas de los estudiantes). Si desde joven desconectas al individuo del mundo de la creación y de la plástica, es obvio que se desconozca e incluso que se rechace. Todo está conectado con la cultura, la formación y con potenciar las sensibilidades,… y todo esto está hoy en crisis.

La solución está en la educación, pero mal futuro veo. Por eso estos cursos de arte abiertos al público en general son interesantes, porque hay muchas personas que tienen la curiosidad por llegar a valorarlo o a entenderlo un poco más. Es la curiosidad humana un motor muy importante y necesaria, pero también el entretenimiento, disfrutar de una experiencia ligada a la formación artística…

-En cualquier caso, hay vanguardias o ismos especialmente antiartísticos o antiestéticos, y los más críticos siempre tienen ejemplos de la Feria ARCO para ilustrarlos... ¿vale todo en las vanguardias y en arte contemporáneo?

-No creo que cuando los Dadaístas se proclamaban a ellos mismos como anti-artistas lo hicieran con tal literalidad. La provocación es necesaria, pues es una de las herramientas de la reacción. Y en un contexto dormido es clave provocar, estimular, abrir las mentes, seguir progresando.

El vale todo es una expresión que se empezó a utilizar en el contexto de la posmodernidad, ya hace muchos años, y aunque la reacción del público cuando alguien muestra una ocurrencia es de crítica y bochorno, solo la distancia y el tiempo permitirán comprobar su valor. Pero siempre, tras una provocación artística hay una reflexión, luego ya vendrá el gran juez que es el tiempo a poner las cosas en su sitio-

-El concepto arte contemporáneo suele aplicarse desde mediados del siglo XX... ¿en su opinión cabe seguir aplicándolo a la producción artística actual, o por su naturaleza deberíamos buscar ya otras etiquetas o denominaciones para nuestro tiempo?

-Ya existen nuevas denominaciones que permiten asumir que los tiempos cambian. Entiendo que lo contemporáneo es lo que nos toca vivir a nosotros y aunque históricamente hunda sus raíces en la Ilustración y se aplique a lo acaecido en el siglo XIX, XX y lo que llevamos de XXI, realmente el arte contemporáneo es el nuestro, el actual. Por eso el curso que se impartirá en la Fundación Ibercaja se centra en lo que podríamos llamar las vanguardias del siglo XX y esas vanguardias son históricas, tienen 100 años.

Podemos asumir nuevos conceptos, nuevos estilos, pero lo único que tengo claro es que es la perspectiva del tiempo la que construye la realidad, los agentes culturales, historiadores, marchantes, galeristas, críticos de arte, comisarios. Somos obreros de ese proceso que siempre está en construcción.

-Tras años vinculado a la Escuela de Arte de Teruel, en mayo de 2022 comisarió la retrospectiva ‘Hacia la abstracción por el paisaje’ de la fotógrafa turolense Ángeles Pérez. ¿Hay algún proyecto artístico relacionado con Teruel en su horizonte próximo?

-En la línea de mi horizonte siempre esta Teruel. y Hacia la abstracción por el paisaje fue un importante revulsivo para continuar colaborando con los artistas de aquí. Hace años desarrollamos proyectos colectivos y algunos individuales que se encuentran en la base de mi interés por este tipo de trabajos, más recientemente, en el norte, suelo realizar proyectos de comisariado colectivos en los que selecciono a artistas nacionales de diversas regiones. Lo hice con Gonzalo Tena o con Rebeca Morgan, profesora y creadora que también estuvo vinculada a la Escuela de Arte y, recientemente, he estado tentado de colaborar con algunas escultoras turolenses como Carmen Martínez o Carmen Escriche.

-Uno de los proyectos divulgativos en los que participa es el podcast El Disparadero con Camino Sofía de la Guerra. ¿En qué consiste ese proyecto?

Pues se une a esa necesidad de la que hablaba antes: la de difundir el arte, despertar interés por él y dar algunas respuestas. Este podcast es una herramienta cercana, y sencilla que pone en el disparadero (anima, despierta, empuja…) nombres propios de artistas, estilos, momentos, para que quien lo escuche despierte su interés por algo tan fundamental en la historia común, y en las vivencias personales, como es el Arte. Cada episodio es una invitación a indagar y seguir buscando. Nosotros ponemos la diana, quien escucha, dispara.

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