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Víctor Mayo transforma a los profesores de la Escuela de Arte de Teruel en 'Ilustres Vestigios' Víctor Mayo transforma a los profesores de la Escuela de Arte de Teruel en 'Ilustres Vestigios'
Víctor Mayo es profesor de la Escuela de Arte de Teruel y autor de 'Ilustres Vestigios'

Víctor Mayo transforma a los profesores de la Escuela de Arte de Teruel en 'Ilustres Vestigios'

El extremeño es el autor de una exposición de ilustración que puede verse hasta el 28 de abril
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Víctor Mayo ha convertido una práctica centenaria y no demasiado bien considerada, caricaturizar a los profesores del cole, en una exposición de ilustración digital que puede verse en la sala de la Escuela de Arte de Teruel (EAT) hasta el próximo 8 de abril, en el horario habitual de la sala de 19 a 21 horas. Ilustres Vestigios, que así se llama para más inri, es una de las dos muestras que fueron inauguradas en el espacio el pasado 14 de abril, junto a Palmeras y Puros de Jorge Rueda y Furillo, con motivo de la reciente celebración de la segunda edición del Festival de Autoedición SubTerFest de Teruel.

Víctor Mayo es profesor del ciclo de Grado Medio de Aplicación al Producto Gráfico Impreso y de Ilustración en la EAT. Nació en Villafranca de los Barros (Badajoz), aunque se ha formado y ha vivido en lugares como México, Inglaterra, Castilla la Mancha, Madrid o Aragón. Es autor de varios fanzines, colaboró en el último número de Teruel Mutante y ha realizado varias exposiciones, aunque durante los últimos años se ha volcado en la docencia, dejando un poco de lado su obra personal.

Quizá por eso decidió aceptar la propuesta de la EAT como organizadora del SubTerFest y crear una exposición ad hoc para la muestra, “una exposición de carácter personal que entroncara con la filosofía del SubTerFest”, explica el autor, “pero que se saliera un poco de tiesto, que no se encajara tanto en el formato del cómico, sino en la ilustración más creativa”.

Víctor Mayo ha tirado de sarcasmo y transforma a sus compañeros del centro y a sí mismo en Ilustres vestigios, con una serie de retratos en los que el extremeño les proporciona una nueva identidad gráfica en forma de dinosaurio, identificando a cada uno de ellos con uno de estos grandes reptiles.

Las obras, realizadas en un tiempo record de un mes, es “un pequeño homenaje” a los profesores de la EAT “con un guiño a algo tan característico de Teruel como los dinosaurios, para generar una especie de avatar para cada uno que se saliera de lo academicista”. Buscando elementos característicos de Teruel con cierta irreverencia, al profesor le llamó la atención Dinópolis, “y decidí utilizar los dinosaurios asociándolos a esa idea que se tiene a veces de los profesores, de que somos unos vestigios y unos carcamales, pero también de la trascendencia que tenemos a través de la huella que dejamos en los alumnos”.

Dinos & Cosmos

En los fondos de las ilustraciones Víctor Mayo juega también con  otro elemento característico de Teruel, los cielos y el cosmos que se cartografía minuciosamente desde el CEFCA en busca de rastros de materia oscura... ¿puede haber algo más fanzinero y sugerente? “Es también una forma de asociarlo a la modernidad en contraste con los dinosaurios. A los alumnos les atrae ese mundo espacial, futurista, de ciencia ficción que es muy influyente también en el mundo del fanzine”.

Víctor Mayo no ha dejado nada al azar y en sus retratos, en los que cada profesor aparece caracterizado como un dinosaurio en particular, decidió realizar esa asociación en base “a su carácter, a su fisionomía o a su morfología”.

El ilustrador asocia al profesor Ramsés con el dilophosaurio, especie que hizo popular la película Jurassic Park como una bestia que desplegaba dos crestas sobre la cabeza y era capaz de arrojar veneno. “Me pareció que la melena que tiene Ramsés lo convertía en un buen dilophosaurio”, explica el autor de la muestra.

