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Un tratado de danza francés permite ser fiel con la tradición Un tratado de danza francés permite ser fiel con la tradición
Una de las imágenes de bailes y soldados en ‘Orchesographie,’ de Thoinot Arbeau

Un tratado de danza francés permite ser fiel con la tradición

Las fiestas históricas tienen una base para sus bailes en esta edición del XVI
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El baile y las danzas son ingredientes básicos en la mayoría de las manifestaciones históricas que se organizan a lo largo y ancho de Europa. El IX Congreso Internacional de Fiestas y Recreaciones Históricas, que organiza la Fundación Bodas de Isabel, clausuró este viernes su segunda edición en formato virtual, arrastrado por las condiciones epidemiológicas y entre los asuntos que se abordaron este año se encuentra el de la danza.

La doctora en Musicología de la Universidad de Burgos, Gracia María Gil Martín, analizó el contexto en el que surgió el tratado de música y danza Orchesographie, del clérigo francés Thoinot Arbeau, en 1589. “Es el primer tratado que tiene una forma especial de representar la danza y la música. Hasta entonces había habido intentos de plasmar la coreografía y la danza pero hasta este momento no se logra”, explica esta experta, que destaca la importancia de esta obra para conocer de forma fiel cómo se bailaba en la época.

“Este tratado recoge la música y también dibujos de cómo hay que saludar o de como moverse”, cuenta; es un “libro de instrucciones” sobre el modo de hacer las danzas, por eso se considera que es la primera vez que se publica un tratado de danza desde un punto de vista pedagógico.

En Orchesographie aparecen dibujos de figuras, se ve cómo se cogen de la mano los bailarines pero también cómo se relacionan las danzas con las marchas militares, porque “desde la Edad Media los instrumentos musicales están unidos a la guerra”.  Aparecen hombres con lanzas y con los gorros típicos de la batalla y se explica cómo el tambor y el pífano se tienen que tocar, que lo hacía el mismo músico.

Gil destaca también que el tratado está estructurado como un diálogo entre el maestro y su discípulo, al estilo de muchos libros de filosofía que se escribían con preguntas y respuestas. De ahí el carácter divulgativo de esta obra.

De finales del siglo XVI, el tratado se difundió rápidamente gracias a la imprenta. “Bailar formaba parte de una de las actividades de mayor prestigio, al igual que tocar instrumentos”, subraya y recuerda que en las cortes de los reyes se aprendían las danzas pero luego este tratado, que se distribuyó por las rutas comerciales, llegó a otros países, incluso se hizo una segunda edición en 1899.

Gracia María Gil Martín es además la presidenta de la Sociedad de la Vihuela, el Laúd y la Guitarra, una entidad de carácter internacional que se ocupa de los instrumentos de cuerda pulsada desde los siglos XV hasta el XIX. “La vihuela es un instrumento típicamente español con cuerdas dobles que fue una pieza fundamental en el Siglo de Oro español. También, el laúd, que lo introdujeron los árabes en la península, y se difundió rápidamente por otros países”, apunta.
 

Una obra didáctica con nombre inventado


La danza cortesana data del siglo XIV  y se practicó en las cortes de los países europeos. Hasta la edición de Orchesographie, los músicos realizaban anotaciones junto a las partituras y reglas nemotécnicas.  De ahí la novedad de este tratado, cuyo título utiliza una palabra inventada por el propio autor y se podría traducir como escritura de la danza.

Este tratado recoge una tradición medieval y renacentista y normaliza la danza desde un punto de vista social buscando una línea conciliadora entre lo social y lo moral. “Explica los pasos y todo tipo de detalles para su puesta en escena y tuvo un papel determinante del desarrollo de la danza clásica”, destaca Gracia María Gil.

El autor de Orchesographie quería continuar en su obra la tradición medieval de la danza y recoge desde la solemnidad religiosa, a los bailes que se hacían en honor de los recién casados poniendo orden a la relación entre ambos sexos en la danza.

Las fiestas y recreaciones históricas que son el motivo del congreso que se celebra en Teruel desde hace ocho años, son eventos que han contribuido a la difusión de estos instrumentos de música antigua. Los conciertos e interpretaciones se hacían en interior, por ello se llama música de cámara y el tratado permite que las actuaciones que se realizan hoy en día sean fieles a cómo se hacía en el siglo XVI.

“Muchas veces vemos recreaciones en los que las vestimentas y el ambiente no son fieles a la historia, hay que tener mucho cuidado y en el caso de la danza podemos ser fieles gracias a este tratado”, concluye Gil.

Las últimas dos jornadas del Congreso, que se clausuró el viernes, tuvieron un carácter más internacional con la participación del portugués Alexandre Santos, director del Museo Municipal del Patrimonio Crato de Portugal y Solimano Pontarollo, de la Casa Shakespeare, de Verona, en Italia, que analizó las experiencias y protocolos covid aplicadas a las fiestas y recreaciones históricas y el futuro que se plantea tras la experiencia de la pandemia, siempre defendiendo la calidad de las recreaciones tanto en los contenidos como en la vestimenta y la decoración viendo la suma de lo presencial y lo virtual como “una oportunidad".

 


 

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