

Siixs reivindica un estilo, el rock metal, que necesita que el público lo mantenga en salas
La escena local de la música bajoaragonesa tiene un nuevo referente en el que reflejarsePor Diego Soriano
Cuando hablamos de metal en España lo primero que nos viene a la cabeza son los gloriosos años ochenta, con bandas como Barón Rojo, Obús o Ángeles del Infierno. Aquella preciosa época en la que cada ciudad estaba rebosante de antros metaleros en los que olía a champú, acondicionador y mascarilla capilar. Del mismo modo, a mitad de esa misma década florecía el camarada revolucionario de esta estilística, el rock radikal vasco. Con ello, cada gaztetxe y cada herriko taberna del norte de España se nutría de un espíritu subversivo que trataron de apaciguar las fuerzas de seguridad del estado con la introducción forzada de la heroína en los barrios obreros. Ambas estilísticas comparten el mismo origen y son la pieza fundamental para comprender el desarrollo del rock en nuestro país.
Pero la principal problemática de la situación actual es la ausencia de cepillos. Por un lado, la ausencia de cepillos de pelo en los pocos antros metaleros que quedan, pues dada la nula renovación generacional es prácticamente imposible encontrar una melena que cepillar. Y, por otro lado, la ausencia de cepillos de dientes en los pocos gaztetxes que queden, pues dada la masacre de la heroína y sus efectos en la salud buco-dental, los pocos supervivientes no tienen muchos dientes que cepillar.
Por lo tanto, en los ochenta el metal y el punk en España eran más que música: eran identidad y resistencia. El heavy llenaba estadios y vendía vinilos a miles mientras el punk organizaba su contracultura a través de fanzines, conciertos en okupas y radiocasetes de doble pletina. En los noventa, con la caída de las grandes utopías, ambos géneros empezaron a fusionarse y diversificarse: hardcore, metal alternativo, grunge, groove metal, etcétera. Todo cabía en la olla a presión de una generación que ya no buscaba héroes, sino ruido y pasión. Y en los 2000, internet abrió las puertas del mundo, pero también diluyó fronteras: más acceso, más bandas, más confusión. Lo que antes era una escena local, ahora estaba en camino de convertirse en una playlist global.
¿Escena muerta?
Una vez comprendemos los orígenes y los primeros estadios de desarrollo del rock pesado en nuestro país, la principal cuestión que nos viene a la cabeza es ¿en qué momento ha muerto esta escena musical? Está claro que ha debido de haber una serie de factores devastadores para que pasemos de que Metallica telonee a Baron Rojo en un festival multitudinario en Bélgica en el 1988 a que en la actualidad casi cualquier banda española sufra para cubrir los gastos de alquiler de una sala con un aforo de 200 personas.
No se trata de negar que bandas como Metallica, AC/DC o los Rolling Stones sigan reventando estadios, sin importar lo obsceno de los precios de las entradas o lo indecente del coste de una cerveza en el recinto. Eso ocurre, y seguirá ocurriendo. Pero precisamente ahí está el problema: mientras las grandes giras siguen llenando, lo que está muriendo es la escena local, esa red subterránea que debería estar alimentando el futuro con nuevas bandas, nuevos sonidos y nuevas voces.
Siixs
En este paisaje donde el metal se aferra como puede a su supervivencia, Siixs irrumpe como un puñetazo en la mesa. Lejos de caer en el revival nostálgico o en la copia mimética de lo ya hecho, la banda bajoaragonesa ha sabido construir un sonido propio, abrasivo pero pulido, con tintes modernos que no reniegan de la tradición. En uno de los últimos conciertos en la capital turolense los pudimos ver junto a una banda de hardcore de Barcelona llamada Botijo en el Lebowski Rock & Pub. Aquella tarde estuvo marcada por el peso de las guitarras y el bajo, el poder de las baterías y el doble bombo y lo desgarrador de los guturales y screams de las voces.