Charo aparece transformada en un pterodáctilo por “la fisionomía de su cabeza y del pelo”. El pterodáctilo no es un dinosaurio sino un reptil volador, pero para el caso aplica perfectamente, “porque además es una persona a la que le encanta ensoñar y volar, así que yo la vi moviéndose por las nubes”.

Luis está asociado a un brachiosaurio, un saurópodo de gran tamaño que, como a Luis, “le gustan las cosas con pausa y detenimiento, y este animal es gigante pero va a su ritmo”. Mayo también identificó a Carmen con otro dinosaurio hervíboro, “ya que es una especie de vegetariana, aunque no radical, y decidí enfocarlo por ahí”.

Jorge se convierte en un triceratops tras pasar por el estudio de Víctor Mayo, “porque da esa sensación de que tiene buena presencia y es simpático. Casi siempre es uno de los dinosaurios favoritos de la gente porque genera simpatía y no da miedo, aunque esté armado con cuernos”.

Por su parte Marta aparece como un gallimimus, “sobre todo por la morfología, porque ella es bastante estilizada, tiene el cuello alto y se mueve muy rápido por los pasillos”.

El propio autor de la exposición se caracteriza a sí mismo como un anquilosaurio, “también por la morfología y porque este dinosaurio es uno de los que más me gustaba cuando era pequeño, por los pinchos que tenía y por la bola que tenía en la terminación de la cola, que utilizaba para machacar a sus enemigos. Me gusta que da la sensación de que, sin ser peligroso, es mejor no meterse con él”, explica el autor.

Ictiosaurio

Arancha es, para Mayo, un ictiosaurio, el reptil marino con aspecto de delfín. “Me pareció que encajaba bien porque siempre he escuchado que le gusta mucho la playa y la relacioné con el mar”.

Por último, Ernesto Utrillas, director de la EAT, era quizá con quien más claro lo tuvo el autor. “Es el que manda, el rey de todo... evidentemente es el Tiranosaurio Rex”.

Las ilustraciones están colocadas en la pared de la sala de exposiciones, junto a la otra exposición que se encuentra abierta, Palmeras & Puros de Jorge Rueda -otro profesor de la EAT, el triceratops, para que nos entendamos- y Furillo. No tienen cartela que las identifique, de forma que es casi “un juego del quien es quien planteado para los alumnos y los profesores”, explica Mayo. “Me ha sorprendido porque algunas caras se identificaban muy rápido y otras no tanto, pero me gusta eso de que no solo sean ilustraciones para mirar, sino que también te obligue a estudiar la fisionomía del retrato e indagar más allá para ver si eres capaz de identificarlo”.

Víctor Mayo ha utilizado una técnica mixta para crear las obras que expone en Ilustres Vestigios. “Tengo que reconocer que el fondo está realizado con Photoshop superponiendo capas, trasparencias y fusiones”, admite el autor, “pero lo que es el retrato, aún siendo ilustración digital, lo he realizado como si estuviera pintando con acrílico sobre la tableta gráfica, porque no hay ningún efecto de postproducción. Por decirlo de algún modo ha sido trazo sobre trazo”. “La intención, sobre todo en el trazo, es que pareciera que estaba realizado con técnicas propias de la pintura rápida tradicional, no al tratamiento digital, que suele tener transferencias entre un color y otro, degradados y transparencias”.

De ese modo para Víctor Mayo la exposición ha representado un proceso de experimentación en lo formal, en esa voluntad de recrear la pintura rápida a través de la ilustración digital. “Cuando hago cómic sí que tiro de ciertas referencias o estilos, pero cuando expongo intento ir siempre un poco más allá, probar y experimentar”. Mayo no lleva demasiado tiempo trabajando con ilustración digital, unos seis o siete años afirma, “pero ya empezaba a estar un poco cansado de ese tipo de planificación digital de superponer transparencias y hacer que todos los detalles fueran muy minuciosos... así que decidí cambiar ese punto de vista y hacerlo todo más rápido y menos pormenorizado, que además me venía muy bien para poder tener la exposición lista a tiempo”.