

Gonzalo Montón-Director de Cabiria
Otro de los filmes para recordar, de los que se proyectaron en la sección Perlak del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, es la noruega Valor sentimental, dirigida por Joachim Trier. Un viejo director de cine que lleva varios años en barbecho quiere rodar una película a partir de un guion que ha escrito sobre su familia. Las relaciones con sus hijas, algo tirantes, condicionarán el resultado. Con agrado y complicidad, notamos cómo el gran director sueco Ingmar Bergman está planeando constantemente sobre el filme. Tampoco te deja indiferente la última película del iraní Jafar Panahi, Un simple accidente, que recibió la Palma de Oro a la Mejor Película en el pasado Festival de Cannes. El detonante del relato es un pequeño accidente de coche de un matrimonio que viaja de noche con su joven hija. En el taller al que llevan a reparar el coche un mecánico cree reconocer al que fue su antiguo torturador y decide acabar con él; pero como no está seguro de su identidad decide ir en busca de otras personas que también sufrieron sus vejaciones. Esta sutil crítica al régimen iraní combina el drama social con el thriller y no está exenta de un humor de comedia negra.
Muy divertida me resultó asimismo la comedia Jay Kelly, protagonizada por George Clooney, que interpreta a un veterano y famoso actor de Hollywood preocupado al comprobar la distante relación que tiene con sus dos hijas; razón por la que aprovecha un premio que le van a otorgar en Italia para intentar recuperarlas. Uno se emociona junto al personaje al final del filme con la proyección de fragmentos de películas del propio Clooney durante la concesión del premio.
Por su parte, la sección Horizontes Latinos se suelen encontrar algunas pequeñas joyas que demuestran lo vivo que está el cine hispanoamericano. Es el caso de Un poeta, rodada con actores aficionados y con una trama que a veces resulta hilarante. El colombiano Simón Mesa Soto logró por ella el Premio del Jurado en Cannes. Un poeta orgulloso de su oficio sobrevive como puede mientras cuida de su madre. Al empezar a dar clases en un instituto descubre que una de sus alumnas tiene cualidades para escribir poemas, así que decide apadrinarla y presentarla a su círculo de amigos poetas. Pero la muchacha no está muy convencida de sus habilidades para la escritura.
La misma sorpresa me llevé con Limpia, de la chilena Dominga Sotomayor; esta película me recordó por su temática a Roma, del mexicano Alfonso Cuarón, pues trata de una trabajadora doméstica y su relación con los dueños de la casa en la que sirve. En este caso se profundiza en la que tiene con la niña de seis años a la que cuida.
De igual modo me cautivó otro filme chileno, Cuerpo celeste, de Nayra Ilic, ambientado en el desierto de Atacama, al norte del país. Una adolescente sufre la inesperada muerte de su padre, un paleontólogo que, junto a su esposa, estaban sacando a la luz los cuerpos enterrados durante una dictadura que toca a su fin.
También vi un documental de la argentina Lucrecia Martel (a quien conocimos por La ciénaga) que se titula Nuestra tierra, y en el que se habla sobre una comunidad indígena de Argentina a la que expropian sus tierras y asesinan a su líder. Se trata de un cine valiente y comprometido con la justicia social.
Y la película mexicana Cobre, de Nicolás Pereda, me provocó perplejidad y carcajadas a partes iguales. El descubrimiento de un cadáver en el camino por parte de un minero que regresa a casa, su apremiante deseo de que un médico le recete un inhalador para ponérselo por la noche y el interés del doctor hacia la tía del minero son los mimbres con los que se teje este filme singular por lo minimalista de la historia y por su puesta en escena con sus largos planos fijos y silenciosos.
Más cine, por favor
También tuve ocasión de disfrutar de una copia restaurada de Furtivos, de José Luis Borau (1975), con la proyección de una secuencia final que el director descartó para su estreno en San Sebastián, aconsejado por el guionista del filme Manuel Gutiérrez Aragón. Este escritor y guionista estuvo acompañado en su presentación por el crítico de cine Carlos Heredero, Enrique Cerezo, empresario y productor de cine, que posee los derechos de distribución de una inmensa cantidad de películas españolas a través de Mercury Films, y la actriz Alicia Sánchez, que interpretó un papel secundario en esta mítica película española.
Me perdí algunas películas españolas que pintan muy bien, aunque voy a tener ocasión de verlas como jurado de los Premios Feroz que otorga la AICE (Asociación de Informadores Cinematográficos de España): Romería, de Carla Simón, Ciudad sin sueño, de Guillermo Galoe, 8, de Lulio Medem, Mi amiga Eva, de Cesc Gay, Las delicias del jardín, de Fernando Colomo, Maspalomas, de Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi, llamados los Moriarti, o Los Tigres, de Alberto Rodríguez; estas dos últimas competían en la Sección Oficial.
Por falta de tiempo tampoco pude ver otros filmes extranjeros que me parecieron atrayentes, como Bugonia, de Yorgos Lánthimos, El extranjero, de François Ozon, In-I In Motion, de la actriz Juliette Binoche, Couture, de Alice Winocour, o La voz de Hind Rajab, de la tunecina Kaouther Ben Hania. Con ocasión de la proyección de esta última película se convocó en la ciudad una manifestación para protestar contra la horrenda masacre que el gobierno israelí, con total impunidad, está perpetrando en Gaza contra el pueblo palestino.
Los de San Sebastián fueron, en definitiva, nueve días pletóricos de cine, en los que no era raro reconocer por las calles, bares y terrazas de la bella Donostia a gente de la farándula cinematográfica. Además de mis trasiegos en bicicleta por la ciudad en busca de los cines, guardaré en mi recuerdo la hospitalidad y amabilidad del pueblo vasco, así como algunas palabras, muy usuales en euskera, para saludar, agradecer, dar las buenas noches o decir adiós: egunon, kaixo, eskerrik asko, bai, gabon, agur…
Como curiosidad añadiré que, conforme iba viendo una película tras otra, un día tras otro, me daba cuenta de que muchas de ellas tenían un tema recurrente: las relaciones familiares y los conflictos que tienen sus miembros entre ellos. En la edición del año pasado los temas más frecuentes fueron la vejez, la enfermedad terminal y la eutanasia. Serán casualidades. O no.