

Un gran concierto pone el broche de oro a la 33ª edición del Campamento de la Polster
En torno a 80 jóvenes músicos participaron en el tradicional campus a lo largo de nueve díasLa Colonia Polster de Alcalá de la Selva despidió este domingo la 33ª edición del Campamento de Músicos Juveniles 2025 con el tradicional concierto que ofrecieron cerca de un centenar de músicos de toda la provincia, entre los jóvenes campistas de entre 12 y 17 años, profesores y monitores.
El campamento que desde hace ya 35 años organiza la Diputación Provincial de Teruel -únicamente se ha dejado de celebrar durante los dos años de la pandemia- ha contado en este 2025 con dos novedades principales. Por un lado el recital final no tuvo lugar en la plaza de la Iglesia de Alcalá, sino en la carpa exterior instalada en los jardines de la propia Colonia Polster, donde los músicos han permanecido nueve días, desde el sábado 26 de julio hasta el domingo. Pese a lo significativo de la céntrica plaza de Alcalá, buena parte del público y de los músicos agradecieron el cambio de emplazamiento, ya que la mayoría de asistentes pudieron asistir al concierto sentados y a la sombra. Y la buena acústica de la carpa, donde la gran banda sinfónica formada durante el campamento ha ensayado las piezas durante toda la semana, contribuyó a que la música sonara todavía mejor.
La otra novedad es que Heli Asensio ha recogido este año el testigo como coordinadora del campamento de manos de Antonio Civera, quien lo ha sido durante tres décadas. La clarinetista alcorisana, que forma parte de la banda de esa localidad y de otras formaciones como Los del Chimbao, y además es profesora en las Escuelas Municipales de Andorra y de Utrillas, agradeció públicamente tras el concierto a Civera -que este año ha estado como profesor de trompeta- su apoyo: “Ha estado ayudándome en todo y ha sido una gozada”, aseguró. Ese fue uno de los momentos más emocionantes, pero no tanto como cuando la banda al completo entonó el Cumpleaños feliz para felicitar a Asensio los 24 años que cumplía el domingo.
El concierto en sí sonó como un cañón, pese a que muchos de los músicos -y algún monitor y profesor- alargaron la noche anterior, por aquello de ser la última. Estuvo dividido en dos partes, la primera de ellas con temas más clásicos de banda y la última más contemporánea, con autores menos convencionales en este tipo de arreglos.
La banda sinfónica del campamento musical 2025 abrió con Terra di Montagne, de Michael Geisler, bajo la dirección de uno de los veteranos del campamento, el profesor Carlos Civera. Después subió al atril de directora Clara Ocón, que dirigió el tema principal de la banda sonora de la película de animación Cómo entrenar a tu dragón. A continuación sonaron Pilatus: Mountains of dragons y Ammerland, dirigidas por Lorena Escriche y Ana Antón, respectivamente.
Ahí terminó la primera parte del concierto y comenzó la segunda, con temas más contemporáneos e inhabituales en el contexto de música de banda. Sebastián Guitarte fue el encargado de dirigir a los músicos en un popurrí de temas de Raphael (José Guillamo) y Marta Toledo dirigió otro popurrí, en esta ocasión de temas popularizados por ABBA, arreglados por Heinz Briegel.
Cerró el concierto Daniel Ibáñez, con tres temas encadenados de la mejor tradición brasileña -Pássaros Coloridos, Pomba triste y Os Pássaros no carnaval-, con samba y bossa nova. El director de la Banda de Música de Santa Cecilia de Teruel se ha incorporado por primera vez a la nómina de profesores del campamento, en su caso de percusión. Para Ibáñez esta cita tiene para los en torno a 80 jóvenes un importante componente de ocio pero también lo tiene como formación para los músicos. De hecho ante el público agradeció a los músicos su buena predisposición tanto al estudio como ante la partitura. Según Ibáñez, “ha habido piezas de todo tipo, muy ecléctico en cuanto a estilos y también de dificultad. El repertorio del concierto tenía piezas más sencillas, más ligeras, y otras complejas que exige bastante a los músicos”.
También es destacable que no es lo mismo trabajar con músicos que tocan habitualmente todo el año que con una banda de un centenar de personas que solo se reúne una vez cada curso. “Pero el cambio que dan desde el sábado que vienen hasta el domingo del concierto es tremendo”, afirma Daniel Ibáñez.
Un referente musical anual
La nueva coordinadora Heli Asensio llevaba ya diez años de relación con el Campamento Musical de Alcalá, que es ya un gran referente anual para los integrantes de las 21 formaciones que existen en la provincia. Ella acudió los seis años que se puede realizar el campamento como alumna, llegaron los dos veranos interrumpidos por la pandemia y los dos siguientes fue monitoria. Este año tenía previsto acudir como profesora de clarinete, pero finalmente se le ofreció la responsabilidad de coordinar. “Supone más responsabilidad que cuando estás solo de monitora”, admite, “pero este es un campamento que funciona solo. Somos una familia, gente que nos conocemos desde hace muchos años y todo el mundo sabe lo que tiene que hacer”.
De hecho es muy habitual que los jóvenes músicos que participan en el campamento repitan año tras año, y tras los 17, que es la edad máxima, muchos se reenganchan como monitores o profesores.
El aprendizaje que experimentan los músicos durante nueve días es sorprendente. Lo explica Heli Asensio: “En la provincia hay muchas escuelas de música, pero son pequeñas, y es habitual encontrar por ejemplo que tocas la trompeta y tu profesor es de trombón. Y para muchos es la única vez al año que tienes un profesor especializado de tu instrumento, y eso de cara a la formación es importante”.
Eso y que, pese a que queda mucho tiempo para divertirse, hacer actividades extracurriculares y que las veladas nocturnas del campamento están entre lo más esperado del verano para muchos, trabajar se trabaja sin descanso. Cada uno de los músicos practica en torno a cinco horas y media al día, por la mañana con su grupo de instrumentos y el profesor correspondiente, y por la tarde con los ensayos conjuntos con toda la banda. Por segundo año consecutivo se trata de una banda sinfónica, ya que aunque anteriormente ya había contrabajos, en 2024 se reincorporaron los violonchelos completando la sección de cuerda.
Durante la mañana los músicos trabajan un repertorio corto de cámara, con pocos músicos, cuyo concierto pudo escucharse el sábado, ese sí en el interior de la iglesia de Alcalá. Y en el ensayo de la tarde estudiaban el repertorio del concierto general, cuyos siete temas estuvo dirigido por un profesor diferente. Esto da la oportunidad además a ganar experiencia a algunos directores de formación muy reciente.
Pero más allá de lo musical, el Campamento de Jóvenes Músicos de Alcalá de la Selva cumple desde hace más de tres décadas una función social vital en la provincia. No solo para impulsar la música de banda, sino para propiciar el contacto entre músicos de una provincia demasiado extensa. Lo explica Heli Asensio: “Tocamos una banda de cien músicos, compuesta por muchos chavales que en sus pueblos tienen bandas de 30 o 40 músicos como mucho. Alguno de los que vienen no conocen a ningún chaval de su edad de su instrumento”. Y en Alcalá hacen piña jóvenes del Bajo Aragón, Albarracín, Teruel, Jiloca o Gúdar-Javalambre, que de otro modo difícilmente podrían compartir atril. “Yo me vinculé a este campamento hace diez años y sigo quedando con los amigos que hice, en Teruel o de otros lados”, asegura la coordinadora.
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