Siixs no está aquí para agradar a los puretas del heavy ochentero ni para sonar como si acabaran de salir de una masterclass de Berklee. Siixs sabe perfectamente de dónde viene y cuales son las influencias que han marcado a cada uno de sus integrantes, pero de la misma forma es capaz de anteponer el concepto primigenio de la banda para dotarla de coherencia. Están aquí para hacer ruido con una casuística concreta, para hablar de vacío existencial, de rabia contenida o de heridas abiertas. Lo suyo es metal visceral y meditado, con letras en castellano que no temen la oscuridad, sino que se sumergen en ella con gusto.
En cuanto a influencias, Siixs bebe de fuentes tan diversas como coherentes con su sonido híbrido y afilado, aunque como es costumbre, todos los integrantes de la banda pasaron en un primer momento por bandas como Iron Maiden, Metallica o Pantera. A nivel estatal, su gran referente es Hamlet, banda fundamental para entender el salto evolutivo del metal nacional hacia terrenos más contemporáneos y agresivos. Los guitarristas del grupo, Raúl Piquer y Antonio Fuster, con un pie en el metal clásico y otro en el punk más combativo, citan nombres como Sepultura —por su crudeza rítmica— y La Polla Records o Eskorbuto —por su actitud frontal y sin filtros— como pilares de su formación musical. En contraste, Lyam, el bajista y el miembro más joven del grupo -acaba de sustituir a Jorge Alloza-, aporta una mirada más actual con influencias como Slaughter to Prevail, Lorna Shore o While She Sleeps.
Txury Pascual, la voz al frente de Siixs, comparte con el resto de la banda una evolución musical marcada por distintas generaciones del metal. Comenzó con los clásicos, creció al ritmo del nu metal y hoy bebe también de influencias mucho más actuales. Entre sus referentes nacionales destaca nombres como Koma o Sugarless, aunque su gran inspiración vocal siempre ha sido Molly, de Hamlet. Para el próximo disco, Txury promete una renovación del sonido, incorporando elementos de bandas más modernas que ampliarán el registro y la fuerza del grupo. Esta mezcla intergeneracional —entre el metal noventero, el punk de barrio y el metalcore contemporáneo— es lo que da forma al ADN sonoro de Siixs: directo, potente y sin complejos a la hora de romper etiquetas.
Y en este punto no queda más opción que confesaros que insisto tanto en sus influencias porque se que las comparten con muchos de vosotros, soy plenamente consciente de que la mayoría de oyentes de rock, metal y punk tienen orígenes comunes pero en algún momento dejaron de buscar nuevas bandas a las que escuchar. La escena del metal en España está pasando por uno de sus momentos más delicados. No lo digo yo: lo dijo recientemente El Estepario Siberiano, uno de los músicos más respetados del panorama actual, al afirmar que en nuestro país no existe una escena de metal y que muchas bandas no tienen otra opción que salir fuera si quieren sobrevivir. Y es verdad. Cada vez hay menos espacios donde sonar, menos oídos dispuestos a escuchar y menos cuerpos dispuestos a sudar en primera fila. Pero eso no significa que no haya vida, energía ni talento.
La escena no está muerta, está desatendida. Y revivirla no depende solo de los músicos, sino también del público. Ir a un concierto, compartir una canción, hablar de una banda como Siixs —que lo da todo en cada directo, que trabaja desde la pasión y la convicción— es también un acto político, una forma de resistencia. No se trata de nostalgia, ni de salvar nada: se trata de apostar por lo que está pasando aquí y ahora, con bandas que aún creen que el ruido puede ser comunidad, que la distorsión también es emoción y que hay una verdad urgente en cada breakdown y cada verso gritado.
La próxima vez que una banda se suba a un escenario en tu ciudad, no te quedes en casa. Baja, escucha, apoya. Porque si no lo haces tú, nadie lo va a hacer.